A mayor envejecimiento de la población, más casos de párkinson

Parece ser más frecuente en los hombres, aunque no significa que la prevalencia en mujeres sea menos importante: Pavel Ernesto Rueda Orozco, del INb


La enfermedad de Parkinson afecta principalmente a adultos mayores en el mundo; se estima que mientras más envejezca la población habrá mayor prevalencia de este padecimiento, asegura el investigador del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, Pavel Ernesto Rueda Orozco.

Actualmente, más de 6 millones de personas en el orbe presentan la enfermedad; se calcula que para 2040 la cifra se duplique, señala el doctor en Ciencias Biomédicas al referir el artículo “Incidencia y distribución geográfica de la enfermedad de Parkinson en México”.

En nuestro país, agrega, la incidencia de este mal pasó de 8.2 por cada 100,000 habitantes en 2014 a 10.8 en 2018. Se incrementa de manera exponencial con la edad, pues en menores de 60 años fue de 3.5 por cada 100,000 habitantes, 26.9 en los de 60 a 64 y de 65.9 en mayores de 65 años.

Resulta muy claro que entre más aumenta la expectativa de vida, afecciones neurodegenerativas como alzhéimer y párkinson son más prevalentes y comienzan a constituirse en problemas emergentes de salud pública, porque impactan a más personas. “En ese sentido, hay que ir atajando esas cuestiones por medio de la investigación”, subraya.

Consecuencias

Rueda Orozco explica que el párkinson lesiona sobre todo circuitos neuronales involucrados con el control de conductas motoras y el movimiento, en particular los circuitos de los ganglios basales. Se relaciona con la muerte de las neuronas dopaminérgicas de la substantia nigra pars compacta.

“Es una región del cerebro con miles de neuronas encargadas de liberar el neurotransmisor conocido como dopamina hacia un grupo de núcleos denominados ganglios basales”.

“Al morir las neuronas dopaminérgicas, los ganglios basales se quedan sin dopamina, lo que ocasiona una actividad neuronal anormal, con una ritmicidad patológica que genera sintomatología motora muy clara: temblor, rigidez, dificultades para controlar la postura y la marcha, entre otras”, precisa el líder del Laboratorio de Neurofisiología de los Hábitos Motores.

Dichos signos se presentan ya que ha muerto entre 80 y 90 % de las neuronas dopaminérgicas de la substantia nigra pars compacta, y el proceso degenerativo que les ocasiona el deceso no puede detenerse. “No se conoce cómo evitarlo”, remarca.

El también integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores nivel II abunda que el problema fundamental es que la sintomatología motora llega a ser incapacitante y los pacientes requieren de tratamientos que en la mayoría de los casos empiezan a funcionar en alguna etapa de la enfermedad; después se tienen que sustituir. Incluso, algunos llegan a ser demasiado invasivos, como los implantes de electrodos de estimulación cerebral profunda, para tratar de interrumpir las oscilaciones patológicas que se presentan.

De acuerdo con Rueda Orozco parece ser más frecuente en los hombres, aunque no significa que la prevalencia en mujeres sea menos importante.

Los estados con mayor incidencia en México, en el periodo 2014-2018, fueron: Sinaloa, 27.6 casos por cada 100,000 habitantes; Colima, 23.5, y Durango, 20.

En tanto, los de menor prevalencia fueron: Querétaro, 4.6; Zacatecas, 3.8, y Guanajuato, 3.3 por cada 100,000 habitantes, de acuerdo con el artículo citado, elaborado con base en el Sistema Único Automatizado para la Vigilancia Epidemiológica (SUAVE) de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.

Investigaciones

El investigador de la UNAM subraya: “Además de concientizar sobre este mal, también se requiere insistir en que las personas tomadoras de decisiones y de implementar políticas públicas, apoyen la investigación en la materia”.

Actualmente, los estudios se centran en varios aspectos: se busca conocer cómo progresa, cuáles son los mecanismos moleculares neuronales relacionados en su avance, cómo van muriendo las neuronas y cuáles serían los sustratos que ocasionan su muerte, a fin de poder detener estos procesos.

Con otras investigaciones se trata de comprender cómo funcionan los circuitos neuronales motores para producir conductas normales y cómo es que, en condiciones patológicas como la enfermedad de Parkinson, se afecta su funcionalidad. “Es decir, aún sin poder entender la muerte de las neuronas, buscar algún tipo de estrategia para mantener la actividad neuronal adecuada y disminuir la sintomatología motora”, indica el académico.

Rueda Orozco refiere que su estudio es complicado porque en numerosas ocasiones se requieren intervenciones que no pueden realizarse directamente en humanos, por lo que deben probarse antes en modelos animales. En el Instituto de Neurobiología de la UNAM se realiza investigación básica en éstos, principalmente en roedores, pero también en primates.

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