Extinción de especies, foco rojo para la humanidad

En 100 años, si se incluye a las especies silvestres denominadas “zombis”, se han perdido las que tenían que haberse extinguido en hasta 70 mil años

En el mundo ya hay muchas especies casi extintas, llamadas zombis porque, al perder sus poblaciones, han perdido su función ecológica.

A nivel local y global han dejado de proveer servicios ambientales, que son todos los beneficios que tenemos del buen funcionamiento de la naturaleza.

Entre esos servicios están la combinación correcta de gases en la atmósfera, la cantidad y calidad de agua, así como la polinización (75% de los cultivos es total o parcialmente polinizado por animales).

Todos los servicios ambientales sin los cuales no puede haber vida en la tierra, dependen de la fauna silvestre y de los ecosistemas.

Por eso, si se nos pierden muchas poblaciones, aunque no se pierda las especies, podemos tener problemas muy severos, advierte el doctor Gerardo Ceballos.

La crisis de extinción, agrega el investigador de la UNAM, se refleja en dos cosas: pérdida de poblaciones y extinción de especies, que es el final, cuando se extingue todas las poblaciones de una especie.

Tasas de extinción muy rápidas

“Las tasas de extinción son muy rápidas”. En los últimos 120 años se extinguieron especies de vertebrados (es decir, mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces), que bajo las condiciones normales que prevalecieron en los últimos millones de años, hubieran tardado en perderse “por lo menos diez mil años”.

De 1980 a la fecha, apunta Ceballos, se han perdido el 70% de todos los animales silvestres, incluyendo tanto a especies raras que están en peligro de extinción como a especies con poblaciones abundantes.

El deterioro y la pérdida de ambientes también es acelerada. Por ejemplo, en los últimos 20 años se ha perdido el 90 por ciento de todas las selvas que quedaban en el sureste de Asia.

Un cambio de política en la Unión Europea: producir con combustibles verdes en vez de con carbono y petróleo, causó paradójicamente la perdida de selvas, por la siembra de palma de aceite.

Dos derroteros

Una de las causas de la Sexta extinción masiva de especies es el crecimiento exponencial de la población humana. En el año 2000 éramos seis mil millones; 20 años después, casi ocho mil.

La población de la humanidad creció más en una década que en los 10 mil años anteriores, subraya Ceballos, jefe de Laboratorio de Ecología y Conservación Vertebrados del Instituto de Ecología.

“Eso es insostenible”. La sociedad humana solo tiene dos derroteros: colapsarse o estabilizarse. Perder demasiadas especies nos va a llevar a un colapso, ya que estamos erosionando la capacidad de la Tierra para mantener la vida.

Extinción, foco rojo

A ciencia cierta no sabemos “cuántas especies se están extinguiendo”, pues sólo conocemos un cinco por ciento de todas las especies que habitan en la Tierra. El resto son desconocidas”.

Hay muchas especies casi en extinción pero “no se han contabilizado como extintas”. Sin embargo, de las que se tiene conocimiento hay una extinción masiva. “Hemos entrado a la Sexta extinción masiva”.

La extinción de especies es galopante. Es un foco rojo. En 100 años perdimos, si se incluye a las especies zombis, lo que se tenía que haber perdido en 70 mil años.

Ceballos menciona algunas especies zombis de México: El lobo mexicano (había miles y se extinguió en el país) se reintrodujo pero sólo hay 37. La guacamaya roja y el águila arpía están casi extintas de México.

Hay más: tapires, solo queda 20 por ciento de los que había originalmente en el país. El teporingo es otra especie zombi. También la guacamaya enana de los bosques de pino.

Extinguidas en un siglo

En México, en poco más de un siglo, hemos perdido muchísimas poblaciones y especies. Algunos ejemplos son el pájaro carpintero pico de marfil (“era el pájaro carpintero más grande del planeta”), la foca monje del Caribe, la nutria marina y 50 especies de peces de agua dulce, así como varias aves se han perdido en nuestro país.

