Nutriente mineral clave en los cultivos

Fósforo, un elemento limitado en los suelos

En los organismos cumple múltiples funciones, tanto fisiológicas como biológicas

Por su función en las plantas, el fósforo, el segundo nutriente mineral en importancia en la agricultura nacional y mundial, es uno de los elementos cruciales para los cultivos; sin embargo, con frecuencia es limitado en los suelos, consideraron Bruno Chávez Vergara, académico del Instituto de Geología (IGl) de la UNAM, y Vinisa Saynés Santillán, colaboradora de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Durante su participación en el Seminario Permanente de Agricultura, Alimentación y Sostenibilidad, organizado por el Programa Universitario de Alimentación Sostenible, Bruno Chávez expuso que el fósforo es uno de los elementos menos abundantes en la composición de la corteza terrestre –a diferencia del nitrógeno o del carbono–, proviene directamente de los minerales y se mueve a través de fases sólidas para que sea disponible para los organismos vivos.

Representa 0.076 por ciento de los minerales que constituyen la corteza terrestre y es el segundo más abundante en los seres vivos, cumple múltiples funciones, tanto fisiológicas como biológicas de los organismos. Sin él no hay información genética, por ejemplo y, por tanto, no hay vida.

Dijo que, dentro de los componentes del planeta, el suelo, además de ser el sostén para el crecimiento de organismos terrestres, es un gran almacén de energía y nutrientes, tiene capacidad para almacenar cinco veces más fósforo que cualquier otro reservorio en el mundo. Por tanto, “pensaríamos que no debería haber una limitación tan fuerte en el caso del fósforo, pero vamos a ver que no todo ese elemento está disponible para que sea asimilado por los organismos, esta es la gran disyuntiva”.

El universitario mencionó que ese mineral se mueve a través de ecosistemas mediado por la actividad biológica y, por tanto, “podemos compartimentalizar el ciclo del fósforo a partir de sus entradas, almacenes, reacciones y salidas que tiene de un sistema”. Los suelos más intemperizados tienden a perder más nutrientes y a quedar enriquecidos de sílice y óxido de hierro y aluminio, así como menor concentración de fósforo.

Resaltó que los microorganismos del suelo son el principal medio por el cual se pueden revertir esos fenómenos de haber sacado el fósforo de la solución del suelo y regresarlo para que se pueda seguir moviendo. Es decir, “el fósforo está mediado fuertemente por la actividad biológica, en particular de los microorganismos”.

En la conferencia La crisis del fósforo en la agricultura: asunto de cantidad, calidad e interacciones ecológicas, señaló que México tiene una gran diversidad de suelos ricos en fósforo disponible, donde los organismos están menos estresados por ese nutriente, aunque también se han observado cambios en la fracción disponible de ese elemento que utilizan los organismos. Sin una planeación adecuada sobre el uso del suelo, se podría ocasionar que cada vez haya menos disponible.

Cuando las plantas y microorganismos empiezan a sentir que se acaba el fósforo inorgánico, aquel que pueden tomar directamente, empiezan a expresar una serie de estrategias como la producción de enzimas, es decir, moléculas diseñadas para romper las grandes moléculas orgánicas y hacerlas más pequeñitas para que puedan pasar a través de las membranas de forma inorgánica, explicó.

Tema a debate

En tanto, Vinisa Saynés Santillán expuso que por las funciones que tiene en cualquier planta, el fósforo es uno de los elementos cruciales; no obstante, con frecuencia se encuentra limitado en los cultivos. Gran parte de él proviene de yacimientos minerales que son recursos no renovables y se agotan poco a poco. Es un tema de debate saber cuánto queda, porque hasta el momento no hay un reemplazo eficiente a gran escala.

Una de las funciones más importantes del suelo, continuó, es la producción de alimentos, 95 por ciento de los cuales provienen de él, así como 99 por ciento de las calorías y 93 por ciento de las proteínas que consumimos de plantas y animales. Sin embargo, su fertilidad se está perdiendo por diversas razones, siendo una de las más poderosas las prácticas agrícolas no sostenibles, como la labranza intensiva, la interrupción del retorno de la materia orgánica y de los residuos de la cosecha a los suelos, además del uso inadecuado o excesivo de fertilizantes.

El problema es multifactorial, en el caso del fósforo, la afectación a la biodiversidad es importante; ejemplo de ello es la erosión del suelo, uno de los principales mecanismos de pérdida de ese mineral que se da por medio de la cosecha, pero también se pierde bastante por erosión al no ser un elemento tan móvil, consideró.

Subrayó que aquellos suelos empobrecidos de nutrientes como el fósforo, o poco fértiles por naturaleza, producen cultivos con deficiencias nutricionales, tanto para humanos como para animales, así como bajos rendimientos, incluso pérdida de las plantaciones. Hace siete décadas, alimentos, frutas y verduras tenían un contenido nutrimental mucho mayor, algo que no ocurre ahora, porque la agricultura se concentra en la producción de un mayor volumen de alimentos, por encima de la calidad de éstos, concluyó

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