Lo excepcional ha sido aprendido como marginal en los enfoques sociales

El acontecimiento al centro. Cuatro estudios sobre la sociología y la historia, libro coordinado por Fabiola de Lachica y Alicia Márquez

Fabiola de Lachica, Guadalupe Valencia, Alicia Márquez y Raúl Contreras. Foto: Francisco Parra.

“Los acontecimientos se distinguen de lo ordinario por ser relevantes, por ser diferentes de lo cotidiano. Aunque estas características pueden ser pertinentes para las ciencias sociales, no han sido un enfoque prioritario. Por el contrario, lo excepcional ha sido aprendido como marginal en los enfoques clásicos que buscan estudiar la regularidad para explicar el mundo social”, señalan las autoras de El acontecimiento al centro. Cuatro estudios sobre la sociología y la historia.

El libro –continúan sus autoras y coordinadoras, Fabiola de Lachica Huerta y Alicia Márquez Murrieta– busca, a través de su introducción y sus cuatro textos, trazar de manera general las líneas de discusión en torno al estudio de los acontecimientos, partiendo de diversas miradas teóricas y con trabajos empíricos distintos: desde la construcción de Ciudad Universitaria hasta la epidemia de la Covid-19, pasando por una masacre en Ciudad Juárez y partos en jardines públicos.

Las interrogantes centrales para las reflexiones al tener el acontecimiento al centro son cómo identificarlo, con qué herramientas analíticas abordarlo, cómo definirlo, cómo verlo con el tiempo y cómo asirlo como objeto de investigación. “Nuestro libro intenta contribuir con esa mirada caleidoscópica sobre el mundo, sus sucesos y su devenir en acontecimiento”.

En la presentación, Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades, dijo de la obra: “me pareció una caja de agradables sorpresas. Lo abrí pensando que me encontraría con disquisiciones teóricas en torno a la noción de acontecimiento; y me encontré con esa misma noción, riquísima, puesta en el centro, y que jugaba en muchos niveles del análisis social a partir de los cuatro estudios”.

En la 44 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), la universitaria mencionó que El acontecimiento al centro (editado por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora) fue escrito por cuatro mujeres (dos de ellas, las coordinadoras), “quienes parecen decir que sí, que el acontecimiento –puede decirse– no sólo es lo que ocurre, sino lo que arriba a partir de lo que sucede, por ello aparece como novedad”.

En palabras de las coordinadoras, entender los acontecimientos como fenómenos procesuales que se desarrollan en el tiempo y que tienen consecuencias claras en el mundo, permite que éstos sean vistos como una fuente de riqueza para estudiar el cambio social; he ahí una de las claves para distinguirlos de cualquier evento, hecho o suceso que no alcance esa denominación.

Guadalupe Valencia abundó que las coordinadoras del libro narran su propio periplo para hablar del tema, un seminario mensual en el que debatieron en torno a las preguntas que se plantearon y que nos seguimos haciendo: cómo identificar un acontecimiento, con qué herramientas abordarlo, cómo definirlo y cómo analizarlo como objeto de investigación. “El tema es crucial porque nos permite desentrañar eso que tan vagamente llamamos la construcción social de la realidad”.

En el salón Manuel Tolsá del Palacio de Minería, la coordinadora calificó la obra como un gran libro y recomendó su lectura. “Se deja leer, no cuesta trabajo, está bien construido y cada uno de sus capítulos es de enorme interés por la forma en que está presentado”.

Raúl Contreras Román, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, expuso que si el acontecimiento puede ser pensado para hablar de las historias personales y de los cursos vitales, no sólo cuando de trauma se trata, este libro es un acontecimiento. “Me ayudó a interpretar y encontrarme con otros interpretantes, y a reunir con ellos los fragmentos de interpretación de esa narración colectiva aún por construir; sujetos que no son los que hoy tienen la palabra, pero pueden volver a tomarla y con ello transformarse nuevamente en sujeto del acontecimiento, disputar su devenir, asumir para sí la lucha semiótica y política a fin de darle forma y contenido a ese significante que hoy se quiere extirpar de las memorias colectivas”.

De Lachica refirió que una de las motivaciones de este libro era pensar el acontecimiento como una herramienta que permitiera estudiar la realidad social, en distintos casos y al mismo tiempo, y cómo permite entender el cambio social y las realidades que enfrentamos.

Finalmente, Alicia Márquez calificó el acontecimiento como una flecha hacia el pasado y hacia el futuro y “quizá hasta buscar nuevas huellas, porque con las que se explicaría lo que pasa no son suficientes, y hacia adelante no sabemos lo que vendrá; me pareció muy interesante esa idea que está en el corazón de cómo pensamos el tiempo”.

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