Asimismo, el oso gris, el cisne trompetero, la grulla chillona y el periquito de Carolina se extinguieron en México, así como la paloma pasajera, en el país y en todo el mundo.

Los peces han sido “el grupo más golpeado”. Hace dos años, Ceballos reportó la extinción de un género y especie endémicos de México. Se le conocía como el cachorrito del Cerro del Potosí (Megupsilon aporus). Vivía en un estanque, en Nuevo León.

Era una especie de distribución muy pequeñita. Habitaba en cuerpos de agua que fueron contaminados o secados por actividades agrícolas y ganaderas.

Varias especies de orquídeas y de cactus del país, así como dos de agave de Oaxaca, con las que se hacía mezcal, desaparecieron.

Dos sobrevivientes

Hay varias especies extintas en vida silvestre, pero sobreviven en cautiverio o colecciones ex situ, como un agave (Agave lurida), visto por última vez en 2001 en Oaxaca y declarado extinto en la naturaleza en 2020.

De la hermosa planta Deppea splendens, endémica de México, cuyo hábitat fue arado para tierras de cultivo, sólo hay especímenes vivos porque en 1973 el botánico Dennis Breedlove la descubrió y recolectó semillas.

Bastión de especies

—¿Qué tanto ayudan las acciones de conservación a salvar especies o poblaciones?
Depende de su magnitud y de cómo estén planteadas. Buenas acciones de conservación tienen un impacto grande. Por ejemplo, las áreas protegidas en el país, a pesar de todos los problemas que tienen, son el último bastión de muchas especies.

En Calakmul, en Yucatán, la reserva mantiene poblaciones muy sanas de tapires, pecaríes de labios blancos, jaguares, pumas, tigrillos, monos araña, monos saraguatos, águilas elegantes…

Hay proyectos de conservación de especies específicas, muy puntuales, como el de las tortugas golfinas. En el Pacífico, llegamos a tener menos de 40 mil. Y ahora, en la navidad del año pasado, llegaron más de dos millones a las playas de Oaxaca.

Sucede igual con los flamencos. Había menos de cuatro mil, ahora ya hay 40 mil. El bisonte extinto en el país, se reintrodujo. Hay más de 200 en Chihuahua. Y se va mandar una manada a Coahuila.

Presupuesto ridículo

Lo que falta en México es consolidar las áreas protegidas. Tienen muy pocos recursos. El presupuesto destinado para la conservación del medio ambiente es ridículo.

En vez de destinar recursos a “cosas triviales” como a un estadio y si se destinará a conservación una cantidad de recursos similar a la de la refinería de Tres Bocas, “tendríamos un punto de inflexión” para empezar a salvar la biodiversidad del país.

Pero hay una visión miope, desapegada de la realidad y de la importancia de la ciencia, tanto en éste como en gobiernos anteriores, lo cual “nos han llevado a la situación tan complicada en la que estamos”.

Acciones buenas

Sin embargo, aclara Ceballos, las acciones de conservación que se han hecho y se han mantenido, son buenas.

Nosotros tenemos una pequeña asociación en donde pagamos servicios ambientales a tres ejidos en Campeche y Quintana Roo y protegemos a casi 100 mil hectáreas de selva.

Es una asociación que tiene tres personas nada más. “Imagínate, con acciones concertadas a nivel gubernamental, podríamos salvar prácticamente todos los ecosistemas que quedan en el país”.

Así se podría generar una gran riqueza biológica y muchos servicios ambientales, que beneficiarían a todo el país y en particular a las comunidades más marginadas y a las que viven en pobreza extrema.

Sería —concluye Ceballos— un círculo virtuoso en la conservación y un motor de la economía. Conservar la biodiversidad para contar con servicios ambientales como el agua de Chiapas es vital para la generación de las hidroeléctricas del país.

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