Recorrido por la Sala Mexicana de la Biblioteca Nacional

Los incunables, entre los orígenes de la huella humana

El rector Enrique Graue realizó una breve visita a la Biblioteca de la Nación acompañado por autoridades del recinto, entre ellas Pablo Mora Pérez-Tejada, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, quienes le dieron un recorrido por la Sala Mexicana.

Esta sala se encuentra en el Fondo Reservado y tiene resguardados 267 años de impresos mexicanos. A estos volúmenes se les conoce como incunables, que son los libros impresos, con tipos móviles metálicos, entre los años de 1450 y 1500. El término incunable proviene del latín incunabula, cuyo significado es en la cuna, aunque también estos ejemplares son conocidos como paleotipos, del griego palatios que significa antiguo, y typos, modelos. Los incunables representan el momento histórico en que los libros se hallaban en sus orígenes, esto es, cuando apenas comenzaba el uso tecnológico en la impresión.

1929, a la UNAM

La Biblioteca Nacional se estableció en 1867 en el extemplo de San Agustín, y en 1929 dejó de depender de la Secretaría de Educación Pública y se integró a la Universidad Nacional Autónoma de México.

Con el propósito de satisfacer nuevas demandas de servicios bibliotecarios, a finales de la década de 1970 se construyeron nuevas instalaciones en la zona cultural de Ciudad Universitaria para albergar a la Biblioteca Nacional, la Hemeroteca Nacional y al Instituto de Investigaciones Bibliográficas. En 1979 se ocuparon los dos edificios principales; en 1988 fue entregado el Almacén de Periódicos y Revistas, para concentrar el material duplicado de la Hemeroteca Nacional, y en 1992 fue inaugurado el edificio anexo del Fondo Reservado.

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