Impuesto mínimo global a partir de 2023: ¿de qué se trata?

César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, considera que el nuevo tributo podría ser beneficioso para nuestro país, ya que México es un mercado muy grande y un elevado porcentaje de sus habitantes consume productos o servicios de empresas que hasta ahora estarían operando en paraísos fiscales

Más de un centenar de países acordaron un impuesto mínimo global del 15%, en el marco de un sistema más justo para gravar los beneficios donde se obtengan. Esta medida surge porque las compañías multinacionales trasladan sus utilidades a lugares donde los impuestos son menores, para reducir la carga impositiva a pagar. La OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, lidera desde hace aproximadamente diez años las negociaciones para concretar este acuerdo.

César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, explica que el cobro de impuestos a una empresa reduce sus ganancias y al final de cuentas, la ganancia es el objetivo principal de cualquier empresa. Por eso los impuestos no son populares y nadie quiere pagarlos, las empresas los consideran un factor de riesgo a la hora de maximizar sus beneficios. El impuesto corporativo varía en los distintos países, esto podría fomentar la competencia por inversión entre los estados a partir de tasas diferenciadas.

Surgen entonces los denominados procesos de relocalización y deslocalización productiva, mediante los cuales las grandes compañías deciden moverse de un país a otro intentando concretar su planificación financiera, con mayores utilidades o reglas ambientales más laxas que les otorguen otros beneficios. Se estima que el impuesto mínimo global generaría un extra de US$150.000 millones al año, esto sería un estímulo para que las economías se recuperen tras la pandemia de coronavirus. El economista aclara que el impuesto mínimo global se aplicará a empresas multinacionales y comenzará a regir en 2023, ya que una medida de semejante envergadura lleva tiempo, requiere una planificación exhaustiva para evaluar estrategias, no cometer errores y armonizar los sistemas financieros contables al interior de cada país.

Algunos países reasignarán derechos impositivos para grandes compañías multinacionales, desde sus países de origen hacia los mercados donde realizan actividades y obtienen ganancias sin importar si las firmas operan físicamente allí, esto podría impactar por ejemplo en grandes empresas digitales como Amazon y Facebook.

Ventajas de firmar el acuerdo

La OCDE dijo que el convenio afectará a US$125.000 millones en beneficios, para cerca de un centenar de las multinacionales más grandes y con mayores utilidades del mundo. «Es un acuerdo de amplio alcance que asegura que nuestro sistema impositivo internacional se ajusta a una economía mundial digitalizada y globalizada», explicó el secretario general de la OCDE, Matías Cormann.

Irlanda, Hungría y Estonia, países con impuestos a las multinacionales inferiores al 15%, en un principio se resistieron pero finalmente se sumaron al acuerdo. El pacto resuelve también la disputa entre Estados Unidos y países como Francia y Reino Unido, que habían amenazado con un impuesto digital para las grandes compañías tecnológicas estadounidenses.

¿Para qué implementar un impuesto mínimo global?

Los gobiernos han enfrentado durante mucho tiempo el desafío de gravar a las empresas multinacionales que operan en muchos países, ese desafío aumentó con el auge de las grandes corporaciones tecnológicas, como Amazon y Facebook. Hasta ahora, las empresas pueden establecer sucursales en países con tasas impositivas corporativas relativamente bajas y declarar sus ganancias allí. Eso significa que solo pagan la tasa de impuestos local, incluso si las ganancias provienen principalmente de las ventas realizadas en otros lugares. Con la implementación de este acuerdo, la tasa impositiva mínima global limita la «carrera a la baja» en la que los países pueden competir unos con otros con tasas impositivas bajas.

Las reglas permitirán que las empresas paguen impuestos en los países donde venden sus productos o servicios, en lugar de hacerlo donde declaran sus ganancias. Quienes promueven el impuesto mínimo global, consideran que es una manera de otorgar equidad al sistema tributario internacional, evitando que las corporaciones cambien sus operaciones de un país a otro buscando mayores ventajas. César Salazar explica que en el marco de la crisis económica asociada a la pandemia de COVID-19, un sistema impositivo con menos beneficios para las multinacionales permitirá que los gobiernos aumenten su recaudación. Enfrentar la crisis sanitaria generó en los países un enorme déficit fiscal, ahora necesitan incrementar sus ingresos tributarios de manera eficaz y el impuesto mínimo global brinda esa posibilidad.

En mayor medida los ingresos por el pago de impuestos tienen su origen en fuentes intangibles como patentes de medicamentos, software y otros servicios digitales que tributan en paraísos fiscales. En ese contexto, muchos gobiernos reclaman un marco impositivo que responda a los nuevos sistemas de producción, comercialización y pago de impuestos que desde hace tiempo no están vinculados a las regulaciones nacionales.

Efectos del impuesto mínimo global en México

El investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM considera que el nuevo tributo podría ser beneficioso para nuestro país, ya que México es un mercado muy grande y un elevado porcentaje de sus habitantes consume productos o servicios de empresas que hasta ahora estarían operando en paraísos fiscales. Por lo tanto si esas compañías estuvieran sujetas a pagar el impuesto mínimo global, el beneficio concreto se traduciría en una mayor recaudación fiscal. El economista considera que la competencia fiscal entre países, suscitada por ofrecer impuestos más bajos a las empresas multinacionales es positiva.

A su criterio la aplicación de este gravamen a grandes compañías como por ejemplo las que operan desde plataformas digitales, abre un juego político en el que las empresas tienen los recursos para influir sobre las legislaciones de los estados. Salazar es contundente al respecto: “para que una iniciativa de esta índole tenga éxito, debe estar respaldada por la mayoría de los países coordinados en el mismo sentido”. Por eso entiende que México debe incorporarse al acuerdo y ser parte del esfuerzo, observa el reciente pacto entre países como una medida positiva aún cuando podrían resultar afectados intereses de entidades comerciales importantes, que influyen notablemente sobre los congresos locales.

También se abre un interrogante: ¿qué estrategias aplicarán ahora los paraísos fiscales para afrontar este nuevo escenario? Aunque los gobiernos acuerden una tasa mínima, es cierto que podrían crear otros incentivos para atraer a las empresas como exenciones, subsidios, créditos o cualquier mecanismo que favorezca a las firmas.

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