Historia del confinamiento voluntario de dos amantes mexicanos

La guerra fría, de Juan Villoro, puesta en escena de una pareja refugiada en un búnker-okupa en el Berlín de los años 80

Foto: Facultad de Arquitectura.
El Teatro Estefanía Chávez Barragán de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM y Sempiterno Theatrum estrenaron la puesta en escena La guerra fría, escrita por Juan Villoro, bajo la dirección escénica de Mariana Giménez, realizada con el (EFIARTES), estímulo fiscal del artículo 190 de la LISR.

La guerra fría es la historia del confinamiento voluntario de dos amantes mexicanos a la baja: El Gato y Carolina, él rockero en decadencia, ella, actriz de performance desempleada, refugiados en su búnker-okupa en el Berlín de los años 80. Allí transitan la delgada línea del círculo vicioso con vital decadencia, al ritmo de Sad song de Lou Reed, bajo los efectos del LSD.

El muro resulta la metáfora perfecta para la desunión de dos cuerpos con sus almas que se juraron pasión eterna, y ahora juntan los pedazos desparramados de su amor por el suelo, con la obstinada esperanza de que la separación fracase.

De acuerdo con su autor, La guerra fría se inspira en el disco Berlín, de Lou Reed, que marcó una época del rock. Entre 1981 y 1984 Villoro vivió en esa ciudad, durante uno de los momentos más dramáticos de la Guerra Fría. Numerosos jóvenes vivían en Berlín sin pagar renta, como okupas; el autor conoció a artistas mexicanos que aprovechaban la circunstancia para buscar ahí opciones creativas.

“El título de la obra alude a la tensión política, pero también a aquélla que se establece en una pareja. El disco de Lou Reed narra una relación tóxica y destructiva. El compositor se asomó al abismo, pero no dio el último paso. La guerra fría trata de eso, de conocer las atractivas posibilidades de lo que te hace daño sin morir en el intento” explica Villoro.

La ausencia

Para Mariana Giménez, directora de la puesta en escena, La guerra fría “habla de lo insoportable de la presencia del otro en el encuentro amoroso, lo único que se construye con armonía y auténtica devoción es la ausencia, tan artística y perfecta, una ficción”.

Ella cree que “la caída del muro en 1989 provoca un sentimiento extraño, se suponía que era un símbolo de libertad, hoy parece sólo una pérdida más. Lo interesante de ésta es que cuando ya no hay nada más que perder, pareciera que por fin algo se gana”.

Mariana Giménez también comenta que la pieza escenográfica Autoconstrucción, usada en este montaje, fue creada en conjunto con los, las y les estudiantes de las facultades de Arquitectura, y de Artes y Diseño de la UNAM, así como de la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, como parte de un taller que coordinó Abraham Cruzvillegas.

A través de esta pieza, la obra se apropia del espacio del Teatro Estefanía Chávez Barragán, recinto que desde su creación fue el reflejo de la voluntad por integrar todos los campos del conocimiento y las expresiones artísticas que han sido pilares fundamentales de la vida universitaria.

La producción

Malena Mijares, coordinadora de Difusión Cultural de la FA, aseguró que para la entidad académica “es un verdadero honor albergar una obra de Juan Villoro con esta espléndida compañía y bajo la dirección de Mariana Giménez”.

Además del elenco, conformado por Mariana Gajá, Bernardo Gamboa y Jacobo Lieberman, el equipo de esta puesta lo complementan Mauricio Ascencio, encargado del diseño de vestuario; Jacobo Lieberman, en la música original; el diseño de iluminación está a cargo de Patricia Gutiérrez; mientras que la videoproyección es de Jorge Orozco; el asesor de movimiento es Luis Arturo Rodríguez y Raúl Morquecho está en la producción ejecutiva.

La obra tendrá temporada del 30 de noviembre al 9 de diciembre, y del 25 de enero al 24 de febrero de 2024; de jueves a sábado a las 19 horas.

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