¿El cuidado del hogar es responsabilidad de ellas?

Las mujeres pierden 7.3 horas de tiempo libre al casarse, caso contrario a lo que pasa con los hombres, ya que ellos ganan 2.9: Inegi

Deben cumplir con las obligaciones de sus empleos y las de casa.
El hecho de que las mujeres tengan la asignación del trabajo de cuidados no remunerado como una obligación y esté naturalizada e incluso adornada con discursos como el amor maternal o la vocación al cuidado por naturaleza, las confina a no desarrollarse de manera plena y en ocasiones a presentar problemas de salud, por lo que es un tema que se debe visibilizar, afirma Mónica Amilpas García, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

¿Qué incluye el trabajo doméstico y el de cuidados?

En el primer caso, la especialista asegura que no solamente implica la limpieza del hogar, sino también ir a comprar los alimentos, cocinarlos, prepararlos, gestionar las tareas de las infancias, organizar la agenda familiar, ir por los niños y traerlos de las escuelas, hacer las tareas con ellos, cuidarlos cuando se enferman, y a ello se le suma el cuidar a las personas de la tercera edad o familiares que tienen alguna discapacidad.

Mientras, en el segundo aspecto, según los roles de género establecidos en el imaginario social, las mujeres también tienen como prioridad atender, cuidar y prodigar a la familia.

Además, explica la académica, en ocasiones tienen como segunda instancia apoyar económicamente mediante un trabajo remunerado.

“En este sentido, uno de los problemas que hay en México es que, por ejemplo, no se cumplen las 8 horas laborales; es decir, se tiene una hora de entrada, pero muy pocas veces una hora de salida. Entonces estamos hablando de que las mujeres aparte de cumplir con las obligaciones de sus empleos, deben de tener tiempo para cumplir con las del hogar”.

¿Cómo les afecta el compromiso?

Realizar todas estas actividades repercuten en la salud y en el bienestar de las mujeres, indica la académica; los datos estadísticos dan una idea de cómo les afecta atribuirles toda la responsabilidad del hogar.

De acuerdo con datos de la Cuenta Satélite del Inegi sobre el “Trabajo no remunerado de los hogares”, las mujeres pierden 7.3 horas de tiempo libre al casarse; caso contrario a lo que pasa con los hombres, ya que ellos ganan 2.9 horas.

Amilpas García menciona que estas estadísticas nos hablan de que las mujeres destinan más de 7 horas al trabajo del cuidado, y ese tiempo es el que también debería de estar asignado para sus horas de sueño. Entonces, ¿cuánto tiempo les queda para el descanso? Según los datos brindados por la académica, las mujeres duermen en promedio de 4 a 5 horas diarias.

El hecho de que se hable de una falta de sueño es un dato muy revelador, subraya, porque es una muestra del desgaste que implican las labores del hogar y de cómo impactarán en su salud mental. Además, ese tiempo también se lo podrían dedicar a realizar alguna actividad que les guste, pero muchas dejan eso de lado por atender sus empleos y trabajos no remunerados.

¿Quién cuida a las mujeres?

Para la especialista, son las mujeres las que prodigan la atención de contención emocional y apoyo mental, mientras que a ellas no se les cuida, no se les atiende y no se les escucha.

Sin embargo, es la mujer quien cuida, la que materna, y a quien se le exige cumplir con todas estas responsabilidades.

“Cuando nuestras madres o nuestras abuelas se enferman nadie las cuida. Y todo este desgaste y descuido se verá reflejado en la salud mental de ellas, porque llevan este desgaste de conciliación, de cumplir con su trabajo remunerado, pero también de estar pensando en cómo organizar y gestionar las labores de la casa”, enfatiza.

Desprotegidas laboralmente

En 1953, se da un momento histórico en México, ya que las mujeres obtienen el derecho al voto, pero pese a que este hecho marcó un hito en la vida de ellas, tuvieron que pasar muchos años para que pudieran acceder al espacio público y al trabajo remunerado, menciona la catedrática.

