Lo primero, el gusto por el juego; más tarde, la obligación de triunfar

“Que las actividades motrices y lúdicas estén por encima del ganar, que no sufran la presión de las competiciones”

Fotos: DGDU.

El acompañamiento y la correcta interpretación del deporte infantil permitirán un mejor desarrollo en niñas y niños, consideró César Belmonte Ríos, psicólogo que colabora con el equipo de futbol americano Pumas CU, y enumeró una serie de factores para lograr este fin, entre ellos evitar en el menor la obligación por el triunfo hasta que alcance otra edad.

“Los niños tienen que aprender gestos motores de todos los deportes. Que las actividades motrices y lúdicas estén por encima del ganar, que no sufran la presión de las competiciones, sino que se diviertan. La mejor opción es que compitan a partir de los 13 años de edad. De los 12 hacia abajo, lo que se haga debería ser preponderantemente lúdico”, remarcó el también docente del Centro de Estudios del Deporte de la Dirección General del Deporte Universitario de esta casa de estudios, en una charla transmitida por Facebook Deporte UNAM.

De no contar con una formación óptima en edades tempranas, el menor puede sentir demasiada presión, perder la capacidad de disfrutar la disciplina elegida, aburrirse y abandonarla. “En pocas palabras, no se tiene éxito cuando no hay un buen acompañamiento, pues los niños deportistas no son adultos”, dijo el especialista.

“Por el contrario, cuando hay una buena base, todo el trabajo físico y psicológico acumulado se va a cosechar y tendremos mejores atletas”, aseveró Belmonte Ríos, y se refirió a lo que llamó un triángulo deportivo conformado por padres, entrenadores y niños, en el que los adultos deben ser quienes busquen las mejores formas para la evolución física, emocional y psicológica de los pequeños.

“El desarrollo del carácter, el liderazgo, la buena actitud y la orientación hacia el logro no se dan con el simple hecho de hacer deporte; el infante necesita del acompañamiento de los entrenadores y de programas que proporcionen experiencias positivas de aprendizaje”, abundó.

Aclaró que el concepto de competencia también tiene valor educativo, permite desarrollar habilidades de socialización y facilita conceptualizar la idea del triunfo y la derrota; pero, reiteró, ello no debe ser el fundamento de la actividad física en edades tempranas.

“La práctica del deporte es una de las pocas áreas en esa etapa de vida en la que el niño puede participar intensamente, con consecuencias significativas para él, sus compañeros, su familia y la propia comunidad”, finalizó el psicólogo.

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