Paradoja de Góngora: poeta difícil y lúdico a la vez

Un clásico que todavía le habla a lectores y escritores: Mercedes Blanco, de la Universidad de Paris-Sorbona


Foto: Francisco Parra.

El Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) puso en marcha el ciclo de conferencias La Obra Poética de Luis de Góngora (1561- 1627) con el fin de subrayar la importancia de “la traslucida épica que nos forjó el más grande escritor de la poesía en lengua española”, expuso Pablo Gerardo Mora Pérez-Tejada, director del IIB, al inaugurar los trabajos en la sala virtual de la Biblioteca Nacional de México (BNM).

En la primera conferencia del ciclo, impartido por Mercedes Blanco, catedrática de Literatura Española del Siglo de Oro en la Universidad de Paris-Sorbona, en Francia, la especialista en poesía culta barroca aseguró que el autor ibérico es un clásico que todavía les habla a lectores y escritores.

“Hoy podemos aprender aún de Góngora, nos puede enseñar algo a los lectores y escritores de la libertad en el movimiento de la mente, porque es paradójico que un poeta muy difícil para las minorías, con una obra reducida, pueda ser asimilado y memorizado, y eso lo dota de un encanto casi lúdico”, indicó.

Ingenio, humor y sátira

Góngora y Argote, quien murió hace 394 años y unos días, es “un gran poeta del ingenio, del humor y de la sátira, destacado en el encomio galante”. La también académica de Literatura Española en las universidades de Reims y de Lille, aludió principalmente a dos de sus obras: a esos meteoros literarios Polifemo y Galatea, y Soledades.

Ambas creaciones, refirió Mercedes Blanco, son compuestas por más de dos mil versos y son más largas de todo lo que antes había escrito Góngora.

“Y no sólo eso, son de una complejidad estilística nunca vista en la poesía española, puede corroborarse en muchos elementos, como sintaxis, retórica y técnica narrativa.”

Ambas obras son un logro maravilloso, poesía erudita, elevada, una demanda que en su momento los españoles se habían empeñado en hacer, por varios decenios. “Patrimonio estilístico y cultural”, subrayó.

Fragmentos

Fragmento de Polifemo y Galatea: “Estas que me dictó rimas sonoras,/ culta sí, aunque bucólica Talía,/ ¡oh excelso conde!, en las purpúreas horas/ que es rosas la alba y rosicler el día,/ ahora que de luz tu niebla doras,/ escucha, al son de la zampoña mía,/ si ya los muros no te ven, de Huelva,/ peinar el viento, fatigar la selva”.

Fragmento de Soledades: Soledad Primera: “Era del año la estación florida/ en que el mentido robador de Europa/ (media luna las armas de su frente,/ y el Sol todos los rayos de su pelo),/ luciente honor del cielo,/ en campos de zafiro pace estrellas,/ cuando el que ministrar podía la copa/ a Júpiter mejor que el garzón de Ida,/ náufrago y desdeñado, sobre ausente,/ lagrimosas de amor dulces querellas/ da al mar, que condolido,/ fue a las ondas, fue al viento/ el mísero gemido,/ segundo de Arïón dulce instrumento”.

Gongorismo

La catedrática de la Sorbona planteó que se debe concebir el gongorismo de otra manera, debido a que su impronta ha sido agravada por designarla como cultismo o culteranismo, “términos confundidos por los diccionarios”.

“Culteranismo es una voz jocosa inventada por Francisco de Quevedo (1580-1645), retomada por Lope de Vega (1562-1635), usada en siglo XVII, formada por luteranos de la poesía, es una voz tendenciosa que fue utilizada como chiste; el cultismo es una acuñación muy tardía no anterior al siglo XIX, es una objetivación científica hecha por enemigos del poeta, que tiene una connotación despectiva”, explicó.

La visión del gongorismo, abundó, se heredó de los propios enemigos del autor, la cual desvía por completo la esencia de su obra, achata el fenómeno y lo vuelve absurdo, por lo que hay que rectificar esa idea. “Lo que hizo nuestro autor fue modificarse y ampliarse estilísticamente; transfiguró poesía y humor, contribuyó primordialmente a un sistema poético de registros de géneros, de tonos típicamente del Barroco español”, concluyó.

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