¿Sirven a futuro los acuerdos de la COP28?

Tras un año con temperaturas altas que rompieron numerosos registros históricos alrededor del mundo, las expectativas eran mayúsculas para la edición 28 de la Conferencia de las Partes (COP), organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático; sin embargo, los acuerdos alcanzados por los participantes no fueron recibidos con entusiasmo generalizado.

La reunión en Dubái terminó con la creación de una “hoja de ruta” para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles. En un comunicado, señalaron que, las y los negociadores de casi 200 Partes, en una demostración de solidaridad, realizaron un balance mundial “para acelerar la acción climática antes del final de la década, con el objetivo general de mantener el límite del aumento de la temperatura del planeta a menos de 1.5 ° C al alcance de la mano”.

Es un punto que enfatizó Simon Stiell, secretario ejecutivo de ONU para el Cambio Climático, al dar por concluidas las actividades de la COP28: “Aunque en Dubái no hemos pasado página a la era de los combustibles fósiles, este resultado es el principio del fin. Ahora todos los gobiernos y empresas deben convertir estos compromisos en resultados económicos reales, sin demora”.

Reducciones para 2030

Los países participantes del acuerdo desarrollarán planes de acción climática “más sólidos” para 2025; además, reconocen que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben reducirse un 43 % para 2030, en comparación con los niveles de 2019, a fin de limitar el calentamiento global a 1.5 º C. Y admiten que las Partes no van por el camino adecuado de cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.

También se puso en marcha un fondo de pérdidas y daños y los mecanismos de financiación del mismo, el cual, hasta el momento, suma 700 millones de dólares en contribuciones. Asimismo, ocho gobiernos anunciaron nuevos compromisos con el Fondo para los Países menos Adelantados y el Fondo Especial para el Cambio Climático por un total de más de 174 millones de dólares, y se hicieron nuevas promesas de contribuciones al Fondo de Adaptación por un total de casi 188 millones de dólares.

¿Avances?

“Es un poco más de lo mismo”, sentenció Víctor Luis Barradas, académico del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, al opinar sobre los acuerdos de la COP28, aunque “tienen un par de matices. Estados Unidos y China los firmaron, aparentemente es un buen augurio, porque los estadunidenses siempre se habían negado, pero viendo cómo van las cosas a lo mejor no quedó de otra”.

“La parte más importante de la reunión fue que ya hablan de una transición; antes no, decían que había que abandonar los combustibles fósiles e ir hacia las energías limpias, entre comillas. Es lo más importante, porque quiere decir que vamos a ir poco a poco, se abandonarán los combustibles fósiles y se incrementarán las energías limpias, como la electricidad por celdas solares y generadores eólicos”, agrega el especialista.

Barradas calificó el acuerdo de ambiguo, ya que no especifica cómo es que se dará esa transición. “Parecen ser paliativos nada más, como decían hace muchos años: le dan Mejorales a un caso de cáncer. No veo un cambio significativo encaminado a que dejemos de producir dióxido de carbono o gases de efecto invernadero; para mí, es más de lo mismo”.

Para Amparo Martínez Arroyo, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, la manera en que se estructuró la COP es una de las razones por las que no hubo un compromiso más enfático en sus acuerdos.

“Por algún motivo que no entiendo, tanto en la pasada como en ésta, lideraron países con fuertes intereses petroleros y que nunca han querido que los acuerdos avancen o que tengan fuerza, como es el caso de Arabia Saudita, una nación que siempre ha obstaculizado cualquier decisión relacionada con el petróleo”, opinó la especialista.

Sin embargo, aseguró, este tipo de encuentros no deben desaparecer, sino fortalecerse: “es muy importante seguir ahí, por más que no salgan exactamente los acuerdos que se requieren. Debemos tener sentados a todos los países discutiendo el problema, porque de otra manera nos vamos hacia un régimen de ‘sálvese quien pueda’, cuando los que tienen menos posibilidades de librarse, son quienes no tienen la culpa de lo que está ocurriendo”.