La acapulqueña que dejó su tierra para cumplir un sueño

El sonido de las olas en las playas de Acapulco es uno de los recuerdos más valiosos que atesora desde niña. A los 15 años emprendió el vuelo, lejos de su familia, para perseguir sus sueños y convertirse en futbolista profesional con Pumas. Un año más tarde, Mayte Sánchez levantó la copa en el Estadio Azteca.

Explica que nació en Tijuana, pero toda su familia reside en Acapulco; desde los dos años se mudó al estado de Guerrero, entidad que se volvió su hogar. Con una sonrisa gigantesca, Mayte recuerda que en su infancia no le gustaban los deportes, sólo patinaba por diversión con su hermana.

La familia de Mayte era fanática del balompié, pero a ella no le convencía el futbol, hasta que su mamá organizó a sus compañeros de la primaria Lázaro Cárdenas para jugar en los campos de la colonia, y su hermana era la única mujer entre todos los niños.

“Le dije a mi mamá que quería intentarlo. Jugué con niños más grandes que yo, de la edad de mi hermana; me decían que el futbol no era para niñas y me insultaban. Pensé: si ellos pueden, ¿por qué yo no? Fui creciendo, no le tomé importancia y seguí practicando”, explica Mayte.

Con emoción, cuenta cómo fue su acercamiento con Pumas. El Club Universidad Nacional realizó pruebas para conformar una escuadra femenil de categorías menores. Jugaron un encuentro en Acapulco contra el equipo al que Mayte pertenecía. “Aún recuerdo que, al terminar el partido, me dijeron que había sido seleccionada para hacer una prueba al mes siguiente en Ciudad de México”.

La familia de Mayte la respaldó en la decisión de ir a las visorías en la capital. Al llegar a la Cantera, se emocionó porque vio a jugadoras del primer equipo. “Seguía la liga femenil y conocía a algunas de ellas. Fue una experiencia increíble. En la prueba vieron que soy muy rápida y fuerte. El director técnico Jonathan Lazcano fue quien me dio el aviso de que me había quedado en Pumas”.

Mayte recuerda lo complicado que fue mudarse de Acapulco a Ciudad de México. Se alejó de su familia y emprendió una aventura sola, con la intención de triunfar en el futbol. “Lo más difícil es que nunca había vivido sola, no salía con nadie y estaba todo el día encerrada. Fue un cambio muy rápido para mí”, contó la defensora.

Estaba nerviosa de jugar en ese estadio, pero la felicidad de representar estos colores nos ayudó a vivir todos los enfrentamientos como finales”

La decisión de mudarse resultó complicada para ella, pero el orgullo de vestir los colores azul y oro es indescriptible. Era el primer torneo en la historia de la categoría sub-18 femenil, y el trabajo dio réditos. Pumas clasificó a la liguilla, en cuartos de final venció a Chivas, líder de su grupo, y en semifinales derrotaron a Necaxa, ambos encuentros como visitantes.

La gran final se disputó a duelo ida y vuelta ante el máximo rival: América. El partido de ida fue soñado para las auriazules, golearon 4-0 a las Águilas en el Estadio Olímpico Universitario. “Estaba nerviosa de jugar en ese estadio, pero la felicidad de representar estos colores nos ayudó a vivir todos los enfrentamientos como finales”.

El encuentro de vuelta se jugó en el Estadio Azteca. La defensora puma estaba segura que la copa se quedaría en las vitrinas de Ciudad Universitaria. Su familia, que tanto la respaldó desde que vivía en Acapulco, asistió al Coloso de Santa Úrsula a presenciar cómo Mayte se consagró.

“Cuando mis papás, abuelos, hermana, tíos y primos me felicitaron por el campeonato, recordé todas las dificultades que me tocó vivir: estar sola en la ciudad, acostumbrarme al clima y a la altura, y pensé que había valido la pena”.

Hace unos días, Mayte regresó a su hogar y visitó el entrenamiento del primer equipo varonil de Pumas, que hace su trabajo de pretemporada en el puerto guerrerense. Ahí conoció a Julio González, también originario de Acapulco. “Me emocioné porque no lo había visto de cerca ni había platicado con él. Me ofreció su apoyo si lo necesitaba”.

Mayte extraña las playas y el calor de Acapulco. Anhela surfear en el mar con su papá, pero en la mente sus objetivos de trascender en Pumas son gigantescos.