Presenta el MUAC el libro Seguir con el problema

El texto plantea nuevas y provocadoras maneras de reconfigurar nuestras relaciones con la Tierra y sus habitantes

Hay una profunda injusticia en el hecho de que las naciones ricas puedan costear las vacunas contra la Covid-19 mientras los países pobres, históricamente colonizados, discriminados y explotados, no. Y sólo será hasta que haya un acceso universal al biológico, cuando los humanos dejen de ser tacaños, que el virus dejará de matar a tanta gente como hasta ahora, afirmó la bióloga y filósofa Donna Haraway.

En una conversación virtual con la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, Haraway, quien es profesora emérita del Departamento de Historia de la Conciencia de la Universidad de California Santa Cruz, versada en ciencia, tecnología, teoría feminista y estudios multiespecies, reprobó la actual lógica del acceso a las vacunas, guiado por la discriminación hacia naciones pobres y en beneficio de las más ricas.

Banquete

“Esta injusticia en el tema de la vacuna sólo demuestra una extraordinaria ignorancia acerca de lo que los virus hacen. Si se fuera consciente sobre la cantidad de organismos infectados por un virus que crece sin control… el virus está en un banquete, el virus está en un ambiente fabuloso, el virus muta y muta y tiene variante tras variante para derrotar a la vacuna. Hasta que practiquemos justicia, hasta que no haya una vacuna para todo el mundo, el virus seguirá matando a cientos de miles de personas más”, dijo.

Y esa justicia, subrayó, implica que debemos “limitar el banquete” de esas personas que por su marginalidad no pueden tener acceso a la vacuna.

El diálogo fue auspiciado por el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y tuvo como motivo la publicación en México de la más reciente obra de Haraway, Seguir con el problema (Editorial Consonni).

…Si se fuera consciente sobre la cantidad de organismos infectados por un virus que crece sin control… el virus está en un banquete, el virus está en un ambiente fabuloso, el virus muta y muta y tiene variante tras variante para derrotar a la vacuna. Hasta que practiquemos justicia, hasta que no haya una vacuna para todo el mundo, el virus seguirá matando a cientos de miles de personas más”

Balance con la naturaleza

Este libro ofrece nuevas y provocadoras maneras de reconfigurar nuestras relaciones con la Tierra y sus habitantes, algo que sugirió en el encuentro a propósito del coronavirus. A decir de Haraway, no se debería hablar del virus en términos exterministas, pues es un hecho que no desaparecerá de la faz de la Tierra. Es por ello, sostuvo, que se debe aprender a convivir con él, en balance con la naturaleza.

“Tenemos que descubrir cómo vivir en relativo equilibrio con este nuevo virus y los otros que vendrán, de tal manera que entendamos cómo los mercados de alimentos, los animales salvajes y domésticos, los seres humanos y los diferentes tipos de prácticas laborales y las prácticas médicas, pueden vivir en relativo equilibrio en un planeta herido, sin la fantasía de la inmortalidad”, propuso.

Cansada de las visiones fatalistas de la realidad, no abordó la pandemia en términos trágicos, sino que hizo un llamado a encontrar, en medio de la emergencia sanitaria, espacios para mantener vínculos con los demás.

Haraway es una pensadora que evita referirse a la época actual como el Antropoceno. Sobre ese y otros conceptos como Posthumanismo, que pretenden nombrar la era en que vivimos, prefiere el concepto de lo que llama el Chthuluceno, “que describe más y mejor nuestra época como aquella en la que humanos y no humanos se encuentran inextricablemente ligados en prácticas tentaculares”. El Chthuluceno, ha explicado, requiere sim-poiesis, o hacer-con, en lugar de auto-poiesis o auto-creación. Se trata, sostiene, de que aprender a seguir con el problema de vivir y morir juntos en una Tierra herida favorecerá un tipo de pensamiento que otorgará los medios para construir futuros más vivibles.

Fotos: MUAC.
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