La no violencia, asunto de Estado

Respetar a la mujer, condición democrática

Las instituciones deben estar a la altura de la exigencia femenina de justicia y legalidad: Yasmín Esquivel Mossa

No puede hablarse de una sociedad civilizada y democrática, mientras no se respete a sus mujeres, sostuvo Yasmín Esquivel Mossa, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la Facultad de Derecho (FD).

Uno de los pendientes del Estado mexicano es justamente la no-violencia contra ellas, quienes exigen respeto y eliminarla en todas sus formas, añadió.

Al hablar de la Presencia de la Mujer en los Órganos de Impartición de Justicia, señaló que al respecto México vive hoy un momento difícil y delicado; pero también el resto del mundo. “No podemos ponernos una venda en los ojos y no darnos cuenta de que cada día mueren tres o cuatro mujeres como consecuencia de la violencia de género en nuestra nación”.

Es un tema que lastima y duele, y las instituciones encargadas de la aplicación de las leyes tienen que estar a la altura de la exigencia femenina de justicia, respeto y legalidad, agregó en el Auditorio Doctor Antonio Martínez Báez de la División de Estudios de Posgrado de la FD.

La ministra Esquivel Mossa recordó que el artículo 4º de la Constitución, al disponer el derecho humano a la igualdad entre el varón y la mujer, establece la prohibición para el legislador de discriminar en razón de género; esto es, frente a la ley, ambos deben ser tratados de la misma manera.

Esta disposición constitucional, conforme lo ha interpretado la SCJN, busca garantizar la igualdad de oportunidades para que la mujer intervenga activamente en la vida social y económica, política y jurídica del país, sin distinción alguna por causa de su sexo, dada su calidad de persona; lo mismo comprende igualdad con el varón en el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus responsabilidades.

Pero hasta hace no mucho tiempo, había una situación de discriminación en muchas normas. Por ejemplo, la violación sexual en el ámbito público cometida por un desconocido siempre ha sido sancionada; no así la del ámbito privado, y hasta 2005 la Corte consideraba que cuando ese acto era cometido por el esposo era sólo del abuso de un derecho; en 2006 ese criterio cambió.

Yasmín Esquivel Mossa refirió que ella es la ministra número 12 en la historia de la Suprema Corte; “más de 500 ministros en 200 años y sólo 13 mujeres al día de hoy”. Además, esta es la primera vez que confluyen tres mujeres entre los 11 ministros que conforman al máximo tribunal constitucional de México; hasta ahora no se ha alcanzado más de 28 por ciento de representación femenina.

En el poder judicial federal fue hasta 1974 cuando se nombró a la primera magistrada de circuito; la primera jueza, en 1977, y en la actualidad se cuenta sólo con 153 magistradas, es decir, 18 por ciento del total de magistrados federales. En el caso de los jueces de distrito, 23 por ciento de la plantilla son juezas.

De los siete integrantes del Consejo de la Judicatura Federal, dos son mujeres, a pesar de que la presencia femenina en ese espacio es relevante en tanto corresponde a esa instancia designar magistrados y jueces de distrito, y resolver la ratificación, adscripción y remoción de los mismos. Es decir, “falta mucho por avanzar en el tema”.

La mayor presencia de mujeres en el ámbito de impartición de justicia y en cualquier espacio de la vida pública trae ventajas. Estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos demuestran que la diversidad de género en la toma de decisiones promueve el aumento de políticas inclusivas y la confianza en las instituciones. Otro beneficio es la eliminación de prejuicios y estereotipos negativos sobre su desempeño en puestos de liderazgo.

En el ámbito jurídico, ellas ofrecen nuevas perspectivas en el análisis de los asuntos sobre los que resuelven, en una visión que puede escapar al “ojo” de los juzgadores varones; además imprimen pluralidad al examen jurídico de cuestiones que involucran derechos de las mujeres desde su propia esencia, concluyó.

Lo que falta

Raúl Contreras Bustamante, director de la FD, destacó que los problemas de la sociedad no se terminan con acciones legislativas y endurecimiento de penas, sino que “falta algo”. Ejemplo de ello es que, lejos de haber generado un efecto disuasivo, los feminicidios se han multiplicado de manera exponencial.

Debemos darnos cuenta de lo difícil o imposible que es una sociedad que funcione sin el empuje, el talento y la solidaridad de las mujeres, finalizó el universitario.

Al acto asistieron Armando Soto Flores, jefe de la División de Estudios de Posgrado de la FD, y Hugo Ítalo Morales Saldaña, presidente del Claustro de Doctores de la propia entidad, así como las académicas Martha Rodríguez Ortiz y Rosa Carmen Gascón.

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