Urgente, el diagnóstico temprano de enfermedades renales

En México los médicos de primer contacto no están haciendo los análisis adecuados para detectar los estadios iniciales del mal: Norma Bobadilla del IIBO

El riñón es un órgano vital. Las enfermedades renales son muy frecuentes y en etapas avanzadas muchas veces irreversibles; de ahí la urgencia de atenderlas de manera temprana, alertó Norma Araceli Bobadilla Sandoval, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, en la Unidad Periférica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

“Alrededor de 850 millones de personas en el mundo padecen enfermedad renal crónica en alguna etapa. Y muchas veces los estadios iniciales (1 y 2) ni siquiera son detectados porque no contamos con métodos de diagnóstico preciso. Esto significa que hay muchos más individuos que tienen este padecimiento y no lo saben”, destacó.

En el marco del Día Mundial del Riñón, que se celebró el pasado 9 de marzo, la especialista agregó que en el caso de México hay datos de que 16 millones de diabéticos ya tienen algún estadio de enfermedad renal crónica. “Si nos vamos a la población en general, no diabéticos, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición publicada en 2021 revela que en las personas mayores de 60 años la incidencia del mal renal crónico es del 14.5 por ciento. Es alarmante”, señaló.

Además de afectar la salud de millones de personas, estas cifras impactan de manera grave la economía, pues a los pacientes con enfermedad crónica terminal, a quienes los riñones ya no les funcionan, requieren diálisis, hemodiálisis o trasplante renal para poder sobrevivir, estrategias altamente costosas, advirtió.

Bobadilla Sandoval señaló que hay dos entidades importantes de enfermedad renal: la lesión renal aguda, que ocurre de manera súbita y trae como consecuencia que dejen de funcionar los riñones transitoria y abruptamente. Este padecimiento a veces puede ser reversible, pero también suelen repetirse nuevos episodios, los cuales condicionan que se desarrolle una afección renal crónica hasta su fase terminal.

La otra es la enfermedad renal crónica que daña a las nefronas. Los riñones son órganos vitales compuestos cada uno por un millón de pequeñas unidades de filtración que se denominan nefronas, las cuales se encargan de eliminar los productos de desecho. “Se filtran 180 litros de sangre al día, equivalentes a 10 garrafones de agua de 18 litros. Del filtrado glomerular, las nefronas reabsorben nutrientes, minerales y aminoácidos que el organismo no debe desechar. Lo que no se filtra son las proteínas, que son moléculas mucho más grandes. Se filtran sólo si hay afección renal. Por ello, cuando aparecen proteínas en la orina es una forma de saber que el paciente está enfermo”.

Otra enfermedad es la nefropatía lúpica, que afecta a personas que padecen lupus eritomatoso sistémico, que es un mal en el que se exacerba la respuesta inmune y erróneamente ataca tejidos propios del organismo, como la piel, las articulaciones, los pulmones, el sistema nervioso y los riñones. El lupus eritematoso afecta en un 90 por ciento a mujeres que tienen sus primeros brotes entre los 20 y 30 años. “Cuando las pacientes padecen nefropatía lúpica, un gran porcentaje necesitará trasplante renal.

La científica hizo un llamado a las personas diabéticas, que muchas veces llegan a estadios avanzados (4 o 5) y se quejan de que iban al médico y sólo les daban sus medicamentos para controlar la glucosa, desconociendo que tenían enfermedad renal crónica, y cuando lo saben ya necesitan diálisis.

“En México los médicos de primer contacto no están haciendo los análisis adecuados para detectar los primeros estadios de este mal. Se puede descubrir por la presencia de proteínas en la orina y por la acumulación de creatinina. En ese momento los médicos podrían dar tratamientos que ayuden a retardar la progresión de enfermedad renal crónica hasta por varios años. La detección temprana impactaría en la calidad de vida de los pacientes y en la economía del sector salud”, advirtió.

La universitaria insistió en que entre 30 y 50 por ciento de los pacientes diabéticos van a desarrollar enfermedad renal crónica. Por ello, “hay que trabajar en la prevención”, destacó.

Reconoció que existen varios grupos científicos en el mundo trabajando en organoides (riñones artificiales a partir de células troncales que puedan ser trasplantados), pero el riñón es un órgano muy complejo. “Hasta el momento no se cuenta con un organoide, lo cual sería una maravilla para reemplazar un órgano enfermo y disminuir las listas de espera de trasplantes”.

Con el hallazgo de la Serpina A3, Bobadilla Sandoval y su grupo obtuvieron la patente para usarla como biomarcador temprano de enfermedad renal crónica.

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