Gregorio Samsa, llevado a escena en Informe para una transformación

El monólogo, escrito y dirigido por David Hevia, se presentó en el Foro del CUT

Martín Hipólito, el protagonista. Foto: CUT.
El cuerpo sufre una metamorfosis, así como en la adolescencia hay un cambio exterior, lo que llega a transformarse generalmente es el Ser. Precisamente eso es lo que se mueve en el relato más conocido de Franz Kafka, que comienza cuando Gregorio Samsa se despierta convertido en un horrible insecto.

Metaforsearse puede llegar a ser un proceso por el cual las personas se vuelven ajenas al mundo en el que viven, y por ende se sienten como el apestado, el apartado, el alienado y extraño, comentó en entrevista David Hevia, dramaturgo y director del monólogo Informe para una transformación.

Para el montaje de esta pieza, Hevia intervino textos del célebre novelista checo y adaptó algunos propios, a fin de darle vida al personaje de Gregorio Samsa, un hombre sumamente extrañado de verse como un bicho raro, lo que da lugar a que él mismo se pregunte incisivamente por los motivos de su nueva condición y adquiera conciencia de ésta.

“El espectador –dice David Hevia– sigue con atención lo que angustia y preocupa al personaje. Lo escucha reflexionar y se da cuenta de cómo afloran sus males y los somatiza”. Éste se ubica en un espacio muy reducido, donde sólo hay una silla y en el que la iluminación y la música desempeñan un papel nada secundario, lo que enfatiza su aislamiento. No se usan máscaras ni botargas para representar al coleóptero que ahora es, basta con el lenguaje corporal para crear la sensación de que efectivamente Gregorio Samsa se ha transformado en un insecto.

La obra invita a que cuestionemos nuestra conciencia y certezas; a comprender que los seres humanos somos ante todo falibles, refiere el director de escena y docente del Centro Universitario de Teatro (CUT), quien explicó que en el montaje de este monólogo, protagonizado por Martín Hipólito, se puede apreciar el uso de un lenguaje simbólico, pero también uno muy directo y explícito.

En 1987 Hevia adapta la novela América, de Kafka, y la presenta en el sótano del antiguo Teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura. Así 36 años después estrena Informe para una transformación, a partir de motivos de La metamorfosis, con la idea de remarcar que el ser humano está dentro de un cuerpo que le es ajeno, a raíz de los dictados e imposición de la sociedad en la que vive. “Lo más preocupante es que nos acostumbramos a que sea de esta forma, y ya no nos asombra concebir nuestro propio cuerpo como escindido de nosotros mismos”, señaló quien ha dirigido más de 30 piezas en México y Alemania, además de traducciones y adaptaciones.

En la puesta en escena se abordaron temas muy vinculados a la familia, al trabajo y al deseo. En el relato se habla de la profunda amistad que tenía Kafka con su hermana, quien tocaba el violín, así como de la tensa relación con el padre de ambos, un progenitor si no terrorífico, sí violento y autoritario. Las primeras reflexiones surgen a partir de que Gregorio Samsa amanece como un bicho. Eso es precisamente lo que Hevia privilegia y de lo que hace dramaturgia.

Al preguntarle cuál es la premisa de esta pieza, afirmó que es la de poder ver el teatro como un espacio para la fantasía social, y sentirlo como el lugar de nuestros anhelos. “Soy dichoso de que me hayan dado la encomienda de sacar adelante este montaje que servirá para la titulación de Hipólito. Me pone muy contento estar de lleno en un proceso creativo como éste, centrado en el trabajo actoral, sí con pocos elementos escenográficos, pero los estrictamente necesarios, y con el apoyo de las composiciones de Pedro de Tavira”.

Hevia dice de su persona: “Soy alguien que necesita del teatro. Me considero un hacedor de éste, del que es presencial, pues aquel trabajado de manera virtual sencillamente no lo es”. Quien desde su juventud se vio atraído por los filósofos existencialistas, en especial Albert Camus y Jean Paul Sartre con sus obras de teatro, terminó por formalizar sus estudios teatrales en el CUT a principios de los años 80. Hoy propone no dejarnos vencer por las narrativas reduccionistas, tecnológicas y pesimistas que mucho espacio ocupan en los escenarios.

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