Valor agregado, clave para la relocalización

Hay que sumarnos al nearshoring, enfrentar los retos que implica, ver la manera de sacarle el mayor provecho y estar conscientes de que tampoco es la panacea que logrará el crecimiento y el desarrollo: María Isabel Osorio, de la FE

De acuerdo con María Isabel Osorio Caballero, académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, México es líder en exportaciones a Estados Unidos no por el nearshoring, la nueva estrategia comercial que el presidente estadunidense Joe Biden puso en marcha en 2022, sino como resultado de una política que comenzó en 1986 con el ingreso de nuestro país en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), que precedió a la Organización Mundial de Comercio.

“Es cierto: el nearshoring ahora está en boga y en boca de todos los economistas, pero es justo decir que México ha tenido una política de apertura comercial desde hace 38 años”, agrega.

Asimismo, el nuestro es, según algunos indicadores, el noveno país exportador del mundo, por lo cual resulta oportuno plantearse si le conviene el nearshoring para avanzar más en esta área.

La académica comenta al respecto: “Sin duda, nuestro país puede y debe aprovechar esta nueva estrategia comercial. Como ya dije, desde hace 38 años, México sigue un modelo de apertura comercial que lo ha convertido en la segunda nación con más tratados comerciales internacionales en el mundo. Ahora bien, lo que está detrás del nearshoring es el valor que se le agrega a un producto durante su proceso de producción, para que sea considerado mexicano, estadunidense, chino, indio, etcétera, y se lo tenemos que agregar a nuestros productos”.

En opinión de Osorio Caballero, si los mexicanos queremos incrementar nuestras exportaciones, debemos ser más competitivos y, para ello, es necesario tener en cuenta los problemas que los economistas y la academia en general vienen señalando desde hace mucho tiempo relacionados con las instituciones, el mercado laboral, el fenómeno migratorio, el cambio climático y las políticas industriales.

“Después del Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea) y de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2017, aparentemente habría un cambio de política, es decir, se pasaría del multilateralismo al bilateralismo; pero nos hemos percatado de que el proceso comercial está abierto y no se puede cerrar, y de que el nearshoring, aunado a las cadenas mundiales de valor, es algo que no podemos romper. Entonces, hay que sumarnos al nearshoring, enfrentar los retos que implica, ver la manera de sacarle el mayor provecho y estar conscientes de que tampoco es la panacea para lograr el crecimiento y el desarrollo.”

Instituciones sólidas, necesarias

¿Qué debe hacer México para no ser un país maquilador con el nearshoring, sino una nación innovadora con mano de obra calificada que aporte valor agregado a sus productos?

“El comercio ha cambiado: hoy en día, dos terceras partes del internacional están ligadas a los servicios, lo cual significa que aquéllos también son un producto. Con todo, es esencial atraer la inversión extranjera directa, fomentar la innovación en todos los sectores, no sólo en el de servicios, y, en especial, desarrollar el capital humano. Y todo esto tiene que estar enmarcado por instituciones fuertes, sólidas, que le permitan al Estado conducir una política industrial de la mano de una política de apertura comercial”, apunta Osorio Caballero.

Por lo que se refiere al papel de la academia y el Estado frente al nearshoring, la especialista piensa que, en primer lugar, tienen que sumar esfuerzos.

“Por supuesto, la academia debe plantear estudios serios, rigurosos, no basados en ideologías, que sirvan a los hacedores de políticas públicas; y el Estado ser eficiente y fuerte, y establecer los lineamientos a partir de los cuales el sector privado pueda actuar. Las universidades deben aportar el componente tecnológico para apuntalar la industrialización y, basadas en la mitigación del cambio climático, buscar la sostenibilidad y la sustentabilidad”.

Así, “las universidades –continuó–, tanto la UNAM como las estatales, hacemos lo que podemos con los recursos que tenemos, los cuales, considero, deberían ser más. Realizamos estudios y propuestas en materia de desarrollo económico, con una visión sostenible y sustentable. Pero es necesario vincular nuestros resultados con el sector privado. La UNAM genera el 60 % de la ciencia en México. Ojalá el Estado y el sector privado nos escuchen y consideren que lo que hacemos tiene valor académico y, desde luego, científico”, finaliza.

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