Ocho décadas del Instituto de Geografía

Fue el primero en ser dirigido por una mujer, subrayó Enrique Graue Wiechers

El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, presidió la ceremonia por los 80 años del Instituto de Geografía (IGg), que han sido de crecimiento constante y de éxitos.

“El Instituto de Geografía es un joven octogenario que ha tenido logros en todos los aspectos de los saberes que cultiva. Ha sabido reinventarse, rejuvenecer, incorporando nuevas tecnologías como la percepción remota, la fotografía aérea y los estudios con drones. Felicidades también por nuestro Laboratorio Aéreo K’usam”, expresó.

Acompañado por la presidenta en turno de la Junta de Gobierno, Rocío Jáuregui Renaud, el Rector destacó que el IGg fue el primero en la UNAM en ser dirigido por una mujer: Rita López de Llergo. Las designaciones de directoras en otras entidades siguieron a cuentagotas, dijo.

Pero hoy, poco más del 50 por ciento de los institutos, de los subsistemas de la Investigación Científica y de Humanidades son dirigidos por mujeres. “De ello debemos estar todos muy orgullosos”, remarcó Graue Wiechers.

El coordinador de la Investigación Científica, William Lee Alardín, rememoró que se celebran ocho décadas de trayectoria del IGg, con presencia en Ciudad Universitaria, y que ha contribuido a la creación de entidades y sedes en Morelia, Mérida, Oaxaca; así como al establecimiento de un geoparque, del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra y, recientemente, del Laboratorio Aéreo K’usam.

“Hoy celebramos este puente entre el conocimiento literario, científico, humanístico; una herramienta indispensable para ubicarnos en el mundo: saber dónde estamos parados y, por lo tanto, tener conciencia de hacia dónde podemos y debemos movernos, de qué se puede y qué no; y por dónde es más fácil pasar física y mentalmente”, señaló.

Foto: archivo Gaceta UNAM.

Contribuir a la solución de problemas nacionales

En la ceremonia, efectuada en el Auditorio Ingeniero Geógrafo Francisco Díaz Covarrubias, el director del IGg, Manuel Suárez Lastra, resaltó que desde su fundación esta entidad ha sido clave para la generación de nuevo conocimiento, el cual permite entender la distribución de fenómenos físicos, sociales, económicos y culturales, y cómo interactúan en el territorio. La geografía mexicana no puede entenderse sin esta entidad universitaria.

“Contribuimos todos los días, con nuestras investigaciones, a la solución de problemas nacionales de la más alta importancia. Es por medio de la geografía que podemos tener una cabal comprensión de los riesgos de desastre y los fenómenos meteorológicos, geomorfológicos o hídricos que pueden representar amenazas.”

Se contribuye también “a la comprensión de fenómenos como la urbanización, la movilidad y el transporte, la migración, la minería, la alimentación, el envejecimiento, la historia del paisaje, la actividad turística, los suelos, el agua, la vegetación, la industria, los servicios y el geopatrimonio, entre muchos otros y, por supuesto, la relación entre todos ellos”.

Enumeró algunos de los grandes proyectos que han marcado su historia: dos Atlas Nacionales, y uno nuevo que verá la luz en este 2023; la obra Geografía de México, el inventario nacional forestal, el Geoparque Mixteca Alta, y todos los trabajos hechos durante la pandemia por Covid-19.

Además de proyectos que utilizan grandes infraestructuras tecnológicas como el Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra, el laboratorio binacional iSTAR, el Laboratorio Aéreo K’usam; y próximamente el Laboratorio de Impactos Naturales y Antrópicos sobre el Territorio.

Compromiso social

La investigadora del Departamento de Geografía Económica, María Teresa Sánchez Salazar, enfatizó que el Instituto es el centro de investigación básica y aplicada más importante del país. Ha fortalecido la investigación interdisciplinar con perspectiva geográfica y compromiso social, en líneas de la mayor relevancia como el riesgo de desastres y la planeación territorial y urbana, el ordenamiento ecológico y el cambio climático y sus efectos, la gestión integral de los recursos naturales, las migraciones internas e internacionales, los problemas urbanos, el transporte y la movilidad, entre otros.

De igual forma, la investigadora del Departamento de Geografía Social, Naxhelli Ruiz Rivera, puntualizó que en el futuro esta disciplina estará mediada por los avances tecnológicos: técnicas de percepción remota cada vez más precisas y extendidas, y la incorporación de herramientas de programación e inteligencia artificial.

Todo ello se verá confrontado con problemas añejos en los territorios como la desigualdad, la pobreza, la injusticia espacial y el despojo, que se combinarán con las consecuencias del cambio climático, la urbanización extendida, el agotamiento del suelo y el envejecimiento de la población.

En ese sentido, aseguró que los geógrafos tendrán el reto de utilizar la geotecnología con toda la conciencia de sus implicaciones en la sociedad, de manera que no sea una vía para excluir y profundizar las desigualdades entre personas y regiones; por el contrario, que contribuya a generar mejores perspectivas de vida de las personas, los animales y en los ecosistemas.

“En el futuro, deberemos tener siempre la consideración de que el conocimiento y la tecnología deben servir para unir y no para distanciarnos; para reducir riesgos y contribuir a la lograr el florecimiento humano. En otras palabras, la vida digna que vale la pena vivir, para todas y todos”, externó Ruiz Rivera en el evento en el que también estuvo la investigadora decana del IGg, María del Carmen Juárez Gutiérrez.

Previo a la ceremonia se inauguró un mural elaborado en talavera por el 80 aniversario de esta entidad académica, que muestra un mapa hipsométrico, el cual representa las principales elevaciones y los rasgos físicos del territorio nacional, y en el que aparecen marcadas en círculos blancos algunas de las ciudades más pobladas del país.

Se inauguró un mural elaborado en talavera que muestra un mapa hipsométrico. Foto: Benjamín Chaires.
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