¡GRACIAS!

Eres una campeona, eres un triunfador, eres muy valiente, tienes garra, ¡eres Puma!

A ti estudiante
ti profesora
ti maestro

Empieza un nuevo ciclo escolar y no te subirás al transporte público para ir a tu escuela o facultad. No conducirás tu coche imaginando las nuevas caras que tendrán tus alumnos. No te tomarás un atolito antes de la clase. No verás a tus amigas. No te encontrarás con tus colegas para hablar de las vacaciones, la familia o el próximo congreso. No irás a la biblioteca a sacar un libro o hacer la tarea. No te reunirás después de clase para hacer el trabajo con tu equipo. No irás a las canchas o gimnasios. No habrá jornadas de bienvenida, tan importantes para conocer a esta gran universidad que es la UNAM. El próximo sábado no habrá fiesta.

Nuevamente Classroom, Zoom y laboratorios improvisados en casa.
Hoy el entusiasmo del primer día está empañado por la distancia, el miedo y el agotamiento. Estás triste, perdiste gente: un familiar, un vecino o el pariente de un amigo. A veces estás cansada, ansioso o no duermes bien. A veces te frustra no conocer algunas herramientas de la tecnología y te da pena con tus alumnos, tan hábiles ellos. En tu casa no hay internet. La conectividad en tu zona es fatal. Tienes que compartir la computadora con tus hermanos o acudir a un centro PC Puma o aprovechar los apoyos de tabletas y conectividad que te da la UNAM. El perro se atraviesa detrás de la pantalla. El bebé llora.

Pero no importa, aquí estás de nuevo: pides que te acepten, les das acceso, pones tu mejor cara. Te presentas, te meten a otro grupo más de WhatsApp, tomas notas, les explicas cómo calificarás, te organizas para trabajar en grupo.

¿Y sabes qué?, estás haciendo un esfuerzo casi heroico. No es fácil, pero aquí estás: dando un paso más, luchando. Te educaron para que la vida, aunque no fuera fácil, la vivieras con entusiasmo, porque vale la pena.

Por todo esto mereces que te digamos “GRACIAS”, porque eres una campeona, eres un triunfador, eres muy valiente, tienes garra, ¡eres Puma!

Debajo de estas líneas se citan textos anónimos, de profesores, investigadoras, funcionarios, estudiantes que te dan la gracias, porque te la estás rifando y lo mínimo que podemos hacer es decirte: ¡GRACIAS POR SEGUIR ADELANTE!

Más temprano que tarde, aunque con sana distancia, nos veremos las caras.

Tus maestros, colegas, profesoras y amig@s te dan las gracias

Queridos Pumas: Qué orgullo para la universidad, y para todos los que la amamos, saber que ustedes están luchando por nuestro país desde las aulas virtuales. ¡No se desanimen! También esto pasará.

Gracias, gracias por este esfuerzo heroico. Estudiar siempre ha sido un privilegio, hoy es además un reto inmenso. Si para muchos entrar a la universidad es una conquista en contra de la adversidad, hoy se ha vuelto un logro épico. Los problemas que todos hemos enfrentado desde siempre para estudiar hoy se han agravado con la pandemia. Estudiar virtualmente, sin la socialización con los demás compañeros, de quienes aprendemos tanto igualmente, todo se vuelve mucho más difícil. La presión diaria que nos provoca la pandemia, las complicaciones económicas que se han agravado, todo, todo se vuelve mucho más complicado, una proeza, una epopeya. Por eso gracias, gracias por seguir adelante.

Aprendiste a estudiar en la virtualidad…. ése es el futuro, donde de un brinco y sin querer, la pandemia te colocó.
Superaste el reto: ¡¡¡eres un PUMA de verdad!!!
¡Que orgullo! Mereces una felicitación

A los alumnos y maestros de la UNAM que siguen encontrándose, aunque sea en dos dimensiones, a través de pantallas; que siguen teniendo curiosidad por conocer a los del recuadro de junto y al maestro que se empeña en transmitir su entusiasmo por haber contactado a los otros; a quienes en esta pandemia aprendieron que el más raro saber es el conocimiento de los otros, con los otros y para los otros: gracias. Eso es ser parte de esta comunidad. Ese es el espíritu puma.

