En plena recuperación, los bosques del centro de México

Si se hacen reforestaciones continuas tendremos zonas boscosas que contribuirán a mantener la biodiversidad, a producir oxígeno, recargar acuíferos y a capturar CO2, afirmó José López García

Cuando en todo el mundo se habla de deforestación y cambio de uso de suelo, en el centro de México se recupera una zona boscosa que ocupa más de 700 mil hectáreas, y que incluye tres importantes sistemas montañosos: Mariposa Monarca-Valle de Bravo-Nevado de Toluca; sierras de Las Cruces-Ajusco-Chichinautzin e Iztaccíhuatl-Popocatépetl-Río Frío.

Mientras la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que en el país tenemos menos bosques, José López García, investigador del Instituto de Geografía (IGg), afirmó que en esta región ha mejorado la condición de las masas forestales, que se encargan de recargar los acuíferos de los que dependen más de 23 millones de habitantes del Valle de México, Toluca y Cuernavaca.

Se trata de bosques templados subhúmedos, de tres especies principalmente: oyamel, pino y encino; que fueron analizados para determinar la densidad de arbolado (árboles por hectárea). Esto se realizó como parte del proyecto PAPIIT IN205215 “Evaluación de los cambios de cobertura forestal en áreas naturales protegidas”, que se amplió de 430 mil 881 hectáreas a 734 mil 103 hectáreas, para cubrir toda la zona boscosa que rodea a las áreas naturales protegidas (ANP) del centro de México, con apoyo de seis tesistas de licenciatura y seis estudiantes de servicio social.

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Para ejecutar esta iniciativa se utilizó el método de interpretación visual, a partir de ortofotos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de 1994 e imágenes de satélite SPOT de 2017, que nos permitió conocer los procesos de recuperación y perturbación en la cobertura forestal y evaluar el efecto de las reforestaciones periódicas que ha estado realizando Probosque, la protectora de bosques del Estado de México, pues “tenemos reforestaciones que nadie considera”, ya que se requieren años para que se vean resultados.

En esta región los árboles tardan varios años en alcanzar los cinco metros de altura y un diámetro de 10 centímetros, para ser considerado bosque de acuerdo con la FAO. Si se hacen reforestaciones continuas (como lo ha hecho Probosque en el Estado de México) “tendremos áreas boscosas recuperadas, que contribuirán a mantener la biodiversidad, a producir oxígeno, recargar acuíferos y a capturar dióxido de carbono (CO2)”.

Según nuestro balance, en algunos bosques, como el IztaPopo, hay más recuperación que pérdidas. Éste es el ejemplo más claro, pues se ha incrementado la cobertura de masa boscosa, asociada a las ANP, pero su estatus de propiedad es incierto, en muchos casos expropiado, pero no indemnizado”

Estudio de la UNAM

Mediante sus estudios, los universitarios han detectado que hay cerca de 500 árboles por hectárea cuando sus copas son de tamaño regular, pero si son pequeñas, se han contabilizado hasta 700. Sin embargo, “nadie considera esa densidad arbolada”, hay bosques con muchos árboles y otros con pocos, pero los servicios ambientales que prestan son muy diferentes; a mayor densidad mayores beneficios para los habitantes de las ciudades.

Para esta investigación, los especialistas separaron cinco niveles de cobertura en las 734 mil 103 hectáreas, entre las masas boscosas que están muy abiertas y las que están muy cerradas, y después analizaron cómo cambiaron en 23 años, unos con respecto de otros. “Esto nos llevó a conocer la recuperación, evaluar la biomasa y cuánta madera tenemos en pie, lo que nos permite proyectar cuánto bosque se recuperaría en 23 años más”, ejemplificó López García.

“Según nuestro balance, en algunos bosques, como el Izta-Popo, hay más recuperación que pérdidas. Éste es el ejemplo más claro, pues se ha incrementado la cobertura de masa boscosa, asociada a las ANP, pero su estatus de propiedad es incierto, en muchos casos expropiado, pero no indemnizado”, indicó el biólogo.

Otro factor que contribuye a la compleja problemática de la tenencia de la tierra fue el reparto agrario posterior al establecimiento de algunas áreas naturales protegidas. Ahora es necesario incluir a los ejidos y comunidades indígenas dentro de las políticas de conservación y hacer que contribuyan a su mejor aprovechamiento, dijo como parte del Día Internacional de los Bosques, que se festeja hoy.

Las zonas recuperadas son de pinos, por ser la especie que principalmente se reforesta –no es necesario reforestar los encinos, que reverdecen–; por esa razón, “es preferible cortar un encino que un pino”. La idea es cortar menos de lo que se produce para permitir la recuperación.

En el bosque de agua (Sierras de Las Cruces-Ajusco-Chichinautzin) la recuperación fue de 52 por ciento, contra 47 por ciento de perturbación, “es un indicativo de que sí se recuperan los bosques, remarcó.

Con sus análisis, los universitarios pretenden desterrar la idea de que sólo hay pérdidas de bosques, en particular en el centro del país.

Q Densidad de cobertura forestal de la Sierra Nevada-Río Frío de 2015 (a más verde mayor densidad de árboles por hectárea). Cambios en la cobertura forestal entre 1994-2015 (los verdes indican los cambios de recuperación del bosque y los rojizos los de la perturbación del mismo). Fotos: cortesía de José López.
• Izquierda: Densidad de cobertura forestal de la Sierra Nevada-Río Frío de 2015 (a más verde mayor densidad de árboles por hectárea).
• Derecha: Cambios en la cobertura forestal entre 1994-2015 (los verdes indican los cambios de recuperación del bosque y los rojizos los de la perturbación del mismo). Fotos: cortesía de José López.

Importancia de los bosques

Con motivo del Día Internacional de los Bosques, el biólogo explicó que estos ecosistemas contribuyen a mantener la biodiversidad, capturan CO2, aportan oxígeno, recargan acuíferos y desempeñan un papel clave para abordar algunos de los mayores desafíos que enfrentamos: el cambio climático, la erradicación del hambre y la sostenibilidad de comunidades urbanas y rurales.

“Es obligatorio protegerlos porque son fuente de vida; tenemos que incentivar a la gente que los habita para que no atenten contra ellos, al tiempo de asegurarles mejores condiciones de vida. Debemos aprender a entender los bosques y su relevancia, es un paso crítico para salvaguardar los recursos naturales para las futuras generaciones. Así, nos pueden dar mucho, y por siglos”, finalizó.

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