Las violencias contra las mujeres se han complejizado

Antes las agresiones se quedaban en las paredes de las casas, ahora (afortunadamente) se muestran y se denuncian más: Cristina Herrera

En los espacios laborales se enfrentan a discriminación y desigualdad.
Los discursos feministas y las manifestaciones masivas de mujeres en los espacios públicos han generado que más de ellas resistan y denuncien las violencias, pero también que muchos hombres aumenten la crueldad y las formas en que la ejercen, lo que se ha denominado la teoría del contragolpe masculino.

Así lo expuso la académica del Centro de Estudios de Género de El Colegio de México (Colmex), Cristina Herrera, al participar en la conferencia en línea Violencia de género: entre lo doméstico y lo laboral, organizada por la Unidad de Género de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.

“Si antes hablábamos de una violencia que se quedaba en las paredes del hogar, que estaba oculta y era ‘disciplinaria’, un poco para mantener a la mujer en su papel, ahora vemos que ésta se muestra, se exhibe”, señaló.

Recordó cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las cuales reportaron que entre 2021 y 2022, 22.4 % de las mujeres de 15 años o más sufrieron algún tipo de violencia en el ámbito comunitario, 20.8 % en el laboral, 20.7 % en su relación de pareja, 20.2 % en el escolar y 11.4 % en el entorno familiar. “Estas cifras muestran las trayectorias de vida de lo privado a lo público”.

Asimismo, indicó que hay diversos tipos de feminicidios, los que ejercen principalmente las parejas o exparejas de las mujeres, como una forma de controlar a la persona que creen poseer, y otros relacionados con la soberanía territorial que realizan grupos mafiosos para mostrar virilidad, poder y estatus frente a otros hombres.

Este último tipo de feminicidios los ha estudiado la feminista Rita Segato en el norte de nuestro país, en especial, en Ciudad Juárez.

Esta violencia extrema contra las mujeres, agregó, va en aumento, pues en 2015 representaba el 19.8 % de los homicidios de mujeres y en 2022 fue del 25.6 %.

La experta mencionó que el incremento también se debe a que cada vez se exige que más casos sean investigados como feminicidios y no como homicidios. Alrededor del 50 % de ellos los ejecuta la pareja o conocidos de la víctima, y aunque suelen perpetrarlos mediante asfixias o golpizas, hay un aumento en el uso de armas de fuego.

De igual forma, explicó que el acoso sexual en los ambientes laborales, por ejemplo, no sólo tiene como interlocutor a la mujer violentada, sino también a otros hombres frente a los que se busca mostrar virilidad, poder, estatus.

“A pesar de que cada vez hay más mujeres en el mercado laboral, en espacios de poder y cargos públicos, la ideología de género y de domesticidad sigue resistente a esta realidad, pero se está quebrando”, añadió la especialista.

Hoy en día, subrayó, las mujeres están más en los espacios públicos porque se han integrado al mercado remunerado por necesidad, por gusto, por realización personal, y se quedan allí porque alcanzan mayores niveles educativos. “El 70 % de ellas, con riesgo feminicida, no tenían trabajo”, señaló.

Las que se incorporan a espacios que antes se consideraban estrictamente masculinos también sufren más violencia, igual que las que laboran en fábricas, maquilas y en tareas del hogar.

Las áreas administrativas también tienen altos índices de violencia contra ellas, pues allí enfrentan actos de discriminación y desigualdad laboral ya que hay hombres que consideran que “ese no es su lugar”, que el “trabajador ideal” es el que se dedica en cuerpo y alma, y la mayoría de las mujeres no tienen esa entrega porque deben cumplir con otras tareas, entre éstas el cuidado de la familia.

La experta del Colmex consideró que se requiere promover una cultura diferente que revalorice el trabajo de las mujeres, dentro y fuera del hogar; que haya políticas favorables a su autonomía: educativa, laboral, de cuidados, acceso a la justicia.

También es preciso impulsar un sistema de cuidados, cambiar la cultura laboral que “es ciega al género”; nombrar las violencias, trabajar con los generadores de éstas y combatir la impunidad. “Salir del punitivismo, promover la prevención, educar en igualdad de género y en la no discriminación”, concluyó.

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