Estrecha relación entre salud mental y enfermedad cardiovascular

Pacientes con diagnóstico de depresión y/o ansiedad tienen un riesgo cuatro veces mayor de presentar problemas en el corazón

La salud mental está estrechamente relacionada con la enfermedad cardiovascular: pacientes con diagnóstico establecido de depresión y/o ansiedad tienen un riesgo cuatro veces mayor de presentar problemas en el corazón o los vasos sanguíneos. Además, el estrés es claramente un detonante de ese padecimiento, de infarto agudo al miocardio o espasmo coronario; es decir, estrechamiento temporal y súbito de una de las arterias coronarias que suministran sangre y oxígeno a ese órgano, dijeron especialistas en la UNAM.

En la octava sesión del Foro de Preguntas y Respuestas 2022: Hablemos claraMENTE, organizado por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, de la Facultad de Medicina (FM), Ana Elena Ancona Badillo, cardióloga, miembro honoraria de la Sociedad Mexicana de Cardiología y tesorera de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México, adscrita al Hospital General de México, dijo que en el transcurso de la vida se acumula riesgo que en un momento detona en un evento o enfermedad cardiovascular, como un infarto, insuficiencia cardiaca, arritmias y múltiples patologías que llevan a la muerte.

Hay pacientes asintomáticos que llegan al consultorio con cifras elevadas de presión arterial, o pacientes que no son hipertensos pero que, por estrés, presentan una condición hiperreactora que los condiciona a tener una elevada presión; “esa hiperreactividad, a la larga, produce padecimiento cardiovascular”.

En la sesión dedicada al tema de Salud mental y cardiopatías detalló que, por ejemplo, la llamada enfermedad del corazón roto es una afección que a menudo es causada por situaciones estresantes y que puede llevar a insuficiencia cardiaca.

En la reunión coordinada por Ingrid Vargas Huicochea, Ancona Badillo añadió con respecto a la pandemia de Covid-19 que el deterioro físico y la enfermedad cardiovascular se manifiestan más, en la medida en que una persona tiene más procesos infecciosos.

Por desgracia, expuso, la salud mental en México está en pañales y no se le ha podido considerar como parte de la consulta médica que debe tener toda la población.

Luz Odette Villegas Pichardo, especialista del hospital Médica Sur, dijo que factores de riesgo como dislipidemia (o niveles elevados de colesterol o grasas en la sangre), obesidad, sedentarismo, factores genéticos y alteraciones endocrinológicas se suman hasta que llega un momento en que se desencadena la enfermedad cardiovascular; pero ésta puede, a su vez, producir enfermedad mental, como depresión y ansiedad.

En tales afecciones hay alteración de sustancias a nivel cerebral que desencadena un fenómeno inflamatorio; la liberación de cortisol y adrenalina repercute en la salud cardiovascular, ya que, por ejemplo, se genera una vasoconstricción que altera las arterias coronarias y eso puede desencadenar un infarto.

Si tenemos niveles elevados de serotonina, hay una mayor adhesión plaquetaria y hay más riesgo de formación de trombos, por lo que los pacientes pueden llegar a presentar un infarto al miocardio o alguna enfermedad cardiovascular. Por ello, deben impulsarse medidas preventivas, para que llegue el menor número de casos posibles a alta especialidad.

En tanto, Irma Leticia Canela, jefa del Departamento de Trabajo Social y Admisión en el Instituto Nacional de Cardiología Dr. Ignacio Chávez y profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social, recordó que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte a nivel mundial. Se desarrolla cuando hay un daño al corazón por cuestiones biológicas, que a veces son genéticas, pero otras se van desarrollando por los estilos de vida y factores de riesgo asociados; es decir, debido al tipo de actividad de las personas.

Karla Vanessa García Mejorado, psiquiatra y profesora de la FM, aclaró que si bien la enfermedad cardiovascular no se puede definir como psicosomática, muchas de sus manifestaciones sí pueden llegar a serlo.

En ocasiones se presenta estrés postraumático por haber estado en terapia coronaria intensiva; pacientes llegan a consulta psiquiátrica después de haber estado hospitalizados, con recuerdos del cateterismo, y de casi haber perdido la vida, que requieren seguimiento. Entre 20 y 25 por ciento llega a tener depresión en el primer mes.

La experta cuestionó qué pasa en la psique de una persona que aun sabiendo que tiene algún padecimiento, prefiere “morir contenta” y comiendo lo que quiere, a modificar su dieta, finalizó.

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