Hay actores políticos dispuestos a trabajar con los talibanes

Afganistán, espacio para la negociación

Debaten especialistas en podcast de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

 

Foto: Reuters.

En términos de consecuencias geopolíticas es prematuro hacer un análisis conciso sobre lo que puede pasar en Asia central y Medio Oriente a raíz de la retirada del ejército de Estados Unidos y la llegada de los talibanes al poder en Afganistán, aseguró Moisés Garduño García, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

Debe esperarse a que la transición política que buscan los talibanes con sus líderes actuales florezca, y eso se traduzca en el reconocimiento paulatino de los países vecinos inmediatos, como China, Pakistán, India e Irán. “Hay actores que han manifestado su voluntad de trabajar con ellos, como Turquía; y es posible que otros sigan la misma pauta”, señaló.

Al participar en el podcast Construyendo el Debate, de la FCPyS, con el tema Los talibanes se apoderan de Afganistán, causas y consecuencias, el experto añadió que los cambios que se podrían ver en esa región del mundo dependen de la capacidad de negociación y de pacto político que tenga el Talibán con cada Estado.

En la medida en que haya un pacto político y mediante inversiones para el desarrollo y la seguridad es como naciones fronterizas, como Pakistán e Irán, y más allá, como Rusia, tendrán el interés de seguir trabajando en conjunto para su propia estabilidad.

A China, en especial, le conviene que Afganistán deje de ser el Estado inestable que ha sido en los últimos 40 años, pues ambos países comparten una frontera de aproximadamente 76 kilómetros, en una de las provincias más sensibles para la seguridad nacional china que es Sinkiang, donde se alberga un movimiento de corte separatista que aspira a la independencia política y económica, y donde hay petróleo.

Por eso, al gigante asiático no le conviene que su vecino se convierta de nuevo en un Estado fallido, debido a la preocupación que tiene de que por esa frontera pasen armas y distintos tipos de apoyo para el movimiento uigur.

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El papel de las mujeres no cambió

Moisés Garduño recordó que durante el gobierno afgano tutelado por Estados Unidos el papel de las mujeres no cambió mucho. “Si bien en la constitución se hacía explícito que ellas podían tener derecho a votar, a trabajar e ir a las escuelas, con el paso del tiempo la inseguridad ocasionada por la invasión militar norteamericana y las condiciones de desempleo generadas por el gobierno hicieron imposible la incorporación femenina no sólo al mercado laboral, sino también a la propia estructura económica nacional”.

Gran parte de la visión del gobierno nacional afgano se centró en las principales ciudades, como Kabul, olvidando que más de 75 por ciento de la población de unos 38 millones de personas vive en el sector rural, con lo cual el índice de analfabetismo, uno de los más altos del mundo, no pudo disminuir. Eso afectó una vez más los derechos de las mujeres, y sus propias condiciones sociales, culturales, y por supuesto, económicas, expuso.

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Marcela Álvarez Pérez, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, expresó que las críticas en torno a la decisión de retirar las tropas de Afganistán y la derrota que ello significa para los intereses estadunidenses han ido, sobre todo, en contra del presidente Joe Biden, a quien se ve como responsable de lo que ocurre, aunque el acuerdo de salida se había firmado desde la administración de Donald Trump.

Para el mandatario estadunidense el problema del terrorismo es que se ha vuelto una especie de metástasis y ahora debe concentrar su atención en otras partes del mundo, consideró.

ISIS-K se adjudicó los ataques del 26 de agosto en el aeropuerto de Kabul. Se trata de un grupo sirio-iraquí que opera en la región del norte de Irán, Afganistán y Pakistán, a la que ellos nombran “Khorasan”, lo que da origen a la K que los identifica.

Según un informe de inteligencia presentado en julio pasado por los Estados miembros del Consejo de Seguridad en la ONU, ISIS-K cuenta con alrededor de 500 y mil 500 miembros, pero sigue en expansión, y rivaliza con los talibanes por los acuerdos que firmaron con Estados Unidos para la entrega del poder.

Los talibanes firmaron un compromiso para que no se organizaran ni perpetraran atentados terroristas en territorio afgano, por lo que han combatido abiertamente a ISIS-K.

Las operaciones de ISIS-K se han visto mermadas y dificultadas por la toma del poder de los talibanes, pero muchos de los desertores radicales de los talibanes se han unido a sus filas.

A decir del informe, publicado en El País (https://elpais.com/internacional/2021-08-26/isis-k-el-enemigo-numero-uno-de-los-talibanes.html) el líder de esta facción, formada por paquistaníes, uzbekos y tayikos, es Shahab al Muhajir, yihadista de origen árabe.

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