Preservar la memoria fílmica y sonora, reto constante de la UNAM

Especialista de Bibliotecológicas explica la coyuntura actual de medio ambiente y digitalización; hay mucho material en riesgo de perderse, dice

Pese a los beneficios innegables de la tecnología, la preservación digital del patrimonio sonoro y audiovisual requiere del uso de la energía de forma ininterrumpida, lo que representa uno de los factores causantes del calentamiento global, condición a la que se suma la obsolescencia del equipo de cómputo que se utiliza para ello y que deviene en basura tecnológica.

La especialista del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de Información (IIBI), Perla Olivia Rodríguez Reséndiz, puntualiza que “estamos en un momento coyuntural, sabemos que hay gran cantidad de contenidos grabados en soportes magnéticos que aún no se han digitalizado y que podrían perderse, si no se transfieren los contenidos antes de 2025”.

La doctora en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid advierte que en México existen aproximadamente un millón 500 mil grabaciones sonoras y audiovisuales en diferentes radiodifusoras, televisoras e instituciones públicas.

Se estima que se ha digitalizado alrededor del 30 por ciento de esta memoria histórica. No obstante este avance, si no se cuenta con la tecnología y el recurso económico de forma permanente, en los próximos años este patrimonio podría perderse. La preservación no es algo dado, se requiere mantenerla de forma sustentable.

En muchos casos las colecciones que han sido digitalizadas carecen de presupuesto permanente para su cuidado. Cuando se habla de digitalización debemos pensar en dos grandes componentes: la tecnología para transferir y reproducir los contenidos y el equipo necesario para su almacenamiento y conservación.

Estos son algunos de los datos que hemos obtenido mediante diversas investigaciones realizadas en el IIBI en 2020 y a través de la Red Iberoamericana de Preservación Digital de Archivos Sonoros y Audiovisuales (RIPDASA), coordinada por la UNAM y constituida por nueve países en el marco del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología.

“Hemos realizado un primer acercamiento al estado de los materiales analógicos que se han perdido, así como a aquellos que están a punto de perderse en Iberoamérica.”

Sin embargo, asegura, es compleja la tarea de resguardar el material sonoro y audiovisual. Por la relevancia que éste representa, su protección compete a la sociedad y también a las instituciones responsables de la memoria sonora y audiovisual, archivistas, así como a instancias del gobierno que deben dotar de recursos para esta tarea.

Por lo tanto, entre los desafíos destacan: la digitalización de los soportes analógicos, el acopio sistemático de materiales de origen digital y la creación de archivos digitales, indica la también maestra en Ciencia Política.

En ocasión del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, que se conmemora el 27 de octubre, puntualiza que la UNAM ha tenido un papel protagónico en la historia de la preservación sonora y audiovisual. Ejemplo de ello es la Filmoteca, la primera institución de la memoria audiovisual del país, creada en 1960.

Resalta que Radio UNAM también es referente en el país en materia de conservación de su archivo radiofónico. Hace más de una década que emprendió acciones sistemáticas, claras y contundentes en la materia. Además, en los centros de investigación de la UNAM se resguardan grabaciones inéditas resultado del trabajo de investigación científica.

Impacto ambiental

Pero también en materia de investigación, el IIBI incorporó una línea inédita en América Latina: Preservación Digital Sonora, a cargo de la investigadora, la cual ha permitido explorar el tema, compartir y crear redes de conocimiento sobre todo en Iberoamérica, lo que se ha propagado a otras universidades, como la Andina Simón Bolívar, de Ecuador, con la cual la UNAM realizará del 10 a 13 de noviembre el IV Congreso Internacional de Archivos Digitales Cambio climático y preservación digital sonora y audiovisual.

Durante este encuentro se analizará el impacto que tienen las tecnologías utilizadas en la conservación digital de colecciones sonoras y audiovisuales en el medioambiente. Se busca incentivar el diseño de iniciativas sustentables, y examinar, a partir de una perspectiva multidisciplinaria, cómo los archivos digitales que preservan colecciones sonoras y audiovisuales afrontan el cambio climático.

