Prevalece en Internet la agresión de género

Luego que Olimpia Coral Melo fue víctima de violencia digital, decidió luchar, y hoy en 29 entidades del país –y próximamente en todo el territorio nacional– existe la tipificación de la violación a la intimidad sexual como un delito

Luego de que Olimpia Coral Melo fue víctima de violencia digital entendió que el miedo debía cambiar de bando y que su nombre no tenía que estar directamente relacionado con un video íntimo suyo que se difundió en redes; entonces decidió luchar, y hoy en 29 entidades del país –y próximamente en todo el territorio nacional– existe la tipificación de la violación a la intimidad sexual como un delito.

En la charla Ley Olimpia y Violencia Digital ¿Por qué Queremos estar Seguras También en Internet?, la defensora feminista que trabaja por erradicar y castigar esa violencia en México, señaló que lo virtual daña, lacera, y no por estar en el espacio en línea significa que no existe. Las condiciones de desigualdad para las mujeres también se encuentran en Internet.

La digital, explicó, es una extensión de la violencia sistémica que se vive en todos los espacios. En Internet hay muchos tipos de violencia, como las que dañan la privacidad: el doxeo (difusión de documentos) o la ciberpersecución; y las que destruyen la vida particular: difusión o producción no consentida de contenidos íntimos; la sextorsión y la trata virtual con fines de explotación sexual.

El sexo virtual, extensión de la violencia sistemática: Olimpia Coral Melo. Foto: Francisco Parra.

Sexting

La activista aclaró que el sexting o sexo virtual consiste en el intercambio de contenido erótico o sexual consensuado o con consentimiento a través de dispositivos electrónicos, “y eso no es delito ni pecado, sino un acto de libertad, aunque pueda ser peligroso. No es seguro porque está dentro de un espacio patriarcal que es Internet, pero eso no significa que quienes ejercen su sexualidad a través de las tecnologías tengan que ser juzgadas o linchadas”.

Antes, recordó que 88.8 por ciento de los niños de 10 años navega en la red, según la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en hogares (Inegi, 2017) y 22 por ciento de ellos tiene un perfil en redes sociales antes de esa edad. Derivado del confinamiento, las denuncias por pornografía infantil en el país crecieron 73 por ciento entre marzo y abril del año pasado, de acuerdo con la Dirección General Científica de la Guardia Nacional.

Si este tipo de violencia le puede pasar a cualquiera, cuestionó Olimpia Coral Melo, ¿por qué 90 por ciento de los contenidos del mercado de explotación sexual se alimenta de los packs que se pasan por Internet? ¿Por qué cuando una persona es exhibida sin su consentimiento se le daña más si es una mujer? “Se debe a la hipersexualización, y aunque la violencia digital pueda dañar a ambas partes, hombres y mujeres, no se mide igual ni se vive igual cuando eres mujer”.

Muchos le dijeron que era culpable por dejarse grabar, pero nadie preguntó por el agresor, por quién difundió el video. Dejó de estudiar y se encerró en su casa, hasta que las imágenes llegaron a su domicilio. Ahí encontró todo el apoyo de su familia, en especial de su madre y de su abuela, quienes le aseguraron que ella no era la culpable y que diera la pelea. En ese momento también reflexionó por qué esa violencia no se castiga y “empezamos la lucha por la Ley Olimpia”.

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