La multipremiada película Sujo (2024), dirigida por las universitarias Astrid Rondero y Fernanda Valadez, llega a las salas de cine de todo el país. El largometraje, coproducido por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha recolectado más de 13 galardones en festivales alrededor del mundo, incluyendo el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Sundance y el de Mejor Película Mexicana del pasado Festival Internacional de Cine de Morelia.
Además, los miembros de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) la seleccionaron para representar a México en las ediciones 39° de los Premios Goya y la 97° de los Premios Oscar en 2025, y ambas organizaciones anunciarán a sus respectivos nominados a inicios del próximo año.
Para Rondero, la selección “significa una responsabilidad muy grande. Nosotras estamos muy comprometidas a empezar esta campaña para compartir Sujo, que la gente sepa cuál ha sido el camino. Nos encontramos en proceso de lograr que el público vea todo lo especial que tiene esta película, porque es un trabajo que habla de una realidad muy dura, pero al mismo tiempo es esperanzadora.
Esa esperanza, que es algo muy especial, está fundamentada en la educación y, en esta película, la UNAM tiene un papel muy importante”.
La sinopsis oficial de la película, coproducida por esta casa de estudios (junto a las compañías Silent R Management, EnAguas Cine, Corpulenta Producciones, Alpha Violet Production y Pimienta Films), apunta que el relato inicia “después de que un sicario de un cartel de un pequeño pueblo mexicano es asesinado, Sujo, su amado hijo de cuatro años, queda huérfano y en peligro. El niño escapa de la muerte con la ayuda de su tía”.
Así, “de joven, Sujo intenta rehacer su vida, lejos de la violencia de su pueblo natal. Sin embargo, cuando el legado de su padre lo alcanza, se enfrentará cara a cara con lo que parece ser su destino”.
Para Ángeles Castro Gurría, egresada de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC) –antes Centro Universitario de Estudios Cinematográficos–, este es un largometraje que destaca “por su realismo y su capacidad para dar esperanza. Muchos hablan de la niñez como el paraíso perdido, pero si quieres saber cómo es la infancia de muchos niños mexicanos, ve esta película. Se muestra una vez más la capacidad de la UNAM para la transformación social y su compromiso con el arte y la cultura. ¿Cómo no te voy a querer?”.
Es un sentimiento que comparte Francisco González Compeán, productor del proyecto en cuya trayectoria se incluyen trabajos como Amores Perros (2000) y No se aceptan devoluciones (2013).
“Desde que vi Sujo no he dejado de pensar en ella. Es una película poderosa en tantos sentidos que no me suelta. Este largometraje es capaz de remover con su estrujante realismo, el adoctrinamiento que no nos permite ver la gravedad de todo lo que está pasando allá afuera todos los días”.
González Compeán destacó en particular uno de los temas que aborda el filme, para el cual la UNAM desempeña un papel destacado en la trama: “Algo que me tocó con particular fuerza, fue ver planteado el poder de la redención que hay en la educación. Lo anterior expuesto con eficacia esperanzadora, sin cursilerías, ni planteamientos fáciles. Deseo que haya muchas películas más como Sujo y que se vean en todo México y el mundo”.
Espíritu azul y oro
Astrid Rondero es egresada de ENAC, mientras que Fernanda Valadez se graduó de la carrera de Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras. Sin embargo, como explicó Rondero, no son las únicas pumas involucradas en la producción.
“Contamos con un equipo de varios universitarios, incluyendo a la actriz Sandra Lorenzano, quien es una escritora muy relevante en México (además, es egresada y profesora de la UNAM y actualmente es titular de la sede UNAM-Cuba), y la fotógrafa Ximena Mann, quien también estudió en el CUEC”, apuntó.
“Nuestra cercanía también tiene que ver con que, en la película, la Universidad desempeña un papel muy importante en la historia. El protagonista es un chico cuyo origen es ser huérfano de un sicario que es asesinado al arranque de la película y lo vemos crecer hasta su edad adulta, cuando llega a la Ciudad de México, y su aspiración es entrar a la Universidad Nacional. Se nos permitió a través de esta coproducción acceder a espacios y locaciones para poder contar esta parte de la historia de Sujo”, agregó la realizadora.