Los procesos creativos de Anne Washburn

La Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro organizó un conversatorio con la dramaturga estadunidense, autora de El ensayo

El ensayo. Fotos: Verónica Rosales y Karen Tovar.
El ensayo. Fotos: Verónica Rosales y Karen Tovar.

La Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro puso a conversar a la dramaturga estadunidense Anne Washburn y a la historiadora del arte Didanwee Kent en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, con la idea de que los asistentes pudieran conocer de primera mano las motivaciones, procesos y técnicas de la escritura dramática de la autora de El ensayo, pieza teatral que concluyó sus presentaciones en ese mismo recinto luego de una temporada muy exitosa con lleno en cada función.

Son diversas puestas en escena en las que ha quedado constancia cómo Washburn es capaz, por ejemplo, de transformar a Los Simpson en una ópera con tintes posapocalípticos en su creación The twilight zone, o de igual modo llevar al mítico Drácula como protagonista de un persistente e incoherente abuso de poder en una sociedad comunista como la rumana, antes de la debacle de dicho régimen con más tintes autoritarios que comunitarios, lo que ocurre en The communist Dracula pageant.

Osadía estilística

La autora de 18 obras de teatro, y radicada en Nueva York, se ha consolidado como una de las voces más potentes y genuinas de la dramaturgia contemporánea de habla inglesa. Sus representaciones reflejan su interés auténtico por la experimentación formal y su osadía estilística, lo que ha llamado poderosamente la atención de la crítica especializada, a la vez que le ha procurado un público que la sigue y celebra. Durante la conversación dijo no tener idea de dónde proviene el humor que maneja en sus obras. Lo que sí tiene muy claro es que cuando escribe piensa siempre en el espectador perfecto, como alguien muy abierto pero también exigente. Es un público imaginario al que busca complacer, pero sin dejar de hacer lo propio consigo misma.

La dramaturga estadunidense
La dramaturga estadunidense

Consideró que el trabajo del dramaturgo es poner atención a cada uno de los obstáculos que se presentan en la construcción de la historia, y así poder sortearlos de la mejor manera. Comentó que sus primeras incursiones en el teatro fueron como actriz en pequeños papeles en el colegio, y que una vez se atrevió a escribir una parodia de una obra clásica, algo descabellado pero que le resultó divertido.

También expresó que en algún momento escribió poesía pero ya no continuó por esa senda, sino que se dedicó a escribir pequeñas historias para ser representadas, lo que le agradó cada vez más, hasta que finalmente se convirtió en su oficio. “Supe muy pronto que era yo una dramaturga, pero sólo lo acepté mucho más adelante”.

Esta es la primera vez que Anne Washburn visita México, y también la primera ocasión que le toca ver una obra suya en otro idioma que no es el propio. Gran parte del elenco de El ensayo, un texto dramático sobre el dramático proceso de hacer teatro, estaba presente en la charla denominada Los Misterios de la Atención, y así se mostraron: atentos a lo que expresaba en el conversatorio la dramaturga, que pocos minutos después sería parte del público.

Tal situación no estaba prevista en El ensayo, pero sabido es que les resultaba estimulante a los actores, actrices, directora, adaptador y, por supuesto y en primer término, a todos los técnicos que intervenían, amén de los espectadores-voyeurs con auricular en oreja, aparatito a través del cual damas y caballeros, Anne entre ellos, se llegarían a enterar de las rabietas, insultos, sarcasmos, ligues y descalificaciones de todos los egos reunidos para hacer esta obra, que desde los ensayos agotó localidades.

También podría gustarte