Normalizar la violencia es un acto de complicidad con el crimen

Rossana Reguillo participó en la conversación organizada por el CCUT y Cultura en Directo.UNAM

Imagen: cartel de Cultura en Directo.UNAM.
Mirar lo atroz es verdaderamente un ejercicio al límite. Es muy doloroso y crea angustia tocar tan de cerca lo que son las violencias y, al mismo tiempo, encontrarse con biografías fracturadas de jóvenes que no han tenido otra alternativa que decantarse por el mal, por el crimen, afirmó la antropóloga Rossana Reguillo en la charla con el poeta Javier Sicilia con la que dio inicio el ciclo de seis diálogos Contra el mal y la crisis civilizatoria, organizado por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) y Cultura en Directo.UNAM.

Transmitida el jueves 13 de octubre, la conversación se tituló El mal radical y las violencias en México, y en ella la académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente aseguró que la compleja y terrible realidad nacional exige emprender nuevas reflexiones y análisis profundos para desentrañar soluciones verdaderas ante las violencias que amenazan la seguridad colectiva.

“No estamos frente a actos azarosos, sino ante una planeación perversa de acumulación de riqueza y bienes a través del control de cuerpos y territorios”, apuntó la autora del revelador e impactante libro Necromáquina. Cuando morir no es suficiente.

Al presentar a la invitada, Sicilia aseveró: que no sabemos nada de la sustancia del mal, aunque sí de su capacidad de destrucción. Reconoció que el proyecto civilizatorio ha sido un intento por detener su esencia, pero se ha logrado poco, y pidió a Reguillo que hablara de la forma en que el mal se ha formalizado, lo que particularmente en México se refleja “en el clima de violencia que no hemos dejado de padecer desde los albores del siglo XX, hace más de cien años, y que en la actualidad se ha desbordado”.

La especialista relató su travesía por los temas de la violencia, que inició en 1985 con estudios en barrios marginales con bandas de jóvenes. “Fue devastador constatar el grado de perversión de los grupos del crimen organizado para cooptar a los chicos”. El Cártel de Juárez fue el primer grupo “empresarial” en subcontratar sicarios entre los jóvenes, explicó, y si a principios de siglo la edad de los victimarios y las víctimas oscilaba entre los 20 y 24 años, ha venido disminuyendo.

“En ese contexto me pregunté cuál es el drama que lleva inscrito el victimario en su propio cuerpo, cuál es la subjetividad que le permite ejercer tal mal, tal violencia y caligrafía del horror en los cuerpos de otros… Nos hallamos con biografías rotas, fracturadas, que empiezan en una negociación con el mal y acaban completamente hundidas en una violencia, en una forma de atrocidad que es casi irrepresentable”.

Para la especialista, al normalizar esta violencia nos hemos convertido en cómplices. Dijo que hay atisbos, pero aún débiles, para contrarrestar tal normalización, entre ellos los que se manifiestan en las madres buscadoras, en los feminismos, el arte y el periodismo de investigación, como espacios de producción de presencias y de articulaciones. Aunque aceptó que, siendo realista, no ve cómo desandar esto.

Sicilia planteó que existe una responsabilidad del Estado en cuanto a las violencias generadas, y preguntó cómo fue que las instituciones se perdieron y se volvieron parte del mal; a lo que Reguillo respondió que adjetivos como Estado fallido no ayudan a entender este proceso de descomposición. “En la medida que fue avanzando el deterioro de nuestros pactos sociales, y que el Estado fue reculando de su brazo social, nos fue dejando cada vez más solos”.

El poeta concluyó la charla preguntando dónde quedaron el proyecto civilizatorio y las instituciones, e incitó a que recobremos nuestra capacidad para indignarnos.

El ciclo de diálogos con Javier Sicilia continuará los jueves hasta el 17 de noviembre a las 18 horas por la página de Cultura en Directo.UNAM y los canales virtuales del CCUT. Estarán el filósofo Luis Xavier López Farjeat, el especialista en justicia transicional y derechos humanos Jacobo Dayán, el politólogo Jorge Javier Romero, la socióloga Eugenia Sánchez y el investigador en temas de derecho Juan Jesús Garza Onofre.

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