Expertos en oceanografía y cómputo
Cumple 70 años el Servicio Mareográfico Nacional
Actualmente consta de 27 estaciones: 12 en el océano Pacífico y 15 más en el Golfo de México y el mar Caribe
Hace siete décadas se creó, en el Instituto de Geofísica (IGf ) de la UNAM, el Servicio Mareográfico Nacional (SMN), uno de los esfuerzos pioneros y más importantes de monitoreo de variables ambientales de forma operacional en México.
La importancia de la medición del nivel del mar en esta casa de estudios va más allá del muestreo y pronóstico de la marea, ya que se monitorean variaciones debidas a fenómenos tales como mareas de tormenta, corrientes costeras, sismos, variabilidad climática, tsunamis o incremento del nivel medio del mar debido al calentamiento global.
El director de esta entidad académica, José Luis Macías Vázquez, precisó en entrevista que esta red permanente de monitoreo actualmente consta de 27 estaciones: 12 en el océano Pacífico, y 15 más en el Golfo de México y el mar Caribe. “Durante las últimas dos décadas ha habido un establecimiento más profesional del Servicio, con una mayor cantidad de estaciones”.
Recordó que el IGf se encargó del SMN en 1952. Antes había cinco estaciones que fueron instaladas por el gobierno federal durante la época de la Segunda Guerra Mundial para realizar estudios cartográficos del nivel del fondo oceánico. Estas estaciones fueron cedidas al Instituto porque una de sus tareas es desarrollar ciencia básica y aplicada con repercusión e importancia para los gobiernos federal y estatales, así como para la población.
Es la única red de monitoreo del nivel del mar en el país con una serie de tiempo antigua; la otra fue la de la Secretaría de Marina, en la década de 1990, añadió Octavio Gómez Ramos, jefe del Servicio Mareográfico Nacional.
Los usuarios de la información son científicos, porque requieren datos para analizar un fenómeno específico en un cierto lapso; las dependencias de protección civil –como el Centro de Alerta de Tsunamis–, además del público en general que necesita conocer un evento que afecta a su región, refirió Macías Vázquez.
Medir el nivel del mar de manera rutinaria sirve, por ejemplo, para que en caso de sismo la población esté alerta ante un posible tsunami, o en la construcción de obras en la costa a fin de evitar problemas futuros, abundó.
Hay algunas estaciones que además de mareógrafos (sensores digitales que miden la fluctuación del nivel del mar), son multiparamétricas; es decir, también determinan otros parámetros, refirió. Significa que algunas miden variables meteorológicas (precipitación, temperatura, viento y presión atmosférica) y posición GPS.
Además, se generan diversos productos a partir de los datos del nivel del mar, como reportes de eventos extremos; la marea de tormenta o los frentes fríos. Igualmente, añadió Gómez Ramos, para elaborar pronósticos de la llamada marea astronómica (ascenso y descenso del nivel del agua producido por las interacciones gravitacionales entre la Tierra, la Luna y el Sol), tanto en formato numérico como gráfico.
Al ser autónomas, las estaciones envían a Ciudad Universitaria los datos que registran en tiempo casi real; en Geofísica “contamos con una antena de recepción satelital, y una vez aquí la información es procesada y colocada en nuestro portal web”, dijo el jefe del SMN.
El Servicio, que conjunta expertos en áreas como oceanografía y cómputo para procesar los datos de manera estadística, colabora directamente con la Secretaría de Marina, quienes junto con la de Gobernación están a cargo del Centro de Alerta de Tsunamis, acotó Macías Vázquez.
Monitoreo constante
Durante siete décadas, el Mareográfico ha registrado eventos relevantes, entre ellos el tsunami de Japón en 2011, “que generó mucha expectación porque no se sabía cómo iba a afectar a México”; y el maremoto de 2017, en Chiapas, producido por un sismo de magnitud 8.2.
Otro fenómeno importante es la marea de tormenta. Básicamente consiste en el apilamiento de agua generado por vientos de las tormentas que afectan cada año a nuestro país, el cual es más destructivo que los tsunamis; lo hemos monitoreado y reportado, señaló Octavio Gómez.
La erupción en enero de este año del volcán submarino Hunga Tonga, en el océano Pacífico, generó un maremoto y una onda de presión que dio vueltas al mundo varios días. “Al tener sensores meteorológicos, registramos no sólo las variaciones del nivel del mar, sino también esa variante”, indicó.
Además, en colaboración con la Universidad de Kioto, Japón, recientemente se concluyó un proyecto importante para estudiar los sismos lentos en el fondo del mismo océano, informó el titular del IGf.
Los japoneses, agregó Gómez Ramos, tienen técnicas de modelación numérica avanzadas, y el objetivo es contar con ese conocimiento para poderlo implementar en el Centro de Alerta de Tsunamis.
A 70 años de su creación, los retos en el Servicio son: mantener en operación la red de monitoreo y, en su momento, modernizar los equipos, mencionó José Luis Macías. También “hay planes de mejorar la infraestructura física, en un proyecto con la Secretaría de Marina”.
El jefe del Servicio sostuvo que la plantilla del SMN está compuesta por 10 colaboradores (tres técnicos académicos, incluida la jefatura; y siete expertos en el análisis de información, a quienes se suman estudiantes de servicio social y tesistas).