La naturaleza nos ha puesto a prueba. Como especie y como sociedad; ustedes son el mejor ejemplo de nuestra capacidad de resistencia y adaptación, estamos seguros de que son la generación que cambiará al mundo. Tenemos nuestra confianza puesta en sus acciones.

2020-2021 han sido para todos meses muy complicados y en todo el mundo. No dejamos de decir que parece una película, que no es real y sí lo es. Hemos tenido que cambiar para funcionar, para algunos ha sido muy difícil. A mí, que soy adulta mayor, me cuesta mucho trabajo pensar en cómo está la juventud atendiendo sus necesidades y cómo han tenido que estar separados en una época en dónde estar cerca parece fundamental. No puedo más que felicitarles por el enorme esfuerzo que hacen para trabajar en su desarrollo y crecimiento. Desear que la fuerza y la energía que siempre necesita el mundo por parte de la juventud siga ahí. Bravo por quienes inician sus estudios universitarios, son un gran ejemplo. MUCHAS GRACIAS por intentarlo al máximo en estás circunstancias. GRACIAS también a los profesores, que la creatividad y la generosidad los acompañen.

Querido futuro colega, sólo tu tenacidad ejemplar te hará cumplir tu sueño de convertirte en profesionista. ¡No te rindas!

Durante más de un año has enfrentado situaciones adversas debido al confinamiento por COVID-19: extrañas a tus compañeros y amigos, quizá, lamentablemente, perdiste algún ser querido, luchaste por tener una mejor conectividad, aún no puedes abrazar a la gente que quieres… sin embargo, te has vuelto más fuerte y eres una orgullosa alumna de la UNAM, que se ha vuelto una experta para las reuniones por zoom, que sigue las clases en línea, que no se despega de un dispositivo para cumplir con tus deberes. Tu responsabilidad ha sido parte fundamental para que la Universidad continúe. ¡Gracias y bienvenida a un nuevo ciclo escolar!

Gracias por que tu ingreso, tu permanencia, tu constancia, tu entrega, tu presencia a la distancia, hacen que la UNAM sea hoy, siga siendo la Universidad Nacional de siempre.

El camino no ha sido fácil, pero tu amor por el conocimiento te ha guiado para seguir adelante. Hoy, te agradezco porque debido a tu constancia y dedicación, la UNAM sigue siendo esta gran institución.

A pesar de la adversidad, tu corazón azul y piel dorada te han guiado para seguir adelante. Gracias a tu esfuerzo, valor y amor, la UNAM sigue siendo esta gran institución. Bienvenido a casa.
Un verdadero puma muestra su garra en medio de la adversidad, gracias porque a pesar de la distancia seguimos juntos. Tú le brindas su grandeza a la UNAM. Bienvenido a casa.
¡GRACIAS!

Colegas profesores, no ha estado nada fácil esto del zoom, pero hay miles de jóvenes que pusieron su esperanza en nosotros. ¡No podemos rendirnos!

La pandemia cambió nuestros modos de vivir, de relacionarnos con otros, de trabajar y también de estudiar. Sin embargo, tras el impacto inicial ante esta nueva realidad, tomas el desafío y aquí sigues presente. ¡Gracias! Por apostar a un nuevo año escolar, por estar abierto al aprendizaje, tan diverso pero firme en estos tiempos, por elegir abrir un nuevo ciclo al conocimiento y por decir sí a nuestra querida universidad, que aún a la distancia, se abre hoy para cada uno de ustedes. ¡Bienvenido al ciclo 2021-2022!

Gracias por tu fortaleza, tu entrega y tu perseverancia en estas difíciles circunstancias de pandemia. Con ellas contribuyes a que la UNAM siga siendo la Universidad de la Nación.

