Viendo voces, nuevas formas de performar la política, en El Eco
El proyecto multidisciplinario Viendo voces, del Museo Experimental el Eco, explora una nueva forma de política no mediada por el discurso hablado. Desde el 9 de febrero y hasta el 13 de marzo la pieza integrada por performance, instalación y arte sonoro esboza, baila y ficcionaliza escenarios posibles en la galería central del recinto artístico concebido por Mathias Goeritz.
Con cuatro sesiones en línea que sucedieron en octubre y noviembre del año pasado inició un círculo de lectura coordinado por sus creadoras, la artista María Isabel Arango y la curadora Fabiola Iza, en el que se pretendía responder, entre otros planteamientos, si esta política no mediada era factible actuarla de distintas maneras, qué implicaba esto y cómo sería una política en la que el cuerpo se interpreta como un ente atravesado por tensiones sociales y, en muchos casos, como un sitio de lucha.
El Eco abrió este espacio virtual para dialogar, intercambiar ideas y generar un proceso horizontal donde se compartieran las ideas detrás de este proyecto. Para tal fin se realizó una serie de lecturas relacionadas con la performatividad de la política y su actual consolidación bajo la lógica del espectáculo.
Algunas preguntas que impulsaron el debate fueron las siguientes: ¿es posible concebir formas de hacer, vivir y practicar la política desde otras subjetividades? ¿Cómo podemos pensar la política con y a través del cuerpo? ¿Cómo sería la política desmarcada de un modelo patriarcal? ¿Podrían el performance y la danza ofrecernos vías posibles?
En la etapa actual de Viendo voces, el espectador podrá conocer la instalación resultante y contemplar tres presentaciones en vivo para ser testigo de cómo se aborda la política como una forma de experiencia vivida y corporeizada, integrando performance, instalación y arte sonoro. De igual modo, se dará cuenta cómo se escudriña el cambio paradigmático que la crisis sanitaria actual ha provocado en el campo político, y de qué manera la política se despliega aún como un performance a largo plazo, concebido dentro de los parámetros de una subjetividad masculina y blanca.
Señales no verbales
En esta exposición con referencias cinematográficas se reflexiona sobre los escenarios ficticios donde se genera otro tipo de historia, una fundada en gestos. Viendo voces se concentra en las señales no verbales ejecutadas por los políticos al hablar públicamente, para lo cual se resaltan sus gestos, una forma de inscripción corporal, tan cargados de reglas no verbales y que pueden leerse socialmente (cuestiones de clase, género y etnicidad).
Nuestro propósito, dicen sus creadoras, “es especular sobre nuevas formas de hacer y performar la política, situándolas en el cruce entre el ámbito público y la esfera privada, un espacio liminal generado por la pandemia”.
“Es una producción nueva que lleva esperando ver la luz prácticamente toda la pandemia y que se ha nutrido de lo que ha ocurrido durante ésta. Para el Museo es el tipo de proyectos que nos ocupan y que nos emocionan”, expresó la directora de El Eco, Paola Santoscoy, durante una charla digital con Fabiola Iza previa a la apertura de la exposición.
Por su parte, la curadora aclaró que no se trata de un proyecto que aborde como tal el impacto de la pandemia en la política, “porque todavía la estamos viviendo y procesando”, sino que les interesaba trabajar sobre el hecho de que las fronteras entre la esfera pública y la privada se estaban volviendo cada vez más borrosas. “La pieza no ofrece una declaración de si cambió la política, simplemente estamos especulando cómo puede suceder ese momento en el cual la política se infiltra en la esfera privada y cómo podríamos asumirla”, detalló.
Las presentaciones performáticas de Viendo voces, con coreografía de Andrea Chirinos, directora de la Compañía Juvenil de Danza Contemporánea de la UNAM, se llevarán a cabo el sábado 19 de febrero a las 13 horas, el jueves 24 del mismo mes a las 19 horas y el jueves 3 de marzo también a las 19 en el Museo Experimental El Eco, ubicado en Sullivan 43, en la colonia San Rafael.
