Relatan la lucha por la libertad en Hollywood

Mauricio Sánchez Menchero expuso que durante la Guerra Fría el miedo se estableció como una de las emociones que controlaron la vida en Estados Unidos

El guionista Dalton Trumbo. Foto: Reuters.
A los perseguidos por el macartismo, el miedo les mostró la importancia de la resistencia, la perseverancia y la lucha de la libertad. Esta última siempre será el mejor remedio contra el miedo, afirmó el director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), Mauricio Sánchez Menchero.

Al ofrecer la conferencia La persecución y el temor: Una aproximación al macartismo y sus consecuencias a través de los escritos de Dalton Trumbo expuso que durante la Guerra Fría el miedo se estableció como una de las emociones que controlaron la vida en Estados Unidos.

Se trató de un periodo liderado por los temores que llevaban al borde la vulnerabilidad humana, mimetizado en el constante peligro de caer en las garras del comunismo y la añoranza de un defensor.

En esa época, agregó, las industrias culturales sufrieron un colapso en la manera de crear productos para el entretenimiento y una de las más afectadas fue la cinematográfica. En Hollywood, por ejemplo, hubo mayor represión para directores, guionistas, camarógrafos, actrices y actores, a quienes se les inspeccionaba para comprobar que sus filias y vínculos no estuvieran relacionados con el enemigo.

Esto fue conocido como la “caza de brujas de Hollywood” y estuvo basado en el macartismo, en referencia al senador Joseph Raymond McCarthy, quien afirmaba que el Departamento de Estado no protegía a la Unión Americana de la “amenaza roja”, pues el peligro no se encontraba afuera sino adentro de su territorio.

Dicha narrativa sembró inquietud, acechó y generó grandes estragos en la sociedad estadunidense. Mediante el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso –creado en 1938 para erradicar organizaciones subversivas–, se emprendió una cacería en la industria cinematográfica y se hicieron listas negras de personas sospechosas que, al aparecer en ellas, sufrían la pérdida de su trabajo y su carrera.

La persecución en esta industria, una de las de mayor visibilidad, tenía como objetivo enviar el mensaje de que la persecución no se detendría por nada ni por nadie.

El doctor en Historia de la Comunicación Social expuso el caso de guionistas, directores que fueron conocidos como “los 10 de Hollywood”, incluidos en estas relaciones y quienes se apegaron a la primera enmienda –que les garantizaba la libertad de expresión y asociación– para no responder a los interrogatorios del Comité, pero sufrieron el bloqueo laboral y la persecución, pues eran señalados incluso como traidores.

El guionista Dalton Trumbo, uno de los de mayor prestigio en Hollywood, sufrió esta persecución y fue sentenciado a un año de prisión y a pagar una multa, por desacato. Como todos los señalados en las listas negras, perdió credibilidad y quedó en un limbo social.

Como él, otros miembros de Hollywood dejaron de tener oportunidades y debieron aceptar trabajos con una paga menor; aunque participaron en producciones independientes de buena calidad, no se daba crédito a su trabajo o bien, laboraban bajo seudónimos.

A muchos se les impidió viajar al extranjero, pues se consideraba que esos viajes eran contrarios a los intereses de Estados Unidos y algunas personas como Trumbo, después de muchos intentos, lograron salir a México y refugiarse en sitios como San Miguel de Allende y Cuernavaca.

Sánchez Menchero relató que la falta de empleo complejizó el exilio de Trumbo en México y regresó a Estados Unidos tres años después. En 1957 su guión de la película The brave one fue premiado con un Oscar, pero no recogió la estatuilla porque era para Robert Rich, uno de los varios seudónimos que usó Trumbo.

Dos años después, el guionista decidió revelar su identidad, pues se acusaba a los directores de que dicha historia era plagiada. Con documentos, Trumbo probó que era de su autoría, pero sacó a la luz que se había incurrido en falta al galardonar a una persona señalada en las listas negras.

Tras este evento, Dalton Trumbo exaltó en sus obras valores de la coyuntura que vivió: la libertad, el compañerismo, el silencio, la persecución y el miedo. En 1960, tras participar en la cinta Espartaco se le permitió nuevamente poner su nombre en los créditos, como una manera de buscar acabar con la censura macartista, dijo el investigador de la UNAM.

El experto estuvo acompañado por Estela Roselló Soberón y Susana Sosenski Correa, del Instituto de Investigaciones Históricas, en el ciclo de conferencias El historiador frente a la historia 2023. Historia de las emociones.

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