Causas de la obesidad en México y Latinoamérica

El 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad y por primera vez se conmemora el Día Nacional de la Obesidad.

Acerca de la obesidad, el pasado lunes 4 se publicó un artículo en la revista Nature Metabolism donde participó la Dra. Yazmín Macotela. Sobre el tema, escribió este artículo:

El 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad y por primera vez se conmemora el Día Nacional de la Obesidad. Esto nos invita a reflexionar acerca de lo que es esta enfermedad, sus devastadoras consecuencias en los individuos y en la sociedad, y sobre todo en las causas que nos han llevado a la alarmante situación actual. De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2022), en México viven con sobrepeso u obesidad el 75 % de los adultos, el 41 % de los adolescentes y el 35 % de los niños. La obesidad se define como un índice de masa corporal mayor a 30 kg/m2 y la obesidad abdominal como una circunferencia de cintura > a 80 cm en mujeres y > a 90 cm en hombres, y es el principal factor de riesgo para el desarrollo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, que son las principales causas de muerte en nuestro país; además de incrementar el riesgo de muchos otros padecimientos como el cáncer y la enfermedad de Alzheimer.

Las causas de la obesidad son múltiples, pero todas ellas derivan del estilo de vida de nuestra sociedad moderna, lo que incluye la industrialización, la urbanización y la sobreexplotación de los recursos. En una revisión publicada el día de hoy acerca del tema1, investigadores de Brasil y de México discuten y proponen ocho determinantes principales de la obesidad en Latinoamérica: (i) el ambiente físico, es decir, los contaminantes ambientales como los metales pesados, (ii) el ambiente alimentario obesogénico, gobernado por la onmipresencia y publicidad agresiva de productos ultraprocesados (PUP) hipercalóricos y de bajo valor nutricional, (iii) los intereses económicos y políticos que históricamente han favorecido a las grandes empresas de la industria de la comida chatarra por encima de la salud de la población, (iv) la inequidad social, que impide que las personas tengan un ambiente apto para actividades al aire libre, el deporte, el acceso a alimentos nutritivos y educación, (v) el acceso limitado al conocimiento científico, entre más investigación se realice alrededor de la obesidad en todos los ámbitos, moleculares, genéticos y socioeconómicos, específicamente en poblaciones de Latinoamérica, más permeará la información en la sociedad con un impacto benéfico en su prevención y tratamiento, (vi) la cultura, que son los hábitos y costumbres de una población a lo largo del tiempo, nos habla de cómo nuestra cultura culinaria ancestral se ha ido contaminando con costumbres como el consumo de refrescos con los platillos típicos mexicanos, o su uso en rituales de pueblos originarios en nuestro país, (vii) el comportamiento contextual, incluye la actividad física, los hábitos alimenticios, los horarios de trabajo y la alteración del reloj biológico, así como el estrés y la salud mental, y (viii) la genética, que si bien tiene un papel en nuestra predisposición a desarrollar obesidad, éste es rebasado por la preponderancia de todos los otros determinantes.

Es importante reconocer que los primeros siete determinantes son sistémicos, es decir, dependen del entorno social y económico, por lo que las personas en lo individual tenemos poco margen de decisión en ellos, mientras que una pequeña parte del comportamiento contextual y la genética sí se consideran determinantes individuales, siendo la genética otro factor que no podemos controlar. Todo esto nos invita a reflexionar que si queremos frenar esta epidemia debemos actuar de forma colectiva. Las iniciativas que los autores resaltan y que se han propuesto por múltiples organizaciones como la OMS y la Organización Panamericana para la Salud (OPS) giran alrededor de cuatro grandes aspectos: (1) cambios en el estilo de vida en la comunidad, haciendo asequible la alimentación saludable, promoviendo la actividad física y reduciendo la desigualdad social, (2) educación y ciencia, aumentar el número de investigaciones y la visibilidad de la ciencia hecha en Latinoamérica, estimular la cooperación internacional, promover la educación científica y divulgar el conocimiento científico, (3) políticas públicas para regular el ambiente alimentario, subsidiar la producción y distribución de alimentos saludables, limitar la influencia de la industria de los alimentos en estas políticas, aumentar los impuestos a bebidas azucaradas y PUP, asegurar el acceso a agua potable, generar guías alimentarias, (4) enfocar los esfuerzos en mujeres en edad reproductiva y en niños, promover la lactancia materna exclusiva y hábitos de alimentación saludable, generar políticas para prevenir el consumo de PUP en niños.

Muchas de estas políticas ya están siendo implementadas en México, pero se requiere un mayor involucramiento de todos los sectores de la sociedad. La OPS estima que como consecuencia del sobrepeso y la obesidad, en México la mitad de los niños nacidos a partir del 2010 desarrollarán diabetes a lo largo de su vida. Tomemos esta oportunidad para reflexionar y discutir entre todos qué podemos hacer para cambiar ese futuro.

1 https://www.nature.com/articles/s42255-024-00977-1

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