Investigadores detectan contaminación del suelo y agua en el Valle del Mezquital

En esa región del estado de Hidalgo, se utilizan aguas residuales –tratadas y no tratadas o “crudas”– para impulsar las actividades agrícolas

Los resultados se integraron a una plataforma que “mapea” esta bacteria en todo el mundo. Foto: Francisco Parra.

Investigadores de la UNAM detectaron que el agua y suelo del Valle del Mezquital, en Hidalgo, y en donde se usan aguas residuales para la agricultura, están contaminados de Escherichia coli (E. coli), bacteria también resistente a un sinnúmero de antibióticos.

Además, que las aguas de reúso que llegan a esta zona rebasan los límites permitidos en las normas oficiales mexicanas –1,000 E. coli coliformes por cada 100 mililitros–, afirmó la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático y fundadora del Laboratorio de Aerobiología de esa entidad, Irma Aurora Rosas Pérez.

Durante el Seminario Clima semidesértico: reúso del agua, impacto en agua, aire y suelo, la universitaria explicó que, debido a la escasez del vital líquido en Hidalgo, que es un área semidesértica, se decidió utilizar aguas residuales –tratadas y no tratadas o “crudas”– para impulsar las actividades agrícolas del estado.

Ella y su equipo tomaron muestras del suelo y agua de Tlahuelilpan, Hidalgo, donde se recibe parte de los 1.2 millones de metros cúbicos diarios de aguas residuales provenientes de Ciudad de México. Los universitarios detectaron la bacteria E. coli y la caracterizaron fenotípica y genotípicamente. También efectuaron análisis moleculares y confirmaron su resistencia a 22 de 23 antibióticos que probaron, entre ellos los carbapenémicos, antibióticos de última generación.

En el evento efectuado de manera híbrida, la también académica de la Facultad de Ciencias destacó que generalmente se estudia la resistencia de los antibióticos en el área clínica, pero es importante ver su impacto en el ambiente, como el aire, el agua, el suelo y analizar otros factores que intervienen en la movilidad de mecanismos de resistencia. Se trata, agregó, de un riesgo más de contaminación ambiental al que están expuestos los humanos y que puede generar efectos agudos en su salud.

La doctora en Ciencias Biológicas añadió que hasta hace poco se pensaba que las plantas de tratamiento eran lo más adecuado para reducir la carga bacteriana del agua y mejorar su calidad, pero se ha detectado que en el tratamiento secundario, en los “lodos activados” se generan cultivos de bacterias donde éstas se transmiten genes y se transforman.

Además, se incrementan los genes de resistencia. “Al pasar por la desinfección, la biomasa disminuye, pero éstos aumentan”, aseveró.

De igual forma, expuso que a la bacteria E. coli se le considera como indicadora de contaminación fecal, pero realiza funciones importantes para la asimilación del alimento, para que los mamíferos puedan absorber los nutrientes; sin embargo, al sacarla al medio ambiente es una bacteria con flexibilidad genética que transfiere genes y se transforma.

Finalmente indicó que ella y su equipo registraron sus hallazgos y la caracterización de este tipo de E. coli en una plataforma que “mapea” esta bacteria en todo el mundo y en la que había pocos registros de ella en México, especialmente de tipo clínico y no ambiental. Además, informó que tomaron muestras de esta bacteria en el aire y actualmente trabajan en su tipificación.

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