La creatividad no tiene género: Bridget Conor

La especialista en participación de las mujeres en industrias culturales dictó la conferencia Género y creatividad en el FITU

¿Cómo algo tan humano como la creatividad puede ser inhibido por la inequidad? Esta y otras preguntas fueron planteadas por la académica e investigadora neozelandesa-británica Bridget Conor durante su conferencia Género y creatividad: avances al borde del precipicio, realizada en el marco del Festival Internacional de Teatro Universitario (FITU) 2021.

La charla de la especialista en temas de género vinculados a las industrias culturales fue organizada por Teatro UNAM y la Unidad de Género e Inclusión de la Coordinación de Difusión Cultural, con el apoyo del King’s College London.

Bridget Conor, desde muy temprana edad, se interesó por las industrias culturales: la televisión, el cine y las artes visuales en general. No continuó su interés de sumarse a ellas, pero sí las estudió. Su formación en género le permitió encontrar las desigualdades que hasta hoy continúan y que son expuestas por ella misma en el informe que elaboró en conjunto con la UNESCO y que también lleva el título de Género y Creatividad: progresos al borde del precipicio.

No solo es que las cifras confirmen que hay menos mujeres que hombres en las estructuras creativas, sino que esta segregación se alimenta y está acompañada de otros discursos como el racismo, el sexismo y la homofobia. Esta situación tiene un entramado extenso y totalmente vertical.

Expresó que un valor de cambio en la industria cultural es la reputación. Esto crea una narrativa donde las mujeres no pueden alzar la voz por el miedo a ser excluidas de todas las esferas del arte.

Si el avance de las mujeres en las artes visuales es arduo, la dificultad se incrementa cuando hay otras intersecciones con factores como la raza, la identidad de género y las preferencias sexuales. John Thorne, un escritor y guionista mencionado en la plática por Conor, ha dicho que se les ha fallado también a las personas con capacidades diferentes, ya que los productos audiovisuales no integran a este grupo social sino en situaciones que tienen que ver con estereotipos.

La investigadora fue severa en señalar las razones por las cuales las industrias culturales se niegan al cambio. El primer argumento es que se basan en la “meritocracia” como elemento central para el ingreso al mundo del arte. Obviamente, los que la acreditan como método de selección son aquellos con los cargos más altos.

Este fenómeno surge a pesar de que existen estadísticas que ubican a las mujeres como el grupo dominante en las escuelas de arte. Ese incremento de artistas no ha significado su ocupación en cargos importantes.

Por otra parte, las industrias culturales se escudan en la frase “antes estaba peor”. Sin embargo, los retrocesos siguen presentes.

La maternidad también figura como una razón contra la equidad. El mundo de las artes se adelanta al tiempo mencionando que sus integrantes mujeres se embarazarán y su eventual maternidad frenaría, por ejemplo, grabaciones o puestas en escena. Agregó que, además de ser un discurso sexista, tampoco se crean sistemas para mejorar esta situación.

A pesar de la situación expuesta por Bridget Conor, la investigadora destacó puntos de avance. En Perú, por ejemplo, se creó una Feria Alternativa del Libro, mientras que en Nueva Zelanda se cimentó el Screen Women’s Action Group. Ambos colectivos, dijo, trabajan en busca de mejores condiciones para las mujeres en las industrias creativas.

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