Violencia de género, fenómeno estructural con repercusiones sociales

Conversatorio de María Luisa Morales y Raúl Hernández, académicos de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán

Foto: Benjamín Chaires.
En México, la violencia sistemática contra las mujeres se ha expresado en diversas formas y espacios de convivencia, convirtiéndose en un fenómeno estructural con repercusiones sociales múltiples. Y ésta no dista mucho de la que padecen las poblaciones sexodisidentes, señalaron académicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM.

En el conversatorio Violencia de género y feminicidios en México, organizado en el marco del 25N, María Luisa Morales Martínez, expresó que la violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones a los derechos humanos más recurrente, reiterada y extendida en todo el mundo. “Es una forma de discriminación que impide el acceso a oportunidades, socava el ejercicio de sus derechos fundamentales y tiene consecuencias en su salud, libertad, seguridad y vida”.

En México, se ha convertido en un fenómeno estructural con repercusiones sociales múltiples, ya que la violencia de género, además de enfatizar el ejercicio del poder del varón sobre la mujer a través de agresiones psicológicas, económicas, físicas o sexuales, coloca, mantiene y perpetúa la subordinación femenina tanto en el ámbito doméstico como en el social.

Al hablar de la cobertura periodística de feminicidios en la prensa mexicana, recordó que ese delito es la forma más extrema de violencia de género, y un problema social de grandes dimensiones que requiere un abordaje serio, responsable y ético por parte de los medios de comunicación.

La prensa desempeña un papel fundamental en las percepciones colectivas de los hechos que ocurren en la sociedad. Si bien ha sido un elemento clave para la visibilización de este fenómeno, aún se presentan prácticas periodísticas ubicadas en el sensacionalismo y la descontextualización del hecho violento, donde las relaciones de poder de género quedan reducidas a actos aparentemente fortuitos como el consumo de alcohol, la discusión o una separación, subrayó.

La universitaria dijo que en 2022 se registraron 968 asesinatos de mujeres en el país, de los cuales 20 % correspondió al feminicidio íntimo. También persiste el uso de un lenguaje excluyente. En muchos casos se atribuye el crimen a razones sentimentales o emocionales, donde los celos y la infidelidad marcan la estructura periodística. Así la prensa informa de hechos aislados y no de la violencia real y sistemática contra las mujeres.

La prensa tiene los elementos para capacitarse y cambiar esta perspectiva informativa, con miras a ubicar este problema y lograr un periodismo más ético, finalizó la especialista.

Poblaciones sexodisidentes

Raúl Hernández Bruno resaltó que la violencia contra las mujeres no dista mucho de la que padecen las poblaciones sexodisidentes. México ocupa el segundo lugar en América Latina en crímenes de odio hacia quienes pertenecen a esos sectores, y el segundo sitio, después de Brasil, con más asesinatos de personas trans. “El 92 % de los adolescentes que se identifican con una identidad sexual distinta, no normativa, han declarado vivir violencia en sus espacios escolares, e incluso familiares”, refirió.

Las cifras de discriminación (2022) señalan que 5.1 millones de individuos se identifican con una identidad de género no normativa. De ellas, 40 % ha sufrido violencia por una cuestión de identidad sexual. Se trata de homosexuales, lesbianas, bisexuales, asexuales, personas no binarias, etcétera.

La Encuesta Nacional sobre Discriminación (INEGI) refiere que 83 % de tales personas dijo sentirse discriminada por comentarios o chistes; y 53 % denunció haber vivido acoso o agresión, no sólo en la calle, sino también en sus espacios de escuela o de familia.

Dentro de todas las posibilidades de diversidad, las mujeres trans siguen siendo las más violentadas y a las que menos derechos se les otorgan, por ejemplo, el acceso a sanitarios públicos.

En 2022 se registraron 65 asesinatos y 22 desapariciones de integrantes de las poblaciones sexodisidentes. “El tema de la violencia en el país nos sigue dando números rojos, es alarmante”. Por ello, necesitamos inculcar un trato empático, hay que apostar a que cada quien pueda expresar de manera libre quién es, sin temor y sin miedo. “Las personas somos demasiado grandes para ocultar quiénes somos en un clóset”, concluyó.

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