Aumento progresivo de la actividad del Popo

Tuvo emisiones de ceniza con tremores de amplitud baja a mediana, informa el vulcanólogo Robin Andre Campion

El volcán Popocatépetl registra una tendencia de aumento progresivo en su actividad, sin llegar a los niveles intensos que presentó en algunos momentos durante los años recientes; lo que hemos visto en los últimos días es parte de su condición normal, afirmó Robin Andre Campion, investigador del Instituto de Geofísica (IGf).

El integrante del Departamento de Vulcanología de la entidad universitaria refirió que este incremento se inició a finales del mes pasado, específicamente del 20 al 25 de diciembre tuvo emisiones de ceniza acompañada de tremor (una vibración continua del coloso) de amplitud baja a mediana.

“Todo comenzó de manera gradual y la tendencia progresiva de aumento todavía continúa; ahora sigue en incremento la amplitud y la energía diaria del tremor volcánico”, añadió el experto.

Al respecto explicó que ese fenómeno se produce por varias causas: ascenso de magma o de gas presurizado a través de un conducto relleno de material, así como por la fragmentación del magma o de rocas debido a los gases.

En ese caso, abundó, pensamos que el tremor es esencialmente generado por la percolación de gas presurizado a través de un conducto que está lleno de material fragmentado.

“Posiblemente haya un poco de fragmentación magmática; sin embargo, por el momento no mucha, porque no hay señales infrasónicas”, parámetro característico de ese fenómeno, dijo.

Campion indicó que este monitoreo, que se hace en el IGf en conjunto con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), es multidisciplinar; es decir, con varios parámetros: señales sísmicas e infrasónicas (ondas de presión que se propagan en la atmósfera, creadas por la actividad volcánica superficial), y medición de gases.

“Mi trabajo es hacer esa última medición, que por ahora se limita al análisis de imágenes satelitales para determinar el flujo de bióxido de azufre. Desde mediados de diciembre estamos registrando su incremento gradual, pero sin llegar a niveles preocupantes, lejos de los valores de febrero de 2019 o agosto del año pasado, que fueron los últimos periodos intensos.”

Aunque por el momento no es posible, sería muy útil hacer mediciones en campo para ver si la situación actual se asocia a una nueva inyección de magma en el sistema o es una residual del que se inyectó en julio y agosto del año pasado, planteó Robin Andre Campion.

En contraste, a finales de octubre, noviembre y principios de diciembre de 2020, el Popocatépetl tenía una actividad muy baja, casi la menor desde que comenzó su erupción en 1995. En esos meses estaba emitiendo poco gas, con bajos parámetros sísmicos e infrasónicos.

El semáforo de alerta volcánica continúa en amarillo. Foto: Cenapred.

Dos regímenes de emisiones

El universitario mencionó que gradualmente regresa a una actividad más intensa, en la que se observan dos regímenes: emisiones bajas de gases y muchas exhalaciones pequeñas; y otro con emisiones de gases más altas y segmentos de tremor que por horas hacen vibrar a Don Goyo, junto con la emisión de ceniza.

Apuntó que el conteo de exhalaciones no es un parámetro representativo de la actividad general del coloso. “Cuando era baja en los meses pasados ocurrían muchas, pero muy pequeñas. No hay que fijarse en ese conteo diario para tener un panorama”.

Lo que se prevé en las próximas semanas

En cuanto a lo que se prevé en los próximas días y semanas, el científico recalcó que en vulcanología es difícil predecir lo que sucederá. Algunos especialistas piensan que se está formando un domo en el cráter, porque, en general, es lo que pasa cuando la actividad es alta: el magma llega directamente a la superficie y forma una acumulación de lava muy viscosa.

En lo personal, opinó, no veo indicaciones de que se esté haciendo un domo ahora. Sin embargo, de continuar la tendencia actual es posible que suceda en las próximas semanas o meses. No obstante, también podría estabilizarse, e incluso disminuir.

Aseveró que el semáforo de alerta volcánica continúa en amarillo fase dos; es decir, “cubre una gran variedad de escenarios eruptivos de intensidad baja a moderada”, e incluye lo que el Popocatépetl ha hecho desde que prácticamente se reactivó en 1995, ya que hasta el momento no ha habido afectaciones más allá de la zona restringida que prevé esa fase.

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