Perla Rodríguez destaca que el impacto ambiental que origina la preservación digital es un tema poco tratado en el mundo. Esta tarea implica el uso intensivo de tecnologías; sin embargo, también la preservación analógica implica el uso de energía para mantener los soportes en bóvedas de almacenamiento, las cuales requieren de sistemas de temperatura y humedad estables las 24 horas, durante los 365 días del año. Ello implica un gasto de energía, al igual que en el caso del mantenimiento de los servidores de los sistemas de gestión y almacenamiento masivo digital.

Aunado a ello, agrega la universitaria, los equipos quedan en desuso en un tiempo determinado, se estima un periodo de cinco a 10 años, dependiendo del dispositivo de almacenamiento digital del cual se trate. “Entonces, debemos explorar formas que sean sustentables, de largo plazo y que minimicen el efecto que la preservación digital pudiera tener en la generación de basura tecnológica y sobre el medio ambiente en relación necesariamente con el cambio climático”.

Por ejemplo, las búsquedas de contenidos en general requieren del uso de energía eléctrica para conectar varias bases de datos y generan CO2 que impacta al medio ambiente. Este tema ha sido estudiado desde la perspectiva de los grandes centros de datos, pero también debemos analizar el impacto que tiene este uso en los archivos sonoros y audiovisuales, dado que precisamente una razón de ser de estas instituciones de la memoria es que tengan visibilidad y sean consultadas, precisa Rodríguez Reséndiz.

Entonces, debemos buscar acciones de colaboración que expongan el problema y desarrollar investigaciones internacionales para minimizar esta afectación. También se requiere generar soluciones globales, junto con los archivistas. De ahí la importancia del congreso que organiza la UNAM en colaboración con la Universidad Andina Simón Bolívar, a través de la RIPDASA.

Caducidad en la tecnología

Perla Rodríguez enfatiza que el siglo XXI se caracteriza por la creación y proliferación de documentos de origen digital cuyo riesgo de pérdida es mayor al que podrían tener los analógicos, porque su permanencia depende de un soporte único y se requiere sistemáticamente migrarlos de plataforma. Es decir, un sistema de gestión y almacenamiento masivo digital significa contar con tecnología que cada determinado tiempo se vuelve obsoleta.

Frente a este fenómeno, que no podemos omitir, las instituciones responsables de la memoria histórica sonora y audiovisual, autoridades y archivistas, deben ser conscientes de que se requiere un trabajo continuo, dotar de recursos económicos de forma constante y una visión de largo plazo; “sin embargo, eso es difícil de lograr”, acota la experta.

Detalla que los archivos audiovisuales –fílmicos, videográficos y sonoros– son parte del patrimonio de la humanidad y de relevancia para la sociedad porque constituyen los testimonios de la historia contemporánea; se consideran bienes culturales, son tangibles porque en el caso de los soportes analógicos que se produjeron hasta el siglo pasado fueron creados en diversos formatos como cintas de carrete abierto, discos de vinilo, casetes, U-matic (primer formato de videocasete que se puso a la venta), cintas Betacam, VHS y películas de nitrato, entre otras.

Además, por su contenido forman parte del patrimonio intangible, ese es el aspecto importante de esta herencia, el contenido que da cuenta de las imágenes en movimiento y de los sonidos de diferentes momentos de la sociedad, del pensamiento, de los creadores, las ideas que han conmocionado, pero también de las que han hecho que avance y se transforme de alguna forma.

Más aún, dice, es un legado que resguarda el pensamiento de la humanidad, con contenidos que en muchas ocasiones no encontramos en los libros, sabemos que el documento impreso ha sido uno de los principales vehículos del conocimiento; sin embargo, en la era contemporánea proliferan contenidos digitales sonoros y con temas de relevancia contemporánea.

Por último, considera que esta efeméride es una fecha fundamental para los archivos, porque a partir de 2005, con esta celebración, se visibiliza precisamente la importancia que tienen los archivistas sonoros y audiovisuales como guardianes de este patrimonio que caracteriza a la era moderna.

Si no se transfieren los contenidos podrían dañarse antes de 2025. Foto: Víctor Hugo Sánchez.
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