La complejidad de ser un hombre trans en la actualidad

Desde muy pequeño siempre me he querido comer el mundo, sólo que hubo muchos altos, muchos NO por mi forma de conocer, aprender y ver la vida. Y ese niño tan curioso y lleno de alegría empezó a vivir en automático. Sólo recuerdo cuando volví a nacer, que fue cuando salí de mi última sesión de terapia, no recuerdo qué día era. Sólo que hacía un sol que no quemaba, sino que era muy cálido, el aire era muy fresco, el pasto estaba muy verde y algo mojado. Después únicamente recuerdo que estaba con Sybel y Ricardo, mis amigos del Centro de Estudios Latinoamericanos, recostados en el jardín del Edén cuando de pronto solté la frase: Soy un hombre trans y quiero que se refieran a mí con el pronombre “él”. Y de inmediato ellos se pararon y me felicitaron por lo que les acababa de decir. Yo no sé cómo salió la voz que les dijo todo eso, pero una vez que por fin se lo dije a alguien más, me sentí libre. Ese fue el día que yo volví a nacer, cuando la sonrisa más auténtica volvió a colocarse en mis labios marcando el comienzo de un largo camino por recorrer.

Y aunque desde ese entonces vivo menos infeliz, libre y orgulloso de ser un hombre trans, también es cierto que la vida como hombre trans tiene su complejidad, porque es como siempre estar en una frontera binaria, porque por un lado para algunas personas eres “la hermana con disforia”, para otras resulta que eres el traidor porque te pasaste al bando enemigo, para otras tantas no tienes lo que se requiere para ser hombre y a otras se les hace estúpido que algunos hombres trans transicionen a ser hombres para que les gusten otros hombres.

Tengo que informarles algo, los hombres trans o las transmasculinidades no estamos para cumplir con sus parámetros. De hecho nadie, absolutamente nadie tiene que rendir cuentas a nadie sobre cómo vivimos; claro, siempre y cuando esto no afecte a terceras personas. Otra cosa que debo decirles es que la heteronorma es la que condiciona a los hombres a ser de cierta manera, a entrar en una complicidad a la que ahora se le conoce como pacto patriarcal. Yo lo he vivido y esto tiene que ver con aquello de que no tengo lo suficiente para ser hombre y que está muy representado en esta frontera binaria que ha creado la heterocisnorma.

Resulta que para la heterocisnorma, no tengo lo suficiente para ser hombre porque no consideran que sea alguien fuerte, porque cuando nací la sociedad me señaló como una mujer. Pero yo no era una mujer. El punto es que como la sociedad ha dicho que yo soy una niña, todo el imaginario que se ha cargado sobre mí es que ni ahora que he enfrentado a esa sociedad diciéndole que “no, que yo soy un hombre trans”, soy lo suficientemente fuerte para ser hombre. Aclaro, que tampoco es un imaginario que debería pesar sobre las mujeres, ya que ellas también son fuertes. Mi intención al mencionar esto es dejar en evidencia lo estúpida que es toda esta carga social hacia los distintos géneros, cosa que no tendría porque existir; al contrario, todxs deberíamos poder existir libremente con el género con el que nos identificamos.

Tampoco cumplo con los requisitos para ser hombre porque resulta que soy un hombre con vagina, algo que no entra dentro de los cuerpos deseables porque los hombres cisgay siguen pensando que la atracción aún se basa en el genitalismo; y esto también sucede con mujeres cisbisexuales, pero siempre es un problema el que yo sea un hombre con vagina. De hecho, me han pensado como un sujeto que no puede dar placer. Ojalá llegue el día en que la atracción sexual y el placer sexual no se base en el genitalismo. También les resulta imposible y una aberración pensarme como un hombre menstruante y un hombre con la remota posibilidad de gestar si es que así lo decido.

Es sorprendente cómo es que les conflictúa tanto enamorarse de una persona trans, en este caso, de un hombre trans, pues siempre terminan huyendo. Personalmente, llevo cinco años sin estar en una relación porque siempre que salgo con una chica me pregunto: ¿Le importará que sea un chico trans? Después me digo que cualquiera que no quiera a este cuerpo trans es porque no está dispuestx a sobrepasar los límites de la heteronorma, es porque no quiere atreverse a querer a un hombre trans en un mundo que todavía no se TRANSforma ni TRANSiciona a entender que el mundo puede verse, vivirse y sentirse de mil maneras, las posibilidades son infinitas.

Aprovechando que el Día Internacional de la Visibilidad Trans está a la vuelta de la esquina quiero concluir que el camino para ser un hombre trans es bastante complejo, porque no hemos tenido una visibilidad de nuestra existencia y de nuestra lucha. Por eso, si alguien se siente identificadx con lo que menciono acá o siente que le mueve algo sobre sí mismx, puede contactar a Transmasculinidades MX en Facebook o Instagram o puede ir a los grupos de pares de hombres trans en la Unidad de Salud Integral para Personas Trans.

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