La UNAM no es sin sus estudiantes y profesores; y los alumnos no son sin sus profesores ni éstos sin aquellos. Enseñar y estudiar desde nuestras casas no es lo mejor en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y muchos estudiantes no cuentan con las condiciones necesarias, pero aun así gracias al enorme esfuerzo de alumnos y maestros durante los largos meses de la pandemia, la Universidad Nacional se ha mantenido como la Universidad de la Nación. Gracias por haber hecho y seguir haciendo tu máximo esfuerzo

Nuestra gratitud para ti, estudiante, no tiene palabras que la describan de manera exacta. Gracias por iniciar este ciclo en la UNAM. Gracias por el esfuerzo y dedicación que pondrás sobre la mesa en los siguientes meses de estudio, virtudes esenciales para un gran desempeño académico. Gracias por unirte a los millones de alumnos que a lo largo de la historia de la UNAM han encontrado en la institución el aliento y las herramientas necesarias para transformar su vida de manera permanente. Gracias a ti, universitario.

Como todos los lunes desde hace tres semestres, abro mi aula virtual de la CUAED a las 17:50. Las estudiantes empiezan a entrar, haciendo sonar una alarma a la que ya nos hemos acostumbrado y que anuncia que hay que usuarios –alumnos- en algo que hemos llamado sala de espera. Dejo entrar a todos, uno por uno, a un tablero que va llenándose de caras que saludan desde diversos y variados escenarios domésticos. La clase comienza, virtualmente como decimos, que no se refiere a la virtud académica ni artística de nadie, sino al adjetivo que hemos elegido para referirnos a eso que ocurre en otra dimensión extrañísima, tan distinta a la dimensión en la que nos veríamos si pudiéramos estar presentes todos, pero que por ahora, resuelve la manera de poder tener una clase juntos, desde lo remoto y desde lo impensable.

Leo lo que acabo de escribir y me cuesta trabajo creerlo. Aún más trabajo nos ha costado vivirlo. Me conmueve mucho pensar en las adversidades que les ha tocado a estas generaciones de estudiantes. Pasar semestres completos sin pisar un campus como el que se ve habitualmente desde el aula que regularmente me toca, un ventanal que se integra a las famosas islas, repletas de movimiento, de cuerpos, de voces, de juventud en el ejercicio de habitar su espacio natural. Me molesta pensar que van tres semestres en que no he podido conocer más que un pequeño fragmento de mis estudiantes, no conozco sus voces más que a partir de una bocina, no conozco sus maneras de entrar o salir del salón, las expresiones de sus cuerpos, de como se sientan o levantan la mano. Extraño –jamás pensé que lo haría- escribir en el pizarrón blanco y voltear a ver la reacción del grupo cuando he puesto una palabra clave para la clase.

Son las 20:00 horas, hemos pasado dos horas en una pantalla, compartiendo presentaciones, entendiendo las herramientas que aprendimos gracias a los cursos de la CUAED, trucos y suertes para poder comunicarnos, compartir conocimientos, a veces con mucha frustración por malas conectividades, torpeza tecnológica o límites en nuestros equipos. Se acaba la clase, nos despedimos moviendo la mano para indicar que ya nos vamos. Pero no nos vamos a ninguna parte, seguimos en el encierro, solo nos vamos con un clic de este encuentro en el que intentamos seguir aprendiendo. En esta cuarentena, maestros y alumnos hemos requerido de un gran esfuerzo, de mucho mayor disciplina, de tratar de sostener la concentración con una enorme exigencia de voluntad y energía. Las “redes” nos han sostenido, no solo las plataformas y herramientas para la educación a distancia, sino las verdaderas redes, las que se llaman familia, las que se llaman amigos, las que se llaman grupo, donde la principal aplicación es la de la solidaridad y la empatía. Cierro mi computadora con una extraña nostalgia y quizá cierta sensación de fracaso, pero con la certeza de que nuestras horas de literatura han sido una de las mejores maneras de vivir como se puede ahora, de sobrevivir ante el contexto, de pervivir en una comunidad donde la las letras nos reúnen, pero sobre todo, una de las mejores maneras de convivir entre la realidad y la ficción. Por eso, espero ya el lunes con el que comenzaré mi cuarto semestre virtual, donde la verdadera virtualidad, es la voluntad de mis alumnos por aprender.

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