Debemos reconciliarnos con las matemáticas

Paloma Zubieta López y Darío Alatorre Guzmán, del IM, consideran que son parte de nuestra historia y progreso

De las matemáticas escolares la mayoría de la gente tiene malos recuerdos. Sin embargo, nunca es tarde para perderles el miedo, darles una segunda oportunidad y descubrir que son divertidas, pero también que no son exclusivas de personas “muy inteligentes”, “brillantes” o “genios”, pues son para todos, coinciden en señalar académicos de la UNAM.

Hay prejuicios en México, en otras naciones latinoamericanas y fuera de nuestra región, donde existe esa sensación de que sólo son para unos cuantos, opina la divulgadora Paloma Zubieta López, técnica académica del Instituto de Matemáticas (IM).

Darío Alatorre Guzmán, divulgador de esa entidad académica, refiere que en esta disciplina se utilizan una o dos de tantas inteligencias, pero el estigma pesa demasiado y las niñas y niños que tienen más dificultades en esa materia se sienten incapaces, aunque tengan otros talentos; no obstante, cualquier persona las puede aprender y disfrutar.

De acuerdo con los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), el cual evalúa los conocimientos y habilidades de alumnas y alumnos de 15 años en lectura, ciencias y matemáticas, los datos promedio de México en 2022 –dados a conocer en diciembre pasado– fueron inferiores en comparación con los anteriores de 2018 en esta última materia.

La reciente caída (2018-2022) revirtió la mayoría de los avances observados durante el periodo 2003-2009, y las puntuaciones promedio regresaron a las observadas en 2003 o 2006, establece el informe. En México, 34 % de los estudiantes alcanzó, al menos, el nivel 2 de competencia en matemáticas, significativamente menos que el promedio de los países de la OCDE (cuyo promedio es de 69 %).

Pueden ser sencillas

Las matemáticas están ligadas con la imaginación, constituyen un lenguaje lógico del cual se vale la ciencia para “hablar”, añaden los integrantes del IM; y, por supuesto, son esenciales.

“Tendemos a relacionar su relevancia con cuestiones prácticas en nuestra vida cotidiana, como hacer cuentas, cuando en realidad van mucho más allá: son parte de la historia de la humanidad y de su desarrollo. Incluso, son bellas”, opina Zubieta López.

Alatorre Guzmán recuerda que están por donde quiera: en un reloj, una televisión, computadora, por ejemplo, porque se aplican en alguna fase de su proceso de creación y funcionamiento. En especial han sido fundamentales para el progreso de la sociedad y del pensamiento, a fin de resolver problemas y para el razonamiento. En todas las culturas, las antiguas civilizaciones usaron números.

A pesar de ello, se les percibe como “muy difíciles”, lo cual podría entenderse porque la manera en que un profesor eligió abordar un tema sería la adecuada sólo para algunos de los alumnos de un grupo; mientras que el resto probablemente lo entendería si recibiera una explicación distinta. En ese sentido, desde pequeños se escinde a los estudiantes en “listos” y quienes no lo son; la mayoría creyó que era “malo” para las matemáticas y nunca se reconcilió con ellas, detalla el comunicador.

“La adecuada manera de enseñarlas es de cerca. Las mejores experiencias que he tenido como docente han sido uno a uno; es decir, un grupo de seis estudiantes todavía es manejable, pero el problema son los de mayor tamaño a cargo de un profesor que además enseña de una sola manera”, acota.

Para Zubieta López se aprenden haciendo matemáticas; y otro aspecto fundamental es fomentar el pensamiento crítico. Además, las áreas están separadas, entonces en la preparatoria se instruye a los jóvenes álgebra, geometría y cálculo, pero nunca ven la conexión entre ellas, jamás las integran, por ejemplo.

La experta señala que el sistema educativo y el entorno promueven que tengamos miedo de equivocarnos y se privilegia la velocidad. “Parecería que es mejor el que termina antes, y eso es una mentira total. Hemos ido asociando elementos a lo que significa para nosotros esta ciencia que tampoco son necesariamente ciertos”.

Se requiere cambiar enfoques y cooperar con los docentes; en ese sentido, el IM ha tratado de estar cerca del bachillerato de la UNAM, de colaborar con la Escuela Nacional Preparatoria y el Colegio de Ciencias y Humanidades, apunta.

Hay numerosas maneras de aproximar a la gente a dicha disciplina en todos los niveles, afirma Darío Alatorre. Una es el arte y la arquitectura: hay imágenes generadas con alguna herramienta matemática que son estéticamente bellas y tienen detrás una explicación científica, además de obras de esos profesionales que usan elementos geométricos y espaciales, como las de Félix Candela.

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