Mala nutrición afecta la actividad cognitiva

Todos los elementos energéticos y de sostenimiento empiezan a ser trastocados

En México 53.4 millones de personas son pobres y otros 9.4 millones viven en pobreza extrema. Esta condición se encuentra asociada no sólo a las carencias de las necesidades básicas, sino también a la ausencia de los derechos esenciales de las personas, consideraron los académicos Gerardo Ortiz Moncada, Felipe Cruz Pérez y Rafael Villalobos Molina.

Al participar en la mesa de diálogo Pobreza, ¿Un Factor de Riesgo para el Cerebro?: Malnutrición, Felipe Cruz de la Facultad de Psicología (FP) expuso que una mala nutrición o desnutrición no sólo disminuye el funcionamiento cognitivo de un individuo, sino además tiene efectos sistémicos relacionados con la actividad cerebral.

Toda función mental y psicológica empieza por los ámbitos de activación inducidos por una serie de nutrientes que facilitan ésta, sobre todo la subcortical, detalló.

“Si se tiene un organismo malnutrido, todos los elementos energéticos y de sostenimiento de la actividad empiezan a ser trastocados, diversos trastornos de desarrollo temprano tienen que ver con una serie de dificultades subcorticales que van a impactar el rendimiento cognitivo de los individuos, tanto en niños como en adultos”, indicó.

Además, afecta una serie de sistemas asociativos vinculados a la consolidación de procesos de memoria, así como aquellos sistemas motores que no se encuentran relacionados únicamente con la acción motora, sino también con la temporalidad y espacialidad de la organización del movimiento en general.

Como efecto de una serie de déficits nutricionales, los individuos, desde edad temprana, podrían presentar cuadros de alteración en la temporalización del desarrollo de las acciones y de disolución del pensamiento, que para muchos especialistas sigue siendo trastorno por déficit de atención.

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Prácticas de consumo

Por su parte, Gerardo Ortiz Moncada, igualmente de la FP, dijo que no es suficiente con generar programas asistenciales para atacar el problema de la alimentación deficiente o desequilibrada, necesitamos modificar de manera sustancial nuestras prácticas de consumo.

Durante la Semana del Cerebro 2019, Ortiz Moncada señaló que “de alguna manera estamos bombardeados de un sinfín de información en la que nos hacen creer que tenemos que mantener cierto tipo de dietas para conservar determinada apariencia”.

Apuntó que son tres las condiciones de salud derivadas de la mala nutrición, siendo la primera la obesidad, estado patológico en el que México está catalogado como el segundo país con mayor índice en adultos y el primero en infantes.

En segundo término, abundó, “está la condición de no cubrir los parámetros de talla y peso que tienen que presentarse durante el crecimiento y, en tercer término, la desnutrición de las madres gestantes, cuyas problemas alimenticios, a través de la genética, afectan al bebé en desarrollo”.

Se trata de un fenómeno multifactorial, es decir carecemos de buenas prácticas de alimentación, de rutinas de sueño y de manejo del estrés. Además, cada vez se observa un incremento de empleos más sedentarios y que manejan altos niveles de ansiedad, condiciones que nos llevan a tener cuadros más complejos.

Para Rafael Villalobos, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, una malnutrición es la ausencia, el exceso y el desbalance en el consumo de alimentos. “Podemos consumir muchos alimentos pero de manera desbalanceada, o muy pocos porque no hay disponibilidad de éstos, pero también entran en juego los aspectos culturales”.

Es importante hacer notar que de los casi 64 millones de mexicanos en pobreza y pobreza extrema, su problema fundamental es una mala nutrición. Para modificar este panorama es indispensable la participación de profesionales de diferentes áreas del conocimiento para que “podamos influir directamente en la gente”, de otra manera será difícil modificar esto.

Asimismo, resaltó que la población rural o indígena tiene pocas posibilidades de acceder a una alimentación adecuada; ahí se concentra la pobreza extrema.

Finalmente, expresó que las condiciones de desnutrición, sobrepeso y obesidad tienen un impacto negativo en el desarrollo cognitivo y físico de los individuos quienes las padecen.

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