La enseñanza deficiente profundiza desigualdad

Evaluar inadecuadamente es negarse a mejorar y lograr calidad en la educación, señaló el rector de la UNAM

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El rector Enrique Graue Wiechers afirmó que enseñar deficientemente, o no mejorar la enseñanza, significa profundizar las brechas de desigualdad entre marginados y favorecidos, entre regiones rurales y zonas urbanas, y entre los países.

Y si la evaluación (que es un acto consustancial de la enseñanza–aprendizaje) no se realiza, o se hace inadecuadamente, implica negarnos a mejorar, a lograr la calidad deseada y a que la educación sea el gran igualador social, aseveró durante la presentación del Informe sobre el Desarrollo Mundial. Aprender para hacer realidad la promesa de educación, del Banco Mundial.

“La finalidad de educar es que los jóvenes aprendan, y tenemos que evaluar constantemente ese aprendizaje, a lo largo de México, porque es la única forma en que la educación sea el gran igualador social, que la calidad sea la misma en distintas zo- nas y estratos sociales para permitir el avance de nuestra juventud y de la nación”, dijo.

Dar educación de calidad alrededor del mundo es uno de los objetivos de las agendas para lograr un desarrollo sostenible. Por ello, es una aspiración que deben tener todos los países, los sistemas relacionados y las instituciones de educación superior.

“Un joven educado –remarcó Graue Wiechers– tiene más posibilidades de desarrollarse, recibir un ingreso justo y contribuir a su comunidad”. De ahí que la educación sea un bien público y un instrumento vital para la igualdad social.

El rector destacó la importancia del informe, que parte de una premisa lapidaria: educar no es lo mismo que aprender. El documento, añadió, es un diagnóstico completo sobre los problemas en el área en el ámbito global, y traza una ruta para disminuir las brechas: sugiere mejorar los indicadores para evaluar el aprendizaje, medir la eficacia de las políticas educativas y coordinar los esfuerzos de todos los actores involucrados.

En el Auditorio Jesús Silva Herzog, del posgrado de la Facultad de Economía, Pablo Saavedra, director para México del Banco Mundial, coincidió en que la educación se vincula con la productividad, el crecimiento a mediano y largo plazos, así como con la movilidad social.

Es también el mejor predicador de problemas como la desigualdad de ingresos, expectativas de vida y bienestar de las personas para los próximos 20 años. Por ello, expuso, el Banco Mundial realiza este documento, con sugerencias concretas para hacer cambios y mejorar habilidades en niños y jóvenes.

En su oportunidad, Rafael de Hoyos y Jaime Saavedra, integrantes del Banco Mundial y coautores del informe, insistieron en que globalmente hay una crisis del aprendizaje. Mientras en naciones como Japón, 98 por ciento de los niños que termina la primaria tiene los avances esperados, en México apenas la mitad comprende textos y tiene las habilidades matemáti- cas requeridas.

Los que menos comprenden son los infantes más pobres. En América Latina los jóvenes con menos habilidades acceden a los empleos más precarios, que terminan por abandonar. Así, uno de cada cinco forma parte de los llamados ninis: los que ni estudian ni trabajan.

Además, reiteraron que debe seguir la evaluación, lograr que los maestros en el aula sean los mejores y que los directores sean líderes institucionales y pedagógicos.

En la presentación del documento estuvieron Eduardo Vega López, director de la Facultad de Economía; Rolando Cordera Campos, coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM; Antonio Ávila Díaz, subsecretario de Evaluación, Planeación y Coordinación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), y Gilberto Guevara Niebla, consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, entre otros.

Inequidad y exclusión

En la mesa de discusión Implicaciones del Informe para el Futuro de la Educación en México, Valeria Moy, directora general de la Iniciativa México ¿Cómo Vamos?, afirmó que el problema de desigualdad y exclusión en México se genera y perpetúa desde el sistema educativo: “O nos tomamos en serio el problema y hacemos algo al respecto, o estaremos quedándonos como estamos”.

La economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México consideró que nadie nos impuso este sistema, decidimos quedarnos con él “y con ello condenar a más de la mitad de la población a la pobreza. Esta situación de desigualdad empieza a gestarse desde el nivel preescolar, donde podría romperse el círculo”.

En ese sentido, Blanca Heredia, coordinadora general del Programa Interdisciplinario Sobre Política y Prácticas Educativas del Centro de Investigación y Docencia Económicas, puntualizó que el texto del Banco Mundial es un trabajo espléndido, y pone énfasis en la importancia de distinguir entre escolarizar y educar, sin duda un tema “absolutamente central”.

Sin embargo, precisó, el problema de la exclusión en México, como en muchos países en desarrollo, “lleva demasiados años siendo el elefante en la sala y del cual en realidad no hablamos”.

Opinó que la exclusión en materia educativa es producto de muchos facto- res evidentes y es el tema más valioso que el candidato puntero a la presidencia ha puesto sobre la mesa en los ámbitos educativo y de seguridad que se resume en la frase “becarios sí, sicarios no; sin embargo, no comparto sus propuestas con respecto a cómo atenderles, pero como sociedad sí debemos hacernos cargo de algo que no debemos seguir colocando al margen”.

Esa parte, abundó, es ineludible por atender, “pues hoy nos hizo agua ese problema, hizo sangre y por eso dicha frase se vuelve relevante en nuestro contexto, la exclusión ya se salió de control”.

Antonio Ávila Díaz reconoció que el diagnóstico del Banco Mundial “es pesimista y describe lo que podría llamarse la crisis de los aprendizajes, que resume los resultados de éstos como poco satisfactorios. Las escuelas están fallando a los estudiantes y los sistemas educativos a las escuelas”.

Por otra parte, señaló, el informe del organismo internacional confirma que la reforma educativa se ha emprendido en una dirección correcta y es indispensable trabajar “en hacer los ajustes pertinentes e indisociables a todo proceso de implementación: en el fortalecimiento de las condiciones necesarias para consolidar los avances de la reforma y asegurar su permanencia y desarrollo en el mediano y largo plazos. De ello depende el futuro de la educación en México”.

Para Gilberto Guevara Niebla, el bajo aprendizaje es la evidencia más contundente de la desigualdad o el metabolismo de esa situación social dentro del siste- ma educativo, porque lo que ocurre en la realidad es que “la escuela opera para reproducir las desigualdades”.

Manifestó estar convencido de que el problema de la desigualdad está en el corazón del desafío educativo que enfrentamos y únicamente podremos tener educación de calidad con aprendizajes, si logramos resolver con inteligencia dicha dificultad”.

La mesa de análisis fue moderada por el profesor emérito Rolando Cordera, quien subrayó que por donde busquemos, a donde quiera que vayamos, tenemos enfrente un serio problema de desigualdad que se combina con cuotas injustificables de pobreza que parecen tener una re- lación muy fuerte con los desenlaces del proceso educativo: formación, capacidad de aprendizaje y de uso.

Hemos contado con instrumentos para hacer frente a esta situación (como el Consejo Nacional de Fomento Educativo); sin embargo, no ha sido suficiente, habría que preguntarnos qué tenemos que hacer para que lo sea”, concluyó.

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Eduardo Vega, Jaime Saavedra, Enrique Graue, Pablo Saavedra y Rolando Cordera. Foto: Benjamín Chaires.
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