Andar en bici nos hace más felices

Beneficios físicos y emocionales; extender su práctica más allá de la pandemia, sugieren especialistas

Si vas en bicicleta, vas de buen humor. En los recientes meses no sólo se ha consolidado como una opción segura de transporte y traslado frente a la Covid-19, sino también como un instrumento sólido que desencadena el buen estado de ánimo, el bienestar y la mejoría de la salud.

En lo anterior coincidieron especialistas de la UNAM en psicología, urbanismo, movilidad y ciclismo, quienes sugirieron no únicamente transitar en dos ruedas los días de asueto de este verano, sino extender esta práctica por tiempo indefinido.

Estimulación visual

Dar un paseo en bicicleta como ejercicio moderado se refleja en una mejoría de la salud en general, aseguró Hugo Sánchez Castillo, investigador del Departamento de Psicobiología y Neurociencia, de la Facultad de Psicología.

“Podemos tener una mejor circulación, un mejor funcionamiento cardiaco, un mejor tono muscular, y dentro de todos estos beneficios encontrar un cambio en los sistemas de neurotransmisión, alteración en los sistemas dopaminérgico, serotonérgico y opioide.”

Además, cuando vamos en bicicleta, añadió, tenemos una estimulación visual constante, “lo cual refresca nuestros mecanismos de atención, de concentración y podemos tener una mejor interacción con el medio”.

Igualmente nos ayuda a fomentar el equilibrio como requerimiento básico, y nos mantiene evidentemente en una constante atención; el bienestar se da también por la sensación de salir, entonces tenemos un componente mayor, porque no es lo mismo hacer bicicleta fija que en un espacio abierto.

Sin embargo, la bicicleta como tal es un ejercicio que debe ser cuidado, no exagerado, y debe hacerse de acuerdo a las características de la persona, para no tener un mecanismo que pueda ser negativo o frustrante.

Ernesto García Almaraz, coordinador del Programa Bicipuma de esta casa de estudios, compartió que no sólo los estudios de las ciencias del comportamiento, sino la sola actividad empírica, refrendan que la bicicleta nos pone de buen humor.

“Al margen de que nos sirve para trasladarnos de un punto a otro, siempre liberamos endorfinas, sustancias que nos hacen sentir bien. Muchos de nuestros usuarios nos han comentado que cuando se suben a la bicicleta y llegan a su Facultad se sienten de buenas, e incluso este desgaste físico o el ejercicio que hacen les ayuda para dormir mejor.”

Foto: Juan Antonio López.

Libertad

Antonio Suárez Bonilla, del Laboratorio de Movilidad e Infraestructura Verde de la Facultad de Arquitectura, lo tiene muy claro: “Lo que requeriremos es una mayor libertad de movilidad, y esa, por lo menos en entornos cercanos, sí la cumple la bicicleta. Nos permite conocer más y poder refrescar nuestra imaginación. Vamos a una velocidad intermedia que propicia una especie de limpia mental, a la vez que facilita desplazarnos y una apreciación distinta de la ciudad”.

Según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 21. 2 por ciento de los habitantes del país cuentan con bicicleta que emplean como medio de transporte. De la población que estudia, 1.8 por ciento se traslada a su centro escolar en este medio, y de los que trabajan, 4.9 por ciento la usa para llegar al lugar donde laboran.

Entre este porcentaje se encuentra Adriana Ambriz Arellano, pasante de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, quien utiliza su bicicleta no sólo para ir al trabajo, “sino casi a cualquier lado, porque es más fácil llegar, no gastas tanto, y a veces es un poco más segura que otros transportes”.

La bicicleta “sí contribuye a mi estado de ánimo; me siento más feliz, tengo la impresión de que llego a los lugares más rápido. Además, cuando salgo o regreso y veo mucho tráfico, me alegra saber que no voy en carro, porque si no me tardaría más. En todo eso influye”, concluyó.

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