Indestructibles

Gran balance de la delegación mexicana: 22 preseas; se cruzó la barrera de las 300 y la número 100 de oro

Imagen: Comité Paralímpico Mexicano.

Aquí no hay nada roto, incompleto, carente o fuera de sitio. Aquí no hay límites, quizá por ello esa iracunda felicidad. Los Juegos Paralímpicos de Tokio refrendaron a los competidores mexicanos como potencia: lugar 19 del orbe y primero de habla hispana en el continente con 22 preseas. E historias con las que cruzó la barrera de las 300 en trece citas y más de 100 áureas bajo las notas del Himno Nacional mexicano.

Históricamente, de esos 311 medallistas (104 de oro, 92 de plata y 115 de bronce), 204 han sido en atletismo, 77 en natación, y hace unos días cayó la primera en taekwondo. Y hay que señalar que cada vez es más difícil estar en el podio “debido a que el nivel está creciendo muchísimo”.

Así lo confirmó Daniela Velasco Maldonado, campeona parapanamericana en condición de debilidad visual, quien disputó junto a su guía, César Belman, la final de mil 500 metros categoría T12 en el tartán de Tokio.

La atleta de extracción universitaria, egresada de la Escuela Nacional Preparatoria 9 Pedro de Alba, explicó que aun cuando llevaba sus mejores marcas esto no fue suficiente para acceder al podio, debido entre otras circunstancias a que cada vez hay más competencia.

“Lo comentábamos entre los propios compañeros de la delegación mexicana, de que eso nos da referencia de que cada vez se vuelve más retador y eso nos motiva”, comentó la medallista en Londres 2012 y finalista en Río de Janeiro 2016 en 400 metros.

https://youtu.be/Sqg9UM45fwY

Potencia

La delegación mexicana se convirtió así en la más ganadora de habla hispana y tercera del continente americano, sólo por detrás de Estados Unidos y Brasil. En general, los resultados de los mexicanos son increíbles porque hay varias situaciones a considerar, expuso la atleta electa en 2019 como imagen de una empresa deportiva.

La pandemia fue un factor destacado. No hay que olvidar que se pospusieron un año los juegos, y aún no había certeza de su realización. Todo fue hasta el último momento.

“Hubo de todo: deportistas que ni se acercaron a sus mejores marcas, otros que llegaron a impensables números, pero el balance de México es muy bueno y podemos concluir que en el deporte paralímpico seguiremos siendo potencia.”

No hay que dejar de lado que a causa de la emergencia sanitaria no hubo disponibilidad de tantas instalaciones, hubo complicaciones para entrenar.

“Cada modalidad del deporte lleva su estructura. A los atletas convencionales los dejaron concentrados en un centro de alto rendimiento, algo que a nosotros nos hubiera hecho bien, porque mis compañeros de selección y yo tuvimos que buscar por todos lados los medios para entrenar y no perder el nivel”, añadió.

Pero disfrutó mucho las competencias, se sintió muy contenta. Es algo que a los atletas les cuesta trabajo, por toda la presión y el nerviosismo. Fueron juegos muy diferentes, faltó el público y convivir con la gente.

“Sin embargo, el día de la inauguración, a punto de desfilar, ese 24 de agosto será doblemente especial porque era mi cumpleaños 26. Estábamos formados y de pronto Nelly Miranda, de natación, me felicitó, algunos compañeros escucharon y me cantaron muy fuerte Las mañanitas: inolvidable.”

Aquí la lección es justamente esa: por qué no miramos si la persona con discapacidad tiene los soportes adecuados para desarrollarse, y esto lo podemos aplicar no sólo en el escenario deportivo, sino académico y laboral, entre otros”

¿Por qué son exitosos?

Para Claudia Peña Testa, titular de la Unidad de Atención para Personas con Discapacidad (UNAPDi) de la UNAM, este es un buen momento para hablar del tema y visibilizarlo, porque aún no hemos llegado a la consolidación de la inclusión en todos los ámbitos.

“En México se ha dado con fuerza el paradeporte, porque históricamente ha habido otros espacios que se han negado a las personas con discapacidad.”

Anteriormente, dijo, sólo se contaba con la posibilidad de la educación especial, y después de los 18 años de edad ya no había más. Eso hizo que este sector de la población buscara otros espacios como el deporte o el arte.

Doctoranda en el Posgrado de Pedagogía de la UNAM, y lideresa regional de Special Olympics Latin America, expuso que las personas con discapacidad tienen derecho al deporte, a la educación, y a todo, y no requieren de Juegos Paralímpicos para ello.

Señaló que estamos obligados como sociedad a generar ambientes incluyentes, a erradicar esta discriminación que todavía prevalece en nuestra sociedad.

“Más que atletas inspiracionales, debemos reflexionar qué hacemos para erradicar las barreras que tienen que enfrentar día a día, para poder ser visibles, cómo abonamos o dificultamos el desarrollo de personas con discapacidad, porque hay muchas que tienen talentos, no sólo en lo deportivo.”

El asombro

La titular de la UNAPDi-UNAM pidió analizar la percepción hacia las personas con discapacidad, y lo que hay detrás de sus historias.

Cuando un individuo con alguna condición de discapacidad cuenta con apoyos, entrenamiento y orientación de su red de apoyo (familiares, amigos, organizaciones), aunque sepamos que muchos de ellos no tienen los recursos ni el respaldo de las políticas gubernamentales, consigue y alcanza un logro.

“Aquí la lección es justamente esa: por qué no miramos si la persona con discapacidad tiene los soportes adecuados para desarrollarse, y esto lo podemos aplicar no sólo en el escenario deportivo, sino también académico y laboral, entre otros.”

La también fundadora de la Asociación Civil Centro de Apoyo Psicopedagógico Aragón mencionó que aún pervive una percepción histórica y social de la persona con discapacidad como aquella “que no puede”, “que no debe”, “o sobre la que se tienen bajas expectativas”.

Por lo tanto, cuando ves a alguien con discapacidad que alcanza logros, entonces viene el asombro.

“La gente con discapacidad es como cualquier otra, y necesita bienestar físico, que le otorgue calidad de vida”, subrayó.

Ocurre, manifestó, que en la vida cotidiana muchas personas con discapacidad a lo que se enfrentan es a la falta de espacios donde ejercer actividad física.

“Para nosotros en la UNAM es un orgullo que se tenga el deporte adaptado, donde acuden muchos estudiantes e incluso hijos de trabajadores universitarios, a quienes se les han negado otros espacios”, concluyó.

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