Inauguran la muestra Desmembramiento y transformación

Sandra Pani presenta lienzos inspirados en dos deidades mexicas: Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli

Foto: Francisco Parra.
Desde el 6 de septiembre y hasta el 3 de diciembre próximo, el Palacio de la Autonomía de la UNAM expone la muestra Desmembramiento y transformación, de la artista visual mexicana Sandra Pani, una obra inédita en lienzos inspirados en dos deidades mexicas: Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli.

La exhibición nos conduce a una mirada interior del momento mismo que es la existencia. En cada uno de los lienzos, la autora nos invita a la reflexión en torno a que somos seres vivos, hechos de capas, de fragmentos: “nos recuerda que es necesario reconstruirnos para transformarnos mediante un acto evolutivo; nos deja en evidencia que la vida es un cambio constante, una transmutación”, consideró la humanista Sofía Schjetnan, quien se encargó de escribir el texto de introducción de la muestra.

Montada en el salón de exposiciones del Palacio de la Autonomía, está constituida por 50 monotipos (impresión única) a través de los cuales Pani reflexiona sobre la transformación del ser humano. Son piezas únicas e irrepetibles, realizadas con el mismo procedimiento utilizado desde el siglo XVII, mediante el que se graba y se entinta a la manera del grabado, pero con el propósito de obtener una sola obra.

Al dar lectura del texto introductorio, Sofía Schjetnan detalló que, a lo largo de su obra, Sandra Pani ha establecido como mensaje principal la exploración del cuerpo a partir de una búsqueda de identidad en el que la pintura y el trabajo visual son una herramienta: la pintura como espejo del alma, vehículo que nos posiciona en nuestro lugar en el mundo.

“Se trata de un análisis exhaustivo sobre su psique y su cuerpo y el universo; en este camino de desciframientos ha encontrado símbolos, códigos, conexiones e interconexiones, como si se tratara de una constelación del alma. No es casual que aquí mismo, desde el Palacio de la Autonomía y el Museo de Geología, haya trazado líneas de interconexión con el Templo Mayor de los antiguos mexicas, sus mitos y símbolos, en particular con las figuras de las diosas Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli.”

Reveló que en su proceso creativo la artista visual se acuesta sobre el papel y traza su silueta, ahí elige trazos que quedarán, otros que desaparecerán en una búsqueda de llegar a la esencia. “Es entonces que podemos ser un árbol, una matriz, la grieta, la rajadura de vida, un ojo de agua en un cerro, una deconstrucción que nos hace uno, y en su transformación nos evidencia el ser divino que hay en todas las cosas”.

Dijo que de las deidades prehispánicas del Templo Mayor, Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli, Pani tomó la idea del desmembramiento, la relación con la tierra y la representación de germinar de ésta como dadora y devoradora de vida, en un ciclo sin fin.

Previo a la inauguración, la directora ejecutiva de Fundación UNAM, Araceli Rodríguez González, indicó que Sandra Pani presenta una obra inédita en lienzos inspirados en dos deidades mexicas que en parte son nomenclatura de los mexicanos: la Coyolxauhqui, diosa de la Luna, y Tlaltecuhtli, diosa de la Tierra.

Con su sensibilidad, la artista visual ha establecido un diálogo entre su obra y la espiritualidad que ofrece la cercanía cósmica con el Templo Mayor, la cual nos transporta a la magia del centro religioso y político de los mexicas.

Detalló que acompaña la obra de Sandra Pani, una selección de rocas provenientes del Museo de Geología de la UNAM, mismas que remiten al espectador a la Luna y a las propias deidades.

Sandra Pani, por su parte, explicó que no se trata de que un artista sea inspirador, sino de inspirar a los visitantes, invitarlos a observar. “Espero que las imágenes, hechas exprofeso para este espacio y exposición, dialoguen con el visitante, y que él pueda hablarles a ellas, porque de eso sea trata”, puntualizó.

En tanto, el director del Museo de Geología, Luis Espinosa Arrubarrena, mencionó que la muestra con la que colabora esa entidad universitaria “es interesante y significativa de lo que es nuestro Museo”.

Destacó que esta exposición representa un maridaje entre ciencia y arte, porque en realidad no se puede establecer una línea para determinar dónde inicia una y dónde termina el otro. La muestra podrá permitir que en adelante no volvamos a ver a la Luna y a la Tierra como un planeta y su satélite: la primera no es un satélite, sino un planeta hermano o hijo de la Tierra, que es lo que tratamos de manifestar en la parte de las rocas que aquí se exhiben.

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