En cuanto a las dinámicas laborales, son los hombres quienes proporcionan los recursos económicos, pero las mujeres suelen ser las encargadas de administrarlos. Sin embargo, ejemplifica la especialista, cuando los hijos o algún familiar está enfermo, quien tiene que dejar de trabajar para atenderlo es ella.

“Este hecho se ve reflejado en sus ingresos económicos, pues por no desproteger o descuidar la salud de la familia, muchas tienen que decidir si seguir en sus empleos con prestaciones o buscar otra forma de obtener dinero, lo que las aleja de una pensión y esto las pone en una condición de vulnerabilidad. Por lo que habrá muchas en depresión, cansancio extremo, ansiedad, etcétera”, afirma.

Es un tema de opresiones, desigualdades y de violencias, recalca. Además, menciona, en la sociedad las mujeres están caracterizadas con estereotipos de género de que son amorosas por naturaleza, dedicadas y cuidadosas, pero en realidad son habilidades que cualquier persona puede tener.

La docente explica que a las mujeres se les invisibiliza, socializa y educa para asumir roles de género. “Desde pequeñas a las niñas se nos enseñan actividades mediante el juego, para aprender a cuidar, limpiar, para ser empáticas, escuchar a los demás y cuidarlos emocional y psicológicamente”, señala.

¿De qué manera pueden contribuir los hombres?

Los hombres ya empiezan a interpelar y comienzan a involucrarse con estas tareas de cuidados, refiere, desde ejercer una paternidad responsable, no solamente prodigando recursos económicos, porque eso no es suficiente, ya que eso las mujeres también lo hacen. “Necesitamos que se empiece a reflexionar desde este lado de la masculinidad, en cómo se ejerce y cuáles podrían ser sus aportaciones para involucrarse, ahí está uno de los mayores problemas y la perspectiva de género en las políticas públicas que se pudieran estar gestando, para que se visibilice esta situación de desigualdad y realmente podamos estar en una sociedad más igualitaria”.

Además, Mónica Amilpas considera que se deben dividir responsabilidades y que todas las personas que habitan el hogar participen en igualdad de circunstancias al realizar el trabajo doméstico. “El cuidado es un derecho que todas las personas tenemos, y así como las mujeres pueden cuidar, también tienen derecho a ser cuidadas”.

¿Qué ha hecho el feminismo?

De acuerdo con la especialista, las economistas feministas evaluaron cuál era el impacto de este trabajo hecho por las mujeres en las sociedades y le asignaron un precio, que a la vez coincide con la reivindicación de las mujeres trabajadoras, quienes comienzan a pedir ser reconocidas. Entonces, comenta, desde el feminismo se ha trabajado para visibilizar la situación de las mujeres que se dedican a los deberes domésticos.

“En cuanto al trabajo de cuidados y la conciliación laboral, un tema recurrente, encontramos la idea de que las mujeres pueden con todo y el problema es que no se saben organizar. Entonces, este tipo de discursos lo que hacen es individualizar la problemática, no es un tema de organización, es un tema de estructura, en el que, para romper este paradigma, tanto en la parte social como la parte del Estado y de las organizaciones, tienen que trabajar y reconvertir la forma en la que colocamos el trabajo de cuidados”, enfatiza.

“Esta labor de cuidados que realizan las mujeres es esencial, tenemos que reconocerlo como esas acciones que garantizan nuestra vida y que es un derecho humano, y al serlo, todas las personas tendrían que prodigarlo el resto de su vida”.

La docente indica que para cambiar esta situación “se tiene que romper con la estructura en cómo se ejerce la maternidad, cómo conciliamos el cuidado, pero también la estructura capital en la que estamos circunscritos. Se tendrían que destinar recursos para más guarderías, ya que, no es que las mujeres no sepan organizarse o no tengan la capacidad de hacerlo, es que muchas veces no cuentan con alguien que les cuide a sus hijos”, puntualiza.

Para Mónica Amilpas, se tiene que hacer una ruptura del rol sistémico de trabajo de cuidados, porque las mujeres ya se dieron cuenta de la situación en la que están, y han identificado que no es un tema de amor o de vocación, sino un aspecto que debe visibilizarse para que tengan mejores condiciones de vida.

Ellos ya empiezan a involucrarse en las tareas.
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