Persiste discriminación hacia los ancianos

Es sistemática y permea en la sociedad; se observa en todos los aspectos de la vida

La discriminación hacia las personas de la tercera edad es sistemática y se puede ver en todos los aspectos de la vida. Se le denomina viejismo. Para Víctor Manuel Mendoza Núñez, experto en biología del envejecimiento de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, hay un rechazo social hacia los ancianos, pero aún más grave es la autopercepción negativa, “el que nosotros mismos, como viejos nos veamos de manera negativa, como una persona que ya no puede realizar una serie de actividades. Si bien es cierto que una persona mayor no puede hacer lo mismo que los jóvenes, no implica que no pueda uno desarrollarse en todas las potencialidades que se tienen de acuerdo a su etapa de vida”.

Para el doctor en Ciencias biológicas y maestro en Gerontología social las representaciones sociales del envejecimiento y la vejez son problemas porque no se trata de cómo se les ve en su propia casa, sino en la sociedad, se trata de ver qué políticas sociales se establecen.

“Incluso hay un término en inglés –comenta el experto– que denominan silver tsunami, el tsunami plateado. Esto se dice como si fueran una carga. Ya desde ahí es un rasgo negativo de la población mayor. Y se da porque las políticas públicas vigentes no han reconocido el capital humano y social que representan las personas en proceso de envejecimiento, el cual no inicia a los 60 años, cuando se marca la tercera edad, sino desde mucho antes. No se valora el aporte directo e indirecto de las personas en proceso de envejecimiento y envejecidas. Ellas pueden dar mucho. Hay estudios en Europa en los que se ha demostrado que pueden hacer muchas actividades como el cuidado de los nietos, los quehaceres de la casa, las gestiones de trámites administrativos y algunos otros”.

En cuanto a la contribución a la economía, Mendoza Núñez recuerda que alrededor de 33 por cierto de la población mayor de 60 años es económicamente activa, según el último dato del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de septiembre de 2022. “No se reconoce su contribución; al contrario, se les considera una carga económica, social y solamente se piensa en un cúmulo de enfermedades y apoyo material que se les tiene que dar. Los viejos, por ser viejos, necesitan que se les den apoyos sin considerar todo el capital humano y social que representan, ese es el pensamiento”.

Si bien es cierto que una persona mayor no puede hacer lo mismo que los jóvenes, no implica que no pueda desarrollarse.

¿Qué se hace al respecto?

Para revertir el viejismo, es necesario reconocer el capital humano, social y económico que tienen las personas de la tercera edad. La discriminación muchas veces comienza en casa cuando se les limitan las actividades. El especialista de la FES Zaragoza recuerda que, en muchas ocasiones, los abuelos cuidan a los nietos y gracias a ello los padres pueden ir a trabajar. Esto tiene un costo, y en otros países es remunerado; sin embargo, no queda sólo en eso, sino que se asume que estas personas mayores tienen todo el tiempo para hacer este tipo de actividades, cuando en realidad no les queda de otra.

Apoyos, más que dádivas

“Debemos tener esta visión, de un bono demográfico gerontológico. Saber que, por ejemplo, el autocuidado es una aportación económica indirecta porque se evitan hospitalizaciones y eso tiene impacto en los gastos de salud de las personas. Hay que dar apoyos, más que dádivas. En ocasiones, los familiares dicen: ya no trabajes, ya trabajaste mucho, en lugar de darles actividades por las que obtengan una remuneración”, comenta el experto.

“Para combatir esta discriminación –señala–, es necesario hacer una campaña estructural y permanente, generando un entorno con programas y que con esta información, en cuanto a reconocer este capital humano, este capital social que representan las personas en proceso de envejecimiento y los viejos, se brinden oportunidades. También que en el caso de los apoyos económicos, como política social, no se limitara solamente a dar dinero, sino que también se promovieran oportunidades de desarrollo, de contribución; una de ellas, que está muy al alcance, es el que se procuren su cuidado para la salud, el que mantengan un envejecimiento saludable. Creo que esto ya sería una contribución para la persona, la familia y la sociedad” termina Víctor Manuel Mendoza.

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