La familia puede incidir en los derechos colectivos

Debe cambiar para no reproducir más los elementos del orden y poder patriarcal, y contribuir a alcanzar la igualdad

La tradicional, monogámica, ya no es la única.
La familia es un mecanismo que puede tener incidencia en favor de los derechos colectivos. Ella debe cambiar para no reproducir más los elementos del orden y poder patriarcal, y contribuir así a alcanzar la igualdad como un derecho humano y una necesidad de vida para todos, señalaron en la UNAM especialistas en el tema.

En el Seminario Permanente de las Ciencias Sociales (SEPERCIS) 2023, Reflexiones del Mundo Contemporáneo: Reconstrucción del Tejido Social y Cultura de la Paz, expertos mencionaron que el concepto de familia ha cambiado y hoy, incluso, se habla de familias. Se trata de un concepto en movimiento: las actuales no son las mismas que hace 100 años.

Julia del Carmen Chávez Carapia, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social, señaló que la violencia familiar históricamente ha sido legal, ejercida y legitimada por las estructuras del Estado, y es hasta hace muy poco que se le ha visto como un elemento en contra de la integridad de sus miembros. Por ejemplo, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se planteó apenas en 2007.

Esa violencia está avalada por dos elementos importantes: la costumbre y la tradición, y aunque no es privativa de un solo género, ya que se da entre todos los integrantes de la familia, sí está más generalizada hacia las mujeres.

La familia ha sido una institución creada no sólo como un elemento de organización, sino también de control. La tradicional, monogámica, se fundamenta en el predominio del hombre, con el fin expreso de la procreación y con una paternidad indiscutible. Fue la primera organización que no se basó en condiciones naturales, sino económicas, cuando surgió la propiedad privada. La monogamia era importante para garantizar al varón que los hijos eran de él y que podían heredar sus bienes. Ese modelo se mantuvo por siglos.

Hoy en día, la familia tradicional continúa junto a otros tipos, como la homoparental, que cambian la estructura o la forma; pero su función no se modifica. “Se siguen reproduciendo los elementos del orden y poder patriarcal: autoridad, mandato, obediencia y sumisión. Aún en las familias diferentes encontramos estos rasgos, porque el sistema económico, político y social así lo pide”, explicó Chávez Carapia.

Hay familias nucleares, compuestas por padre, madre e hijos; extensas, en las que se incorporan abuelos y otros familiares; compuestas, conformadas por madre con sus hijos, padre con sus hijos e hijos en común; monoparentales masculina o femenina con hijos (y aquí entran las jefaturas femeninas, una de las más importantes numéricamente hablando); parejas del mismo sexo con o sin hijos; parejas heterosexuales sin hijos; corresidentes (grupo de amigos), y unipersonal masculina o femenina (hombre o mujer con mascota).

Sistema de cuidado

Durante la sesión en la que se abordó el tema de Jefaturas femeninas, familias, cuidados e igualdad sustantiva, Aurelién Guilabert, activista y coordinador de Vinculación de Méxicolectivo, refirió que a partir de la nueva repartición de roles y gracias a la lucha por la igualdad de género, pronto se podría lograr en México, como ya sucede en Chile, la creación de un sistema de cuidado bajo la lógica del Estado, para que ya no dependa solamente de la solidaridad familiar.

Asimismo, dijo que a partir del avance que representó el matrimonio igualitario, ha crecido el tema de los derechos de las familias, como el acceso a la seguridad social, la adopción o la reproducción asistida, pero falta mucho por hacer, ya que pocos países reconocen esos esquemas.

Sin embargo, detalló, tenemos una nación en “velocidades distintas”: hay personas que no tienen los mismos derechos en función de dónde nacen o viven.

Entre los pendientes, finalizó, está uno fundamental: México es uno de los países más peligrosos para las poblaciones de la diversidad sexual y de género, y no hay un sistema que recopile y analice los crímenes de odio contra la comunidad LGBTIQ+.

Finalmente, Alejandra García Cruz, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, refirió que de acuerdo con Oxfam (2020), el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres aporta a la economía mundial un valor añadido de 10.8 billones de dólares anuales, cifra comparable con lo que aporta la industria de la tecnología.

Comentó, además, que pareciera que cualquier persona puede practicar deporte de manera igualitaria, pero en realidad, destinar tiempo al trabajo de cuidados lo vuelve desigual para las mujeres.

La universitaria refirió que en las actividades deportivas ellas se transforman a sí mismas. “En un estudio realizado entre mujeres corredoras mayores de 50 años, propongo que por medio de la técnica corporal se construyen otros tipos de comunidad, otras temporalidades y vivencias”.

Para ellas, habitar la ciudad mediante las carreras se convierte en un escape de los tiempos laborales y de cuidados, de los conflictos personales. Habitar la ciudad implica para ellas ser parte del mundo, concluyó.

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