Retos académicos en tiempos de noticias falsas e inteligencia artificial

Estos aspectos son desafíos para la profesión bibliotecaria, que está comprometida con la formación de los usuarios, y también es una oportunidad de contribuir a llenar vacíos, corregir y prevenir riesgos: Elsa Ramírez Leyva

La alfabetización informacional o el desarrollo de capacidades informativas ha adquirido cada vez más importancia, ya que el mundo de la comunicación se ha tornado más complejo, tanto por el volumen y la diversidad de contenidos escritos, multimedia y digitales como por la información poco fidedigna o falsa que deambula en los medios informáticos y digitales, consideró Elsa Margarita Ramírez Leyva, titular de la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI).

Durante la inauguración del ciclo de conferencias “Alfabetización Informacional y la Integridad Académica”, realizado por la DGBSDI en el Auditorio Jorge Carpizo de la Coordinación de Humanidades, la doctora en Ciencias de la Información y Documentación destacó que a esta problemática hoy en día se suma la inteligencia artificial, como la que estamos experimentando con el chatGPT, un modelo de lenguaje que puede responder preguntas y redactar textos.

Las capacidades informativas son indispensables en la formación en todos los niveles educativos, como en las actividades académicas y profesionales, en las que cada vez será más necesario gestionar grandes y diversos volúmenes de datos y transformarlos en aprendizaje a lo largo de la vida, conocimientos, información y cultura.

“Los valores éticos y la integridad académica deben ser parte de la responsabilidad del uso y comunicación de la información como parte de la educación de las generaciones del presente y futuro, quienes tendrán que aprender también a identificar los riesgos que pueden propiciar actos de plagio, además de saber reconocer información falsa”, enfatizó Ramírez Leyva.

Estos aspectos son desafíos para la profesión bibliotecaria que está comprometida con la formación de los usuarios, y también es una oportunidad para contribuir a llenar vacíos en dicha formación, corregir y prevenir riesgos, agregó.

Estos temas fueron abordados por destacados especialistas durante el encuentro en el Auditorio Jorge Carpizo y de manera virtual. La primera en disertar fue Serap Kurbanoglu, de la Universidad Hacettepe, de Turquía, quien ofreció la charla “Alfabetización en la desinformación: ¿es hora de reconfigurar la enseñanza de la alfabetización informativa?”.

La experta en gestión de la información detalló que los medios e internet ofrecen vastas cantidades de datos que son compartidos junto con información falsa (a sabiendas o no), por lo que la gente se ve envuelta en la desinformación, lo que lleva a conceptos erróneos y la construcción de creencias inexactas difíciles de erradicar.

Kurbanoglu comentó que es necesario comprender el panorama en el que se desarrolla la desinformación y que implica la llegada de datos en desorden, el surgimiento del periodismo ciudadano, la falta de confiabilidad de los usuarios en línea y la influencia de algoritmos.

Agregó que los creadores de información falsa usan múltiples técnicas para parecer confiables y engañar a las personas a fin de que la difundan, como realizar conexiones entre hechos o personas falsas, contextos erróneos, manipular contenidos, la sátira o parodia, contenidos impostor o “perdido”, sobreimponer hechos, hechos fabricados, propaganda, patrocinios y errores intencionales.

Hacia 2018, un estudio presentado en la revista Science, realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, sobre cómo se diseminan las noticias en línea y la información falsa, reveló que las fake news se distribuyen seis veces más rápido y tienen 70 por ciento mayores retuits que la verdad. Una razón sugerida por los expertos es que las falsas noticias suenan más novedosas, y por lo tanto la gente se siente más tentada a compartirlas.

En todo este proceso las redes sociales e internet han generado importantes cambios en la manera en que la información es producida, comunicada y distribuida; los sistemas de edición son cada vez más accesibles, económicos y fáciles de utilizar haciendo posible que cualquier persona cree contenidos que son rápidamente compartidos. Es decir, la desinformación encontró un nuevo canal.

Kurbanoglu también detalló que en este proceso se deben considerar los trolls y bots que contribuyen tremendamente a la contaminación de la información al llenar la red con desinformación, ampliar las afirmaciones falsas, y polarizar a las personas en temas controversiales, especialmente durante los procesos electorales, la pandemia y la guerra.

Estimó que para prevenir la desinformación lo que se necesita es actuar con escepticismo, estar siempre alerta, fomentar un pensamiento analítico, así como exponer a las personas a ejemplos de información errónea para ayudarlos a reconocerla y que la rechacen a futuro.

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