Debate en torno al teatro, performance y otros formatos escénicos

El Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM fue sede del XXIX Congreso Internacional Artes escénicas y sus comunidades en Iberoamérica: problemáticas, afectos y nuevas teorizaciones, convocado por la Asociación Mexicana de Investigación Teatral (AMIT) y la entidad universitaria, en colaboración con el Centro Nacional de Investigación y Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli-INBAL (CITRU).

Del 27 al 29 de septiembre, el CRIM fue sede de los trabajos de dicho encuentro internacional, cuyo propósito consistió en debatir proyectos de investigación sobre teatro, artes escénicas, performance, artes vivas, danza y otros formatos escénico-políticos articulados bajo la categoría de comunidad, propiciando el intercambio de experiencias y saberes.

En la ceremonia inaugural celebrada a distancia, Fernando Lozano Ascencio, director del CRIM, indicó que en las universidades existe una gran tradición teatral, y como parte de ésta una comunidad de investigadores. Por ello es de destacar que el Centro, junto con el área de Educación Continua, den cabida a este evento en el que participa un grupo importante de académicos que realizan investigación sobre artes escénicas, así como su expresión artística colectiva, “y cómo se cruza con otros temas que se relacionan con nuestra realidad política, cultural, de género y, sobre todo, comunitaria”.

Por su parte, Rocío Galicia Velasco, presidenta de la AMIT, expresó que este Congreso es una fiesta para esa asociación porque está cumpliendo 30 años, el organismo más antiguo en América Latina que reúne a investigadores teatrales. La indagación en México es un área joven, no obstante, la AMIT es fuerte y se ha mantenido como comunidad gracias al trabajo, no siempre en las mejores condiciones, de quienes durante tres décadas se han reunido ininterrumpidamente a pensar la escena del país. “En este Congreso estamos escribiendo una página significativa en la historia del estudio de las artes escénicas en Iberoamérica”.

En tanto, Arturo Díaz Sandoval, director del CITRU, reconoció el trabajo de la AMIT, “porque desde su fundación se planteó el objetivo de potenciar y fortalecer el desarrollo de la investigación teatral en México, una visión que ha logrado con creces a lo largo de estos primeros 30 años, con la realización ininterrumpida de 29 congresos, y que ha tenido su presentación en otros tantos en universidades y espacios académicos donde siempre ha sido muy bien recibida”.

Comprensión crítica de la realidad

En la conferencia magistral que inauguró los trabajos del Congreso Internacional Artes escénicas y sus comunidades en Iberoamérica, Lola Proaño Gómez, investigadora del Instituto Gino Germani, de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, expuso que, de acuerdo con Foucault, el teatro comunitario puede definirse como un aparato liberador, porque manipula la relación de fuerzas entre la imposición neoliberal que se da en América Latina desde la década de 1980 y que es favorable a la producción teatral y mejora de la vida.

Dichas producciones cambian la sensibilidad tanto de los “vecinos actores, como de sus espectadores”, prosiguió la especialista al dictar la conferencia magistral En defensa de la vida: teatro comunitario (1983-2019).

Apuntó que el objetivo de su charla fue mostrar cómo los distintos momentos de la historia política y económica de Argentina han ido formando respuestas de parte de los vecinos que integran el teatro comunitario, el cual está siempre en defensa de la vida de distintas formas, según el momento. “Por ello considero que este teatro es parte de lo propuesto dentro de la estética de la liberación, siguiendo al filósofo Enrique Dussel y haciendo pequeños cambios que se adaptan al arte escénico”.

Explicó que el teatro comunitario reintegra la experiencia social y estética a la totalidad. Es decir, nos da una comprensión crítica de la realidad, son producciones que siempre están marcando el respeto a la vida y exigiendo derechos económicos, políticos, y el horizonte a lo que esto se encamina es hacia una vida mejor, con una jerarquía de valores y la existencia puesta en primer plano.

Comentó que algunos grupos que lo realizan en Argentina son Catalinas Sur de La Boca, surgido en 1983 después de la dictadura; y Patricios Unidos de Pie, del pueblo de Patricios, provincia de Buenos Aires, constituido en 2002 y que se ocupó de denunciar la desintegración social y exigir para los jóvenes el derecho a la educación, la vivienda y la salud, así como aquellas asociaciones de teatro comunitario que surgieron durante el periodo de distanciamiento por la pandemia.

En ese momento surgió una dramaturgia del encierro, una lucha contra el aislamiento mediante la comunicación digital; esta propuesta logró evadir el distanciamiento a través del uso de las herramientas digitales y mantener la acción solidaria. “La comunidad real construyó manifestaciones artísticas conjuntas a raíz del pacto de una pluralidad de individuos, quienes generaron una nueva forma de producir y de estar juntos”, finalizó.

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