Riqueza lingüística en Nueva España, una aproximación bibliográfica

A partir del viernes 3 de mayo se exhibirán códices, manuscritos, "incunables americanos", así como obras raras y de confección especial

La exposición Riqueza lingüística en Nueva España. Una aproximación bibliográfica resalta el papel de los protagonistas del proceso de aculturación tras la Conquista de México y muestra el trabajo de los “padres lengua”, quienes dejaron registro de la rica variedad de lenguaje en cuantiosos vocabularios, artes o gramáticas, asimismo en retóricas cristianas o manuales orientadores que apoyaron el intercambio de saberes. Esta exhibición da a conocer al público visitante obras impresas y manuscritas escritas en varias lenguas: hebreo, griego, latín, náhuatl, maya, otomí, purépecha, así como lenguas orientales, que se conservan en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México.

En la muestra se exhiben 60 libros resguardados en diversas colecciones de la Biblioteca Nacional: el Fondo de Origen, la Colección de Manuscritos y la Colección especial de la Academia de San Carlos, así como el Archivo franciscano y el de Maximiliano de la BNM, entre otros. Están agrupadas en 5 núcleos temáticos, que dividen los materiales en lenguas o tipología de libros. El primero es relativo al hebreo, lengua que ha dejado huella al transmitir valores y costumbres que permearon a través de las fuentes judeocristianas en diversos ámbitos: el religioso, académico, social, etcétera. Obras ejemplares son las biblias políglotas que testifican el estudio del pensamiento hebreo en la tradición cristiana que los españoles irradiaron en la Nueva España. Destaca el libro del franciscano Martín del Castillo, quien fue el primero en conformar las gramáticas griega y hebrea para la comunidad hispanohablante en todo el mundo.

En la sección de griego, se pone de relieve la existencia de gramáticas para su aprendizaje. No obstante, el movimiento jesuítico renovador en el XVIII consideró la incorporación del griego en su programa educativo, a fin de leer a los autores en su idioma original; sin embargo, la expulsión de la Orden en 1767 dictada por el rey español Carlos III truncó esta iniciativa. Afortunadamente, llegó hasta nuestros días el Manuscrito 1594 de la BNM que contiene poesía original escrita en griego del humanista novohispano José de Villerías y Roelas, hecho que revela el cultivo del griego clásico en nuestro territorio.

En el apartado sobre latín, queda de manifiesto que esta lengua franca permeó por veinte siglos el mundo occidental y difundió la transmisión del pensamiento clásico a innumerables culturas del orbe. En el continente americano, el latín humanístico o neolatín imperó en la educación y la doctrina. Los franciscanos fundaron colegios de donde egresaron los llamados indios latinistas, sobresalientes intérpretes y traductores que produjeron obras de gran valor. En neolatín escribieron obras originales los jesuitas Francisco Javier Clavijero, Francisco Javier Alegre y Diego José Abad, quienes destacaron en historia, poesía y teología. La Biblioteca Nacional de México conserva obras de diversas disciplinas: gramática, historia, filosofía, teología, derecho y botánica entre otras. Esta sección incluye obras latinas y neolatinas compuestas por académicos, religiosos y seculares, además de manuales utilizados para el aprendizaje del latín.

Alfabeto tibetano. Fotos: Instituto de Investigaciones Bibliográficas.

El cuarto módulo se titula Lenguas indígenas e incluye temáticas diversas que advierten fenómenos específicos en la cultura escrita como la empresa lingüística dirigida a captar y describir las características fonológicas, léxicas y estructurales de muchos idiomas nativos que se cristalizaron en la elaboración de numerosas ‘artes’ o gramáticas, así como de vocabularios o diccionarios de dichas lenguas. Especial mención tiene el náhuatl, lengua franca en territorio mexicano, de esos ejemplos se exhibe la primera obra impresa de carácter lexicográfico en el Nuevo Mundo sobre cualquier lengua amerindia, titulada Aquí comienza un vocabulario en la lengua castellana y mexicana de fray Alonso de Molina, impresa por Juan Pablos en 1555, publicada 34 años después de que Hernán Cortés tomara Ciudad de México.

En la exposición, hay una sección dedicada a escritos e impresos producidos en otomí, lengua que significó retos gráficos para su impresión; igualmente, se incluye la Disertación sobre la lengua othomí de fray Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera, compuesta primero en latín, durante su exilio político en Filadelfia, EE. UU., y traducida después en castellano para su publicación en México por orden del presidente de la República José Joaquín de Herrera. Además, se exhiben libros relacionados con las lenguas maya, totonaca, huasteca, purépecha, mixe, mixteca y tarahumara; asimismo, se mencionan lenguas ya extintas, por ejemplo, la timuquana, que se hablaba en la península de Florida, o el barbareño, en California, territorios entonces integrados a la Nueva España.

Para ayudar en las tareas de evangelización, se crearon otro tipo de documentos, como catecismos y doctrinas cristianas en ediciones bilingües (lengua local y castellano). En una relación dispar, permeó el uso combinado de náhuatl y español en la administración colonial, con intérpretes conocidos como nahuatlatos, y escribanos para legitimar operaciones comerciales y diversos procesos de la administración civil y de gobierno.

El último apartado Lenguas del mundo, deja de manifiesto que desde la antigüedad griega y romana hasta los albores de la lingüística ilustrada en el siglo XVII persistió el interés por estudiar, comprender y crear diversos lenguajes.

Concebida por la investigadora Hilda Julieta Valdés, Riqueza lingüística en Nueva España es resultado de un trabajo académico colectivo; en ella también participaron como curadores responsables Marina Garone (IIB-UNAM) y Alberto Juárez (FFyL-UNAM), quienes reunieron a destacados especialistas de diversas entidades como Daniela Espinoza (DIE-CINVESTAV), Mariana López (UAQ); Lucero Meléndez (IIA, UNAM), Javier Ramírez (Colmex), Linda Báez (IIE-UNAM), Rosario Páez (BNM), Tesiu Rosas (IIB-UNAM), Salvador Reyes (IIB-UNAM), Pedro Rivera (IIFL-UNAM), Silvia Salgado (IIB-UNAM) y Alejandra Valdés (FFyL-UNAM), para evidenciar el rico mosaico lingüístico y cultural de nuestra nación.

La exposición permanecerá abierta al público del 3 de mayo al 28 de julio de 2024, en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Nacional, de lunes a viernes de 9:00 a 20:00 horas, sábados y domingos de 9:00 a 15:00 horas. En el marco de la exposición habrá actividades como conferencias y visitas guiadas y su programación podrá consultarse en el sitio: https://www.iib.unam.mx/index.php/instituto-de-investigaciones-bibliograficas/actividades

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