La estructura familiar perpetúa la espiral de violencia hacia la mujer

Seminario Universitario La Familia en las Sociedades Contemporáneas

Al fomentar jerarquías donde la mujer es la única responsable del cuidado del hogar (dígase esposa o hijas) y la que puede ser reprendida si algo sale mal, la familia es uno de los espacios más perversos hacia la mujer y donde ella está más expuesta a sufrir violencia de forma cotidiana y sistémica, enfatizó Alethia Fernández de la Reguera Ahedo, experta del Instituto de Investigaciones Jurídicas.

La joven investigadora participó en el Seminario Universitario La Familia en las Sociedades Contemporáneas donde agregó que la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 indica que cuatro de cada 10 mujeres de 15 años o más han reportado sufrir violencia de pareja, también se sabe que en los últimos cinco años el número de presuntos delitos de violencia intrafamiliar aumentó de 127 mil a 220 mil en el 2020.

Se sabe, explicó, que debido a la pandemia y el confinamiento un gran número de mujeres se vieron obligadas a residir permanentemente con sus agresores en el hogar. La Red Nacional de Refugios reporta que en los primeros meses de la pandemia (marzo y abril del 2020) 100 % de las mujeres que acudieron a pedir apoyo habían sido víctimas de violencia doméstica.

Además, la red reporta que en este mismo periodo de tiempo 5 % de los niños que ingresaron habían sido víctimas de abuso sexual dentro de los hogares. Respecto a feminicidios, entre 2000 y 2018 se sabe que tres de cada 10 mujeres fueron asesinadas en sus hogares, y las llamadas al 911 relacionadas con violencia doméstica contra ellas aumentaron casi entre 300 por ciento de 2016 a 2020. En 2016 se reportaron 92 mil 604 llamadas y para 2020 fueron 260 mil 67 llamadas de mujeres que pedían auxilio por violencia en casa.

Panorama de cifras

De la Reguera Ahedo reflexionó: “El panorama de cifras es muy preocupante, muy amplio, sabemos que existen costos importantes por lo que implica la violencia de género en México y que en 2015 implicó gastos equivalentes a 1.4 % del Producto Interno Bruto por pagos que van desde la pérdida de ingresos, el valor del trabajo no asalariado, el costo de servicios penitenciarios y el gasto público destinado a la prevención, atención y sanción de la violencia contra las mujeres”.

La también coordinadora del Laboratorio Nacional de Diversidades de la UNAM precisó que hablar de violencia de género se refiere también a una cultura familiar que tiene que ser transformada, minada desde sus orígenes para cambiar las formas de violencia patriarcal, deconstruir la crianza de los pequeños y cambiar el pensamiento arcaico de que hay que hacer todo por la familia.

De la Reguera Ahedo comentó que en la actualidad existe un gran vacío en torno al apoyo que requieren las mujeres para solventar las desigualdades de ser las únicas responsables del cuidado de los otros, por lo que se requiere de una presencia del Estado para ampliar las guarderías y las escuelas de tiempo completo.

Al ofrecer la charla La Violencia Familiar como Violencia de Género, la investigadora señaló que la familia es una institución donde las relaciones de poder se prolongan en el tiempo y se vinculan con uno de los conceptos más importantes que es la división sexual del trabajo.

De la Reguera Ahedo dijo: “La familia es el núcleo desde donde se genera esta división entre lo público y lo privado donde, por un lado, se asocia a la mujer con el cuidado, como si por naturaleza fuéramos mejores, un trabajo diario para un entorno productivo: alimentación, limpieza, preparación de alimentos, cuidado de dependientes, trabajo que normalmente no es visible, no se cuantifica ni se paga”.

Agregó que actualmente el Laboratorio Nacional de Diversidades realiza un estudio del efecto de la pandemia en jóvenes de bachillerato de la UNAM y entre sus primeros hallazgos está que “las jóvenes tienen una carga de cuidado mucho más elevado que los compañeros varones, es decir, la división sexual del trabajo en el entorno familiar también es un indicador muy importante de cómo se van gestando estas relaciones de poder y de violencia”.

A esto se suma, recordó, la cultura del maltrato de mujeres hacia las nuevas generaciones, por ejemplo con las abuelas y las suegras quienes no sólo culpan a las jóvenes de los problemas en el hogar (cualquiera que éste sea), no les creen si son violentadas por su pareja e inclusive formalizando una violencia estructural al implementar mandatos como: el matrimonio es para toda la vida, es la cruz que debes cargar y si algo malo pasa es porque no haces las cosas bien.

La reunión fue inaugurada por Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades, quien destacó que este es un tema que en muchas ocasiones se enfatiza que la familia es la célula fundamental o básica de la sociedad, enmarcando una visión poco favorecedora para garantizar los derechos de mujeres, niñas y niños.

Valencia García añadió: “Hoy esto ha cambiado y hablamos sin tapujos de la violencia intrafamiliar, se trata de proteger a las mujeres y los niños desde muy diversos ámbitos. Se habla de este Covid-19, de las tareas de cuidado y las muy diversas formas de violencia, no todas físicas, que suceden al interior de los hogares que buscan quitar el idealismo de lo que contenía esta frase tan trillada en el pasado sobre la familia como núcleo básico de la sociedad”.

Debido a la pandemia y el confinamiento un gran número de mujeres se vieron obligadas a residir permanentemente con sus agresores en el hogar.

Reflexionar y analizar

A su vez, el etnólogo José del Val Blanco, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) resaltó que en la época actual es trascendental reflexionar y analizar estas problemáticas que históricamente han estado presentes en la sociedad.

Del Val Blanco apuntó: “La organización y estructura tradicional enfrenta una transición hacia nuevos modelos de familias y el papel de sus integrantes. En buena medida el resultado de las transformaciones económicas, sociales, culturales, demográficas y contemporáneas marcan el tránsito de la familia extensa a la familia nuclear, este cambio ha mostrado ya el impacto social en diferentes ámbitos de las relaciones sociales”.

Erradicación

Finalmente, Carolina Sánchez García, secretaria Académica del PUIC y coordinadora del seminario subrayó que la reunión, enmarcada en las actividades por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer analiza esta problemática que se mantiene en aumento en los casos de acoso y hostigamiento sexual.

“Es por ello, que existe una urgente necesidad no sólo de abrir espacios de diálogo y reflexión sobre estos temas, sino, sobre todo, implementar mecanismos para su erradicación. La violencia se extiende al ámbito familiar. En 2020, como fue ampliamente analizado en la cuarta sesión del seminario, la violencia intrafamiliar se incrementó y en esta quinta sesión se propuso continuar con el análisis de este tipo de violencia que fue tratado como asunto privado y hoy requiere ser abordado bajo diferentes miradas disciplinarias convergentes, complementarias para producir un conocimiento pertinente que incida en las políticas sociales, las relaciones familiares y, sobre todo, que contribuya a la reconstrucción del tejido social”, enfatizó Sánchez García.

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