Muere el músico polaco Krzysztof Penderecki

Fue autor de sinfonías, música sacra, conciertos para diversos instrumentos, música de cámara, óperas. Una de sus obras más conocidas es Treno por las víctimas de Hiroshima.

El pasado domingo 29 de marzo, en medio de la pandemia mundial ocasionada por el COVID-19 –pero no como consecuencia de haberse infectado con este coronavirus–, murió en Cracovia, a los 86 años, el compositor y director de orquesta polaco Krzysztof Penderecki.

Nacido en Debica en 1933, a muy corta edad comenzó a tomar clases de violín y piano. A los 18 años, luego de estudiar composición con Franciszek Skolyszewski, ingresó en la Academia de Música de Cracovia.

A partir de 1954 estudió composición con Arthur Malawski y, posteriormente, con Stanislaw Wiechjowicz. En 1958 se graduó y al poco tiempo se convirtió en profesor de la mencionada academia.

En las ediciones 1959 y 1960 del Festival de Otoño de Varsovia se estrenaron sus obras Strophen, Salmos de David y Emanaciones, en las que, a decir de los expertos, se percibe una fuerte influencia de Anton Webern y Pierre Boulez.

En 1960 compuso una obra que lo situaría en un primer plano de la música contemporánea: Treno por las víctimas de Hiroshima, para 52 instrumentos de cuerda frotada.

En un principio, Penderecki la tituló 8’ 37”, en alusión a la obra 4’ 33”, del compositor estadounidense John Cage, en la que no hay más sonidos que los generados en el entorno donde se presenta, pero finalmente, a petición de su editor, le cambió el nombre.

En 1962 compuso su Stabat Mater; y en 1966, la Pasión según San Lucas, una extensa obra coral casi totalmente atonal, con textos en latín (su título original es Passio et mors Domini nostri Jesu Christi secundum Lucam).

Antes de su estreno, el mismo Penderecki declaró: “No me importa cómo los críticos calificarán la Pasión, si de tradicional o vanguardista. Para mí es simplemente auténtica. Y eso me basta.”

En 1966 escribió De natura sonoris I, obra que, junto con De natura sonoris II, Utrenja y El despertar de Jacob, sería usada años más tarde por Stanley Kubrick en la banda sonora de su película El resplandor (por cierto, en 1973, otro cineasta estadounidense, William Friedkin, usó otras obras de Penderecki –Concierto para violonchelo y orquesta número 1, Cuarteto de cuerdas número 1, Polymorphia y la ópera Los demonios de Loudun– en la banda sonora de otra cinta de culto: El exorcista).

Con la Sinfonía número 1, concluida en 1973, Penderecki dio por terminado su periodo de búsqueda de nuevos sonidos y, al cabo de una breve exploración en la música electrónica, retornó a un lenguaje más armónico y conservador. Ejemplo de él son el Magnificat y el Concierto para violín y orquesta número 1.

Frente a quienes lo acusaron entonces de haber tenido una regresión estilística, Penderecki dijo: “Aun se pueden utilizar las formas antiguas para hacer música nueva.”

En 1980, por encargo del sindicato Solidaridad, encabezado por Lech Walesa, Penderecki compuso su obra Lacrimosa para acompañar la ceremonia en la que se descubriría, en las dársenas de Danzig, una estatua en recuerdo de los obreros muertos durante la revuelta de 1970.

En 1987 el compositor polaco fue distinguido con el Premio de la Fundación Wolf de las Artes; en 2001, con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes; y en 2004, con el Praemium Imperiale de Japón.

Hoy, el mundo de la música lamenta su partida.

Treno por las víctimas de Hiroshima

De natura sonoris I

Concierto para violín y orquesta